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Editorial - 7 febrero, 2022

¿Cuándo se perdió el ritmo de creación de empleo?

Solo en el año 2020 se inició un nuevo régimen, en el que se multiplican por más de dos las asignaciones directas de regalías a las entidades de zonas productoras.

De acuerdo con el Informe de Cesore hasta el 2016 Valledupar mantuvo un buen nivel de empleo. En gran medida lo había logrado por la dinámica de la construcción. ¿Por qué se perdió desde entonces, y hoy somos los reyes del desempleo entre las ciudades capitales de la costa Caribe?

Consideramos que en ese año tocó fondo la crisis de la economía nacional, derivada de la caída de los precios del petróleo y empezó, por supuesto, la desaceleración de las compras de viviendas. Hay otras hipótesis, a ser corroboradas, que lo explicarían.

Definitivamente las obras públicas disminuyeron, en gran parte, porque las regalías, por la reforma del gobierno Santos, se dispersaron en todo el país, no solo en las zonas productoras. Esto a pesar de que el binomio gobernación-alcaldía en los mandatos de Franco Ovalle y Tuto Uhía representaron importantes inversiones, destinadas a la ciudad, de recursos del departamento.

Solo en el año 2020 se inició un nuevo régimen, en el que se multiplican por más de dos las asignaciones directas de regalías a las entidades de zonas productoras. Eso explica el inicio de obras como el Centro Cultural de La Música Vallenata, impulsada por el departamento.

La administración de Fredy Socarrás que exhibió niveles de desempleo relativamente bajos, por la gran inversión del sector privado, se vio abocada a solicitar la protección de la ley 550, un salvavidas para evitar embargos y ordenar la casa, que dejaba en evidencia que recibió unas finanzas del municipio en que los gastos superaban a los ingresos y no se podían pagar a los proveedores ni los créditos con los bancos. Es decir, no había un peso para inversión pública.

Es a partir de 2015 cuando se acentúa la migración venezolana y Valledupar surge como opción de interés del migrante. Los venezolanos vieron una villa deslumbrante pero al poco tiempo se percataron de que no había oportunidades de trabajo. La mayoría de ellos tenían lazos familiares con la región (no olvidemos la diáspora regional hacia Venezuela en los años 70 en adelante).

Pero hay un aspecto que quisiéramos subrayar: no se diseñó entonces una política especial de generación de empleo. Se ha partido de la base de que el trabajo de la gente es el resultado de la ejecución de obras públicas. Se cree que esa es la única manera de generarlos.

Cuando se hace algo distinto es la apuesta de la gobernación para generar 1.000 empleos, se hace bajo el entendimiento de que el puesto de trabajo lo crea el propio gobierno y no el sector privado. Y su alcance, los 1.000 empleos, es tan insuficiente para las necesidades, que no deja de ser un saludo a la bandera: hay que crear casi 100.000 nuevos empleos y sí hay campo para generar formulas novedosas. Algunas las ha expuesto Cesore, otras los gremios, universidades y nosotros.

Otra razón, los desempleados jóvenes, sin oferta de trabajo, no han tenido tampoco ocasión de estudiar, formando los conocidos ‘Ninis’, ya que ni trabajan ni estudian. Y nuestros gobiernos hacen pocos esfuerzos para apoyarlos.

La alcaldía y la gobernación deben trabajar, reunirse, discutir con los gremios enfocándose en crear empleo.

Editorial
7 febrero, 2022

¿Cuándo se perdió el ritmo de creación de empleo?

Solo en el año 2020 se inició un nuevo régimen, en el que se multiplican por más de dos las asignaciones directas de regalías a las entidades de zonas productoras.


De acuerdo con el Informe de Cesore hasta el 2016 Valledupar mantuvo un buen nivel de empleo. En gran medida lo había logrado por la dinámica de la construcción. ¿Por qué se perdió desde entonces, y hoy somos los reyes del desempleo entre las ciudades capitales de la costa Caribe?

Consideramos que en ese año tocó fondo la crisis de la economía nacional, derivada de la caída de los precios del petróleo y empezó, por supuesto, la desaceleración de las compras de viviendas. Hay otras hipótesis, a ser corroboradas, que lo explicarían.

Definitivamente las obras públicas disminuyeron, en gran parte, porque las regalías, por la reforma del gobierno Santos, se dispersaron en todo el país, no solo en las zonas productoras. Esto a pesar de que el binomio gobernación-alcaldía en los mandatos de Franco Ovalle y Tuto Uhía representaron importantes inversiones, destinadas a la ciudad, de recursos del departamento.

Solo en el año 2020 se inició un nuevo régimen, en el que se multiplican por más de dos las asignaciones directas de regalías a las entidades de zonas productoras. Eso explica el inicio de obras como el Centro Cultural de La Música Vallenata, impulsada por el departamento.

La administración de Fredy Socarrás que exhibió niveles de desempleo relativamente bajos, por la gran inversión del sector privado, se vio abocada a solicitar la protección de la ley 550, un salvavidas para evitar embargos y ordenar la casa, que dejaba en evidencia que recibió unas finanzas del municipio en que los gastos superaban a los ingresos y no se podían pagar a los proveedores ni los créditos con los bancos. Es decir, no había un peso para inversión pública.

Es a partir de 2015 cuando se acentúa la migración venezolana y Valledupar surge como opción de interés del migrante. Los venezolanos vieron una villa deslumbrante pero al poco tiempo se percataron de que no había oportunidades de trabajo. La mayoría de ellos tenían lazos familiares con la región (no olvidemos la diáspora regional hacia Venezuela en los años 70 en adelante).

Pero hay un aspecto que quisiéramos subrayar: no se diseñó entonces una política especial de generación de empleo. Se ha partido de la base de que el trabajo de la gente es el resultado de la ejecución de obras públicas. Se cree que esa es la única manera de generarlos.

Cuando se hace algo distinto es la apuesta de la gobernación para generar 1.000 empleos, se hace bajo el entendimiento de que el puesto de trabajo lo crea el propio gobierno y no el sector privado. Y su alcance, los 1.000 empleos, es tan insuficiente para las necesidades, que no deja de ser un saludo a la bandera: hay que crear casi 100.000 nuevos empleos y sí hay campo para generar formulas novedosas. Algunas las ha expuesto Cesore, otras los gremios, universidades y nosotros.

Otra razón, los desempleados jóvenes, sin oferta de trabajo, no han tenido tampoco ocasión de estudiar, formando los conocidos ‘Ninis’, ya que ni trabajan ni estudian. Y nuestros gobiernos hacen pocos esfuerzos para apoyarlos.

La alcaldía y la gobernación deben trabajar, reunirse, discutir con los gremios enfocándose en crear empleo.