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Columnista - 21 diciembre, 2012

CUENTOS CORTOS

Si lo imaginas puedes escribirlo, si lo escribes existe! Por Leonardo José Maya UTOPIAQue es utopía?Es imaginar lo inalcanzableY para qué sirve la utopía?Exactamente para lo contrario.     Para alcanzar lo que imaginaste inalcanzable. PROMESASEn el frío glaciar del  norte el escultor vikingo Kaskor esculpió una hermosa obra de arte en el hielo. Era una […]

Si lo imaginas puedes escribirlo, si lo escribes existe!

Por Leonardo José Maya

UTOPIA
Que es utopía?
Es imaginar lo inalcanzable
Y para qué sirve la utopía?
Exactamente para lo contrario.     
Para alcanzar lo que imaginaste inalcanzable.

PROMESAS
En el frío glaciar del  norte el escultor vikingo Kaskor esculpió una hermosa obra de arte en el hielo. Era una mujer divina. Tenía los brazos torneados, uñas prolijas,  pestañas alargadas y corazón delicado.
Un hombre se enamora enloquecidamente de ella jurándole amor eterno, la vistió de cachemir para protegerla del frío del ártico, cada día la sorprendía con nuevos detalles: chocolates importados, perfumes de oriente y sorprendentes promesas de amor, el idilio creció a pasos agigantados y el era feliz, quizás ella también lo era.  
Una amenaza sutil bajó del cielo cuando el verano comenzó a anunciar su calurosa llegada con nuevos vientos del este.
Un día el noble loco salió a cortarle flores nuevas. Ella se quedó como se quedan todas las mujeres enamoradas, con el corazón transparente, la mirada triste y una promesa en el viento. Dos días después regresó y le trajo hermosas flores rojas, pero su amada no estaba.
El, con las rosas en sus manos, lamenta su desdicha por la dama que partió. Prisionero de su inmisericordia, se sintió como el héroe que pierde su cielo y lo abandona su gloria.
Encontró consuelo en los poetas del norte quienes le aseguran que no se ha ido, que ella permanece derretida a sus pies esperando que le cumpla sus promesas.

PRISIONERO
Alguien escribió para siempre su nombre en mi celda
Cosas del destino o tal vez de Dios
Después  dibujaron su sonrisa en mis rejas
la miro todos los  días sufriendo esta condena,
Yo solo propuse un verso a la suave brisa de una mujer que pasó
Y su mirada sutil me condenó para siempre
He asumido mi pena sabiendo que soy inocente
Para amargarme la noche el carcelero no duerme
Anunciándome tu gracia tan lejos de mi destino
Mi prisión es cruel y difícil, no hay estrellas en mi noche
El  verdugo es desalmado, no me tiene compasión
Por sus gestos adivino mi muerte
Pero conozco bien los culpables de mi condición
Fueron tus encantos,  tus labios encendidos
Tu rostro de ángel que tortura mi suerte
Tu me miraste y esa fue prisión
Pero el verdugo soy yo
Y la celda es mi corazón.
[email protected]
Facebook Leonardo José Maya Amaya

Columnista
21 diciembre, 2012

CUENTOS CORTOS

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Leonardo Maya Amaya

Si lo imaginas puedes escribirlo, si lo escribes existe! Por Leonardo José Maya UTOPIAQue es utopía?Es imaginar lo inalcanzableY para qué sirve la utopía?Exactamente para lo contrario.     Para alcanzar lo que imaginaste inalcanzable. PROMESASEn el frío glaciar del  norte el escultor vikingo Kaskor esculpió una hermosa obra de arte en el hielo. Era una […]


Si lo imaginas puedes escribirlo, si lo escribes existe!

Por Leonardo José Maya

UTOPIA
Que es utopía?
Es imaginar lo inalcanzable
Y para qué sirve la utopía?
Exactamente para lo contrario.     
Para alcanzar lo que imaginaste inalcanzable.

PROMESAS
En el frío glaciar del  norte el escultor vikingo Kaskor esculpió una hermosa obra de arte en el hielo. Era una mujer divina. Tenía los brazos torneados, uñas prolijas,  pestañas alargadas y corazón delicado.
Un hombre se enamora enloquecidamente de ella jurándole amor eterno, la vistió de cachemir para protegerla del frío del ártico, cada día la sorprendía con nuevos detalles: chocolates importados, perfumes de oriente y sorprendentes promesas de amor, el idilio creció a pasos agigantados y el era feliz, quizás ella también lo era.  
Una amenaza sutil bajó del cielo cuando el verano comenzó a anunciar su calurosa llegada con nuevos vientos del este.
Un día el noble loco salió a cortarle flores nuevas. Ella se quedó como se quedan todas las mujeres enamoradas, con el corazón transparente, la mirada triste y una promesa en el viento. Dos días después regresó y le trajo hermosas flores rojas, pero su amada no estaba.
El, con las rosas en sus manos, lamenta su desdicha por la dama que partió. Prisionero de su inmisericordia, se sintió como el héroe que pierde su cielo y lo abandona su gloria.
Encontró consuelo en los poetas del norte quienes le aseguran que no se ha ido, que ella permanece derretida a sus pies esperando que le cumpla sus promesas.

PRISIONERO
Alguien escribió para siempre su nombre en mi celda
Cosas del destino o tal vez de Dios
Después  dibujaron su sonrisa en mis rejas
la miro todos los  días sufriendo esta condena,
Yo solo propuse un verso a la suave brisa de una mujer que pasó
Y su mirada sutil me condenó para siempre
He asumido mi pena sabiendo que soy inocente
Para amargarme la noche el carcelero no duerme
Anunciándome tu gracia tan lejos de mi destino
Mi prisión es cruel y difícil, no hay estrellas en mi noche
El  verdugo es desalmado, no me tiene compasión
Por sus gestos adivino mi muerte
Pero conozco bien los culpables de mi condición
Fueron tus encantos,  tus labios encendidos
Tu rostro de ángel que tortura mi suerte
Tu me miraste y esa fue prisión
Pero el verdugo soy yo
Y la celda es mi corazón.
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