Una vez que el presidente Barack Obama anunciara públicamente el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, han surgido opiniones a favor y en contra de este “inesperado giro” en las relaciones internacionales de los EE.UU. Los movimientos anticastristas expresan su inconformidad y ponen de relieve la violación sistemática de los derechos humanos por cuenta […]
Una vez que el presidente Barack Obama anunciara públicamente el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, han surgido opiniones a favor y en contra de este “inesperado giro” en las relaciones internacionales de los EE.UU. Los movimientos anticastristas expresan su inconformidad y ponen de relieve la violación sistemática de los derechos humanos por cuenta del régimen implantado por los hermanos Castro, en la isla caribeña. No obstante, quienes nos mostramos a favor, pensamos que sí en más de cincuenta años de política de aislamiento, nada se logró, es motivo suficiente para entrar a revisarla, y de otra parte, EE.UU no puede darse el lujo de pelear indefinidamente con sus vecinos inmediatos.
Ahora bien, queda el tema de los derechos humanos, que ha sido la piedra angular de los detractores del presidente Barack Obama. Si bien es cierto en Cuba no hay libertad de expresión, y muchos de los que expresaron sus diferencias con el Gobierno, hoy son presos políticos, no es menos cierto que la política del Tío Sam en esta materia también deja mucho que desear, pues podríamos citar a manera de ejemplo el caso de Guantánamo, donde supuestos terroristas pagan pena de prisión, sin ni siquiera tener derecho a ser oídos y vencidos en juicio, y que decir del caso de los homicidios sistemáticos, perpetrados por causas raciales, que han gozado de perfecta impunidad, y que continúan sin ser resueltos por el país de las libertades, para no hablar del implacable Bloqueo Económico, aplicado por décadas al pueblo cubano.
Pienso que después de la llamada ‘Guerra Fría’ la lectura que se le debe dar a los conflictos internacionales, debe ser asumida de conformidad con los intereses que están en juego; en estos momentos la preocupación de los EE.UU es sin lugar a dudas Rusia, y la manera de resolver las diferencias con esta nación, pasan por el fortalecimiento en las relaciones geopolíticas y comerciales con los vecinos, viéndolos de manera distinta, ya no como “backyard”. En este orden de ideas ¿Por qué no pensar en alianzas con un país, en otrora, aliado de la extinta URSS?
Finalmente, veo con buenos ojos el acercamiento entre La Habana y Washington, y les auguro muchos éxitos, pues el diálogo es la manera inteligente de resolver las diferencias. Asimismo es menester recordar que estos acercamientos se deben en gran medida a la labor diplomática, ardua y silenciosa, desplegada por el Santo Padre, quien ha dado muestras de ser un verdadero e indiscutible líder mundial.
Una vez que el presidente Barack Obama anunciara públicamente el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, han surgido opiniones a favor y en contra de este “inesperado giro” en las relaciones internacionales de los EE.UU. Los movimientos anticastristas expresan su inconformidad y ponen de relieve la violación sistemática de los derechos humanos por cuenta […]
Una vez que el presidente Barack Obama anunciara públicamente el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, han surgido opiniones a favor y en contra de este “inesperado giro” en las relaciones internacionales de los EE.UU. Los movimientos anticastristas expresan su inconformidad y ponen de relieve la violación sistemática de los derechos humanos por cuenta del régimen implantado por los hermanos Castro, en la isla caribeña. No obstante, quienes nos mostramos a favor, pensamos que sí en más de cincuenta años de política de aislamiento, nada se logró, es motivo suficiente para entrar a revisarla, y de otra parte, EE.UU no puede darse el lujo de pelear indefinidamente con sus vecinos inmediatos.
Ahora bien, queda el tema de los derechos humanos, que ha sido la piedra angular de los detractores del presidente Barack Obama. Si bien es cierto en Cuba no hay libertad de expresión, y muchos de los que expresaron sus diferencias con el Gobierno, hoy son presos políticos, no es menos cierto que la política del Tío Sam en esta materia también deja mucho que desear, pues podríamos citar a manera de ejemplo el caso de Guantánamo, donde supuestos terroristas pagan pena de prisión, sin ni siquiera tener derecho a ser oídos y vencidos en juicio, y que decir del caso de los homicidios sistemáticos, perpetrados por causas raciales, que han gozado de perfecta impunidad, y que continúan sin ser resueltos por el país de las libertades, para no hablar del implacable Bloqueo Económico, aplicado por décadas al pueblo cubano.
Pienso que después de la llamada ‘Guerra Fría’ la lectura que se le debe dar a los conflictos internacionales, debe ser asumida de conformidad con los intereses que están en juego; en estos momentos la preocupación de los EE.UU es sin lugar a dudas Rusia, y la manera de resolver las diferencias con esta nación, pasan por el fortalecimiento en las relaciones geopolíticas y comerciales con los vecinos, viéndolos de manera distinta, ya no como “backyard”. En este orden de ideas ¿Por qué no pensar en alianzas con un país, en otrora, aliado de la extinta URSS?
Finalmente, veo con buenos ojos el acercamiento entre La Habana y Washington, y les auguro muchos éxitos, pues el diálogo es la manera inteligente de resolver las diferencias. Asimismo es menester recordar que estos acercamientos se deben en gran medida a la labor diplomática, ardua y silenciosa, desplegada por el Santo Padre, quien ha dado muestras de ser un verdadero e indiscutible líder mundial.