En estos días que la calle 16 empieza a mostrar mejor cara y van terminando sus trabajos miramos hacia el entorno, viejas casas del recordado barrio Loperena, hoy convertidas al comercio, y vemos la patrimonial belleza del edificio del Colegio que palpita en el centro, historia y corazón de los vallenatos: El Loperena.
En estos días que la calle 16 empieza a mostrar mejor cara y van terminando sus trabajos miramos hacia el entorno, viejas casas del recordado barrio Loperena, hoy convertidas al comercio, y vemos la patrimonial belleza del edificio del Colegio que palpita en el centro, historia y corazón de los vallenatos: El Loperena.
Es frecuente en los mandatarios de provincia, como los nuestros, tirar voladores e inundar las redes sociales con fotos de sus actividades, que confunden con “gestión eficaz”. Eficaz es aquella que se mide en obras materializadas, verificables y medibles.
La pandemia tiene al mundo en ascuas en frentes como salud, economía, educación y ambiente; en el plano territorial encontramos que hay proyecciones de inversiones para seguridad: Policía Metropolitana y nueva cárcel judicial. Es decir, hay conciencia de que la delincuencia se combate con más policía y cárceles, pero desconocen que ella surge de la mediocre educación, como agente formativo del ser.
Haciéndoles seguimiento a los alcaldes del periodo anterior, los de Bogotá, Medellín y Barranquilla, se propusieron grandes inversiones en educación y sus infraestructuras deterioradas fueron recuperadas, como lo exige la OCDE.
En contraste Valledupar alardea con arreglar baterías sanitarias, lo que es bueno pero no de impacto directo sobre la calidad educativa.
El Loperena es modelo nacional por su construcción y sus resultados académicos. Pero ese vetusto edificio, declarado Monumento Nacional, está próximo a cumplir 80 años en septiembre del 2022 y, los diferentes mandatarios no se han interesado en su conservación y mejora, aunque el Ministerio de Cultura da vía libre: ¡Pedimos que se elabore su proyecto de restauración!
Se requiere urgente arreglo de las cubiertas con sus respectivos cielos rasos, pintura, reconstrucción de baños, coliseo cubierto polifuncional, remodelación del auditorio de 300 personas, dotación de computadores, mobiliario, de los laboratorios de ciencias naturales e instrumentos musicales, sala artística y sus canchas deportivas. Al iniciar su mandato el gobernador Monsalvo acertó con la promesa de mantenerlo y hacer esas obras. Esperamos y le aplaudiremos que así cumpla.
Es un llamado a las autoridades del Cesar y Valledupar, a la dirigencia política, a los medios de comunicación, a la ciudadanía; a sus egresados para que el Loperena en sus 80 años, pase de los pergaminos a las obras, y gritarlo con libertad, como María Concepción Loperena hace 200, que somos orgullosamente loperenos y vallenatos.
El relato de los hechos es de quien los conoce en forma directa y personal dentro de un proceso investigativo y judicial. Los operadores judiciales, como los jueces, no tienen que ver en sus interrogatorios con los hechos, salvo esperar junto a la sociedad que aquél diga la verdad. Tiene Cecilia Leonor Olivella una trayectoria en la judicatura de idónea y correcta servidora. Pedimos al gobierno que pueda gozar de tranquilidad frente a anónimas amenazas.
En estos días que la calle 16 empieza a mostrar mejor cara y van terminando sus trabajos miramos hacia el entorno, viejas casas del recordado barrio Loperena, hoy convertidas al comercio, y vemos la patrimonial belleza del edificio del Colegio que palpita en el centro, historia y corazón de los vallenatos: El Loperena.
En estos días que la calle 16 empieza a mostrar mejor cara y van terminando sus trabajos miramos hacia el entorno, viejas casas del recordado barrio Loperena, hoy convertidas al comercio, y vemos la patrimonial belleza del edificio del Colegio que palpita en el centro, historia y corazón de los vallenatos: El Loperena.
Es frecuente en los mandatarios de provincia, como los nuestros, tirar voladores e inundar las redes sociales con fotos de sus actividades, que confunden con “gestión eficaz”. Eficaz es aquella que se mide en obras materializadas, verificables y medibles.
La pandemia tiene al mundo en ascuas en frentes como salud, economía, educación y ambiente; en el plano territorial encontramos que hay proyecciones de inversiones para seguridad: Policía Metropolitana y nueva cárcel judicial. Es decir, hay conciencia de que la delincuencia se combate con más policía y cárceles, pero desconocen que ella surge de la mediocre educación, como agente formativo del ser.
Haciéndoles seguimiento a los alcaldes del periodo anterior, los de Bogotá, Medellín y Barranquilla, se propusieron grandes inversiones en educación y sus infraestructuras deterioradas fueron recuperadas, como lo exige la OCDE.
En contraste Valledupar alardea con arreglar baterías sanitarias, lo que es bueno pero no de impacto directo sobre la calidad educativa.
El Loperena es modelo nacional por su construcción y sus resultados académicos. Pero ese vetusto edificio, declarado Monumento Nacional, está próximo a cumplir 80 años en septiembre del 2022 y, los diferentes mandatarios no se han interesado en su conservación y mejora, aunque el Ministerio de Cultura da vía libre: ¡Pedimos que se elabore su proyecto de restauración!
Se requiere urgente arreglo de las cubiertas con sus respectivos cielos rasos, pintura, reconstrucción de baños, coliseo cubierto polifuncional, remodelación del auditorio de 300 personas, dotación de computadores, mobiliario, de los laboratorios de ciencias naturales e instrumentos musicales, sala artística y sus canchas deportivas. Al iniciar su mandato el gobernador Monsalvo acertó con la promesa de mantenerlo y hacer esas obras. Esperamos y le aplaudiremos que así cumpla.
Es un llamado a las autoridades del Cesar y Valledupar, a la dirigencia política, a los medios de comunicación, a la ciudadanía; a sus egresados para que el Loperena en sus 80 años, pase de los pergaminos a las obras, y gritarlo con libertad, como María Concepción Loperena hace 200, que somos orgullosamente loperenos y vallenatos.
El relato de los hechos es de quien los conoce en forma directa y personal dentro de un proceso investigativo y judicial. Los operadores judiciales, como los jueces, no tienen que ver en sus interrogatorios con los hechos, salvo esperar junto a la sociedad que aquél diga la verdad. Tiene Cecilia Leonor Olivella una trayectoria en la judicatura de idónea y correcta servidora. Pedimos al gobierno que pueda gozar de tranquilidad frente a anónimas amenazas.