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Columnista - 28 abril, 2017

Crónicas del mundo vallenato

Bueno estamos en pleno festival, esto no se entiende, hay de todo, en el Valle hay felicidad, y los vallenatos estamos listos para atender, como ha sido ya tradicional a todo mundo, la música y los músicos pululan en todas las esquinas y ya no hay tiempo para más nada sino para fiestar, beber, comer […]

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Bueno estamos en pleno festival, esto no se entiende, hay de todo, en el Valle hay felicidad, y los vallenatos estamos listos para atender, como ha sido ya tradicional a todo mundo, la música y los músicos pululan en todas las esquinas y ya no hay tiempo para más nada sino para fiestar, beber, comer y otras cosas en abundancia y dormir poco y dentro de este maremágnum de diversiones también brilla la cultura y Ricardo Gutiérrez Gutiérrez le presenta a una vasta y selecta audiencia en el Salón Cañaguate del Club Valledupar su primera obra literaria ‘Crónicas del Mundo Vallenato’.

Fue un acto sobrio, elegante y muy concurrido en donde nos deleitamos con las bellas exposiciones de José Luis Urón, director de la Cámara de Comercio, patrocinador de la obra, Alfonso de la Espriella Ossio prologuista de la misma, Mary Daza y por último el autor quien en una amena e interesante exposición nos deleitó por un buen rato sobre el desarrollo y contenido de su bella obra literaria.

Ricardo ha sido un hombre exitoso, triunfador y persistente en sus propósitos, se casó muy joven con Elcy Dangond, más joven todavía, tiene tres hijos que son su orgullo y satisfacción, ha sembrado muchos árboles, pero para cumplir el periplo vital le faltaba eso, escribir un buen libro, ya lo hizo y de pronto es el primero de un amplio cultivo intelectual porque tiene material acumulado y celosamente guardado que le servirá para una buena y amplia producción literaria y además goza de todas las comunidades para desarrollar esta difícil, pero placentera y agradable labor, principalmente su ágil pluma, habilidad mental y todo el tiempo que él quiera.

Ya leí y reeleí con mucho deleite, ‘Crónicas del Mundo Vallenato’, aprendí muchas cosas, ya sabía algunas cositas, pero como me dijo mi primo, compositor y escritor de muchos pergaminos Julito Oñate Martínez, ‘El Pájaro’, como lo llamo yo, esas cositas las sabemos todos los de por aquí, pero para los demás es fascinante descubrir tantas vivencias y no me toca con el corazón abierto sino felicitar a Ricardo, mi dilecto y distinguido amigo, y pedirle que en el mismo estilo castizo y claro nos siga deleitando con nuevas producciones.

Una cosita no me gustó el trato de “pueblito” que le da a la famosa e histórica Villanueva, la cuna del folclor y la primera productora de músicos, cantantes y compositores de esta región, que tanta gloria le ha dado a Colombia, cuando se refiere a la famosa Brasilera de Rafael Escalona. Tawn decía mi inolvidable profesor de inglés Dario Lacouture Acosta.

Bueno, esto se acabó, yo también voy a beber, a comer, a dormir bastante, jugar dominó y más nada. Que se diviertan.

Por José M. Aponte Martínez

 

Columnista
28 abril, 2017

Crónicas del mundo vallenato

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

Bueno estamos en pleno festival, esto no se entiende, hay de todo, en el Valle hay felicidad, y los vallenatos estamos listos para atender, como ha sido ya tradicional a todo mundo, la música y los músicos pululan en todas las esquinas y ya no hay tiempo para más nada sino para fiestar, beber, comer […]


Bueno estamos en pleno festival, esto no se entiende, hay de todo, en el Valle hay felicidad, y los vallenatos estamos listos para atender, como ha sido ya tradicional a todo mundo, la música y los músicos pululan en todas las esquinas y ya no hay tiempo para más nada sino para fiestar, beber, comer y otras cosas en abundancia y dormir poco y dentro de este maremágnum de diversiones también brilla la cultura y Ricardo Gutiérrez Gutiérrez le presenta a una vasta y selecta audiencia en el Salón Cañaguate del Club Valledupar su primera obra literaria ‘Crónicas del Mundo Vallenato’.

Fue un acto sobrio, elegante y muy concurrido en donde nos deleitamos con las bellas exposiciones de José Luis Urón, director de la Cámara de Comercio, patrocinador de la obra, Alfonso de la Espriella Ossio prologuista de la misma, Mary Daza y por último el autor quien en una amena e interesante exposición nos deleitó por un buen rato sobre el desarrollo y contenido de su bella obra literaria.

Ricardo ha sido un hombre exitoso, triunfador y persistente en sus propósitos, se casó muy joven con Elcy Dangond, más joven todavía, tiene tres hijos que son su orgullo y satisfacción, ha sembrado muchos árboles, pero para cumplir el periplo vital le faltaba eso, escribir un buen libro, ya lo hizo y de pronto es el primero de un amplio cultivo intelectual porque tiene material acumulado y celosamente guardado que le servirá para una buena y amplia producción literaria y además goza de todas las comunidades para desarrollar esta difícil, pero placentera y agradable labor, principalmente su ágil pluma, habilidad mental y todo el tiempo que él quiera.

Ya leí y reeleí con mucho deleite, ‘Crónicas del Mundo Vallenato’, aprendí muchas cosas, ya sabía algunas cositas, pero como me dijo mi primo, compositor y escritor de muchos pergaminos Julito Oñate Martínez, ‘El Pájaro’, como lo llamo yo, esas cositas las sabemos todos los de por aquí, pero para los demás es fascinante descubrir tantas vivencias y no me toca con el corazón abierto sino felicitar a Ricardo, mi dilecto y distinguido amigo, y pedirle que en el mismo estilo castizo y claro nos siga deleitando con nuevas producciones.

Una cosita no me gustó el trato de “pueblito” que le da a la famosa e histórica Villanueva, la cuna del folclor y la primera productora de músicos, cantantes y compositores de esta región, que tanta gloria le ha dado a Colombia, cuando se refiere a la famosa Brasilera de Rafael Escalona. Tawn decía mi inolvidable profesor de inglés Dario Lacouture Acosta.

Bueno, esto se acabó, yo también voy a beber, a comer, a dormir bastante, jugar dominó y más nada. Que se diviertan.

Por José M. Aponte Martínez