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Columnista - 17 febrero, 2021

Cuando se magnifica la información

Ya uno no sabe hasta dónde pueden llegar nuestros gobernantes en Colombia para mostrarse como héroes, porque lo que pasó el lunes en el aeropuerto de Bogotá, con la llegada de las primeras 50 mil vacunas, es un acto de pura fantasía politiquera, que fue reforzado -creo que sin querer queriendo- con mucha publicidad por […]

Ya uno no sabe hasta dónde pueden llegar nuestros gobernantes en Colombia para mostrarse como héroes, porque lo que pasó el lunes en el aeropuerto de Bogotá, con la llegada de las primeras 50 mil vacunas, es un acto de pura fantasía politiquera, que fue reforzado -creo que sin querer queriendo- con mucha publicidad por los canales de TV de RCN y Caracol.

Dichos canales que transmitieron en directo pudieron crear una falsa expectativa al maximizar un acontecimiento que no es del todo tan monumental. Porque gigantesco hubiese sido si se tratara del descubrimiento de una vacuna. Ahí sí.

Las andanadas de críticas que han llovido sobre el presidente Duque han sido muchas, porque nuevamente se equivocó, porque creyeron que podían engañar a un país dándole un pedacito de esperanza, como si se tratara de ignorantes y estúpidos colombianos.

Yo prefiero decir que Duque y sus acompañantes hicieron el ridículo, porque las cifras irrisorias de las vacunas (50 mil) deja como percepción de ineptitud de un gobierno que se tardó en negociar las vacunas y ahora quiere enmendar su grave error, dándole pañitos de agua tibia a los colombianos.

Aquí lo que se discute es que, cuando un gobierno quiere agrandar algo noticioso, surgen algunos medios masivos de comunicación a destacar y elogiar con adjetivos un hecho –que sí es importante y merece atención- pero que no representa una magnitud como nos mostraron la llegada de las vacunas.

Fue el colmo del fanatismo noticioso, parecía más un publirreportaje para la transmisión en la que el gobierno quería mostrar que no le ha quedado grande el tema de la pandemia. Duque y sus acompañantes estaban tan excitados que se tomaron varias selfie. Lo único que faltó fue desempacar las cajas y ponerse la vacuna, y tomarse unos traguitos, con bailada y todo.   

Yo considero que los medios de TV crearon una expectativa que parecía calculada, como si estuvieran narrando una final del futbol mundial. Incluso, el escándalo para llamar la atención de una noticia que dejó de ser noticia rápidamente, demuestra que el periodismo se estaba ejerciendo para magnificar un hecho que era normal. 

Incluso, muchos colombianos –por las redes sociales lo están diciendo- esperaban que los periodistas asumieran una posición crítica, constructiva y de reclamo de los colombianos por la irrisoria cantidad de vacunas que llegaba al país, frente a la gran problemática que tenemos por la pandemia.

Por las redes sociales también se manifiesta que el desbordamiento de los periodistas fue tan evidente que hasta dieron a conocer el peso de las cajas en donde estaban las 50 mil vacunas.

La otra descalificación que le doy a este equivocado acontecimiento noticioso es que en muchas ocasiones parecían más importante los aplausos que la vacuna. Además, hubiese sido importante entregar datos sobre el costo, en vez de crear un fetichismo en torno a las personas que esperaban el desembarque del medicamento, en el aeropuerto de Bogotá.

De verdad que es lamentable que los medios masivos de comunicación se presten –parece ser, sin querer queriendo- para manipular a la opinión pública para que se entretenga con datos superfluos, en vez de informes sólidos que busquen confrontarlo.

Digo esto porque para nadie es un secreto que fue tanta la desfachatez de muchos medios de comunicación que desde muy temprano empezaron a narrar algo que sí era noticia, pero no tan enorme como cuando decían que el avión con las vacunas estaba ‘surcando el cielo’ colombiano. Por Dios, no ha cesado la horrible noche. Hasta la próxima semana.

Columnista
17 febrero, 2021

Cuando se magnifica la información

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

Ya uno no sabe hasta dónde pueden llegar nuestros gobernantes en Colombia para mostrarse como héroes, porque lo que pasó el lunes en el aeropuerto de Bogotá, con la llegada de las primeras 50 mil vacunas, es un acto de pura fantasía politiquera, que fue reforzado -creo que sin querer queriendo- con mucha publicidad por […]


Ya uno no sabe hasta dónde pueden llegar nuestros gobernantes en Colombia para mostrarse como héroes, porque lo que pasó el lunes en el aeropuerto de Bogotá, con la llegada de las primeras 50 mil vacunas, es un acto de pura fantasía politiquera, que fue reforzado -creo que sin querer queriendo- con mucha publicidad por los canales de TV de RCN y Caracol.

Dichos canales que transmitieron en directo pudieron crear una falsa expectativa al maximizar un acontecimiento que no es del todo tan monumental. Porque gigantesco hubiese sido si se tratara del descubrimiento de una vacuna. Ahí sí.

Las andanadas de críticas que han llovido sobre el presidente Duque han sido muchas, porque nuevamente se equivocó, porque creyeron que podían engañar a un país dándole un pedacito de esperanza, como si se tratara de ignorantes y estúpidos colombianos.

Yo prefiero decir que Duque y sus acompañantes hicieron el ridículo, porque las cifras irrisorias de las vacunas (50 mil) deja como percepción de ineptitud de un gobierno que se tardó en negociar las vacunas y ahora quiere enmendar su grave error, dándole pañitos de agua tibia a los colombianos.

Aquí lo que se discute es que, cuando un gobierno quiere agrandar algo noticioso, surgen algunos medios masivos de comunicación a destacar y elogiar con adjetivos un hecho –que sí es importante y merece atención- pero que no representa una magnitud como nos mostraron la llegada de las vacunas.

Fue el colmo del fanatismo noticioso, parecía más un publirreportaje para la transmisión en la que el gobierno quería mostrar que no le ha quedado grande el tema de la pandemia. Duque y sus acompañantes estaban tan excitados que se tomaron varias selfie. Lo único que faltó fue desempacar las cajas y ponerse la vacuna, y tomarse unos traguitos, con bailada y todo.   

Yo considero que los medios de TV crearon una expectativa que parecía calculada, como si estuvieran narrando una final del futbol mundial. Incluso, el escándalo para llamar la atención de una noticia que dejó de ser noticia rápidamente, demuestra que el periodismo se estaba ejerciendo para magnificar un hecho que era normal. 

Incluso, muchos colombianos –por las redes sociales lo están diciendo- esperaban que los periodistas asumieran una posición crítica, constructiva y de reclamo de los colombianos por la irrisoria cantidad de vacunas que llegaba al país, frente a la gran problemática que tenemos por la pandemia.

Por las redes sociales también se manifiesta que el desbordamiento de los periodistas fue tan evidente que hasta dieron a conocer el peso de las cajas en donde estaban las 50 mil vacunas.

La otra descalificación que le doy a este equivocado acontecimiento noticioso es que en muchas ocasiones parecían más importante los aplausos que la vacuna. Además, hubiese sido importante entregar datos sobre el costo, en vez de crear un fetichismo en torno a las personas que esperaban el desembarque del medicamento, en el aeropuerto de Bogotá.

De verdad que es lamentable que los medios masivos de comunicación se presten –parece ser, sin querer queriendo- para manipular a la opinión pública para que se entretenga con datos superfluos, en vez de informes sólidos que busquen confrontarlo.

Digo esto porque para nadie es un secreto que fue tanta la desfachatez de muchos medios de comunicación que desde muy temprano empezaron a narrar algo que sí era noticia, pero no tan enorme como cuando decían que el avión con las vacunas estaba ‘surcando el cielo’ colombiano. Por Dios, no ha cesado la horrible noche. Hasta la próxima semana.