Pese a la reapertura de una de las clínicas que cerró en Valledupar desde hacía dos años, aún se evidencia la crisis en el sector salud en la ciudad, donde los pacientes deben hacer ‘colas’ para ser atendidos y poder utilizar las camas hospitalarias disponibles para los usuarios.

Aunque esta precaria situación se viene presentando desde el año 2005, cuando cerró una de las clínicas con mayor amplitud en sus servicios, como lo fue la clínica Ana María, cuando el Seguro Social se convirtió en la ESE ‘José Prudencio Padilla’, porque a nivel nacional se cerraron todas las clínicas en Colombia que pertenecían a dicha alianza, hasta la fecha la situación persiste.

Durante unos ocho años, la capital cesarense ha estado sumida en la problemática de salud que aumenta con la demanda de los requerimientos y necesidades de la población usuaria, aquella de la que hacen parte habitantes de otros departamentos como Bolívar, Magdalena y La Guajira, que constantemente acuden a esta ciudad para ser atendidos por especialistas.

Pero que, lastimosamente, por falta de camas hospitalarias, por causa de cierre de algunas clínicas y algunos servicios de varios centros asistenciales han tenido que ser desplazados, así como los vallenatos, a otras partes del país, arriesgando sus vidas durante el traslado.

Hecho al que se sumó el cierre hace dos años de la clínica Santa Isabel, que durante 17 años le prestó el servicio de salud de la comunidad, pero por problemas jurídicos como embargos, deudas a acreedores y falta de pago a trabajadores, tuvo que cerrar.

A esta dramática situación también se le adiciona el cierre de algunos servicios de ciertas clínicas de la ciudad que incumplieron con los protocolos exigidos por las autoridades de salud. Tal como sucedió con la clínica Valledupar y Laura Daniela en octubre del año pasado.

El cierre de los servicios se debió al no cumplimiento de los requisitos que establece la Ley. Por lo que el 2 de octubre, la Secretaría de Salud Departamental suspendió de manera temporal varios servicios en la Laura Daniela, como de implante de tejido óseo, consulta prioritaria, cirugía plástica oncológica, otorrinolaringología, transporte asistencial básico, cirugía oftalmológica, sala general de procedimientos menores y rehidratación oral.

En ese entonces Hernán Amaya Cadavid, secretario de Salud Departamental, junto con los funcionarios de la sectorial, encontró falencias en los equipos de radiología, que se encontraban sin licencia, existían fallas en el procedimiento para la entrega de turno por parte de medicina, y normas sobre la ronda médica diaria de evolución de pacientes.

Amaya Cadavid, aseguró que también se encontraron deficiencias en cuidados intermedios e intensivos e inconsistencias en algunos manuales de enfermería, lo que pudo poner en riesgo la vida de los pacientes.

Mientras que en la Clínica Valledupar, el personal especializado en salud encontró uso inadecuado de almacén de medicamentos, las camas que existían en cuidados intensivos neonatal eras escasas, la no existencia de timbre de auxilio en caso de emergencia en cada habitación y la sala de cirugía padecía de un sistema para la extracción de gases anestésicos residuales desde la máquina hacia el exterior.

Sin embargo, varios meses después de dicho cierre preventivo, una de las clínicas se reabrió, la Santa Isabel, pero ahora con especialización en traumatología y con una alianza con la clínica Integral de Emergencias Laura Daniela.

Especialización que se debe, según la organización, a la cantidad de personas que resultan afectadas por accidentes de tránsito u otro inconveniente. Carlos y Jaime Arce decidieron crear una fusión entre las clínicas Laura Daniela y Santa Isabel, que funcionará como una clínica prestadora de servicios de salud seguro y tercer nivel de complejidad con énfasis en atención integral.

No obstante, aún se observan personas en los pasillos y salas de espera de los centros de salud esperando que una de las camas sea desocupada para ser atendidos por el personal médico.

Camas hospitalarias disponibles

En la Clínica Santa Isabel que ayer reabrió sus puertas en Valledupar, se dispondrá de un grupo de profesionales, capacitados y calificados con experiencias en el ámbito de la salud.

Con una inversión inicial de más de 3 mil millones de pesos, esta entidad de salud pretende descender el nivel de crisis de camas en la ciudad con 200 camas.

Los problemas de la Santa Isabel por resolver

Jaime Arce, presidente de la clínica Santa Isabel, aclaró a El Pilón “tenemos una carga financiera que estamos por resolver, que supera los más de 10 mil millones de pesos, debemos ir descartando, porque es una institución que sigue latente, que es la organización Médica Santa Isabel, ahora quisimos aprovechar su buen nombre, pero estamos resolviendo la situación financiera en curso; resolver la situación laboral de cada empleado”.

La reapertura de este centro también implica la generación de empleo de personal en el área de salud y en otras áreas, con más de 200 empleos para la Santa Isabel de los 1.400 empleos directos de la organización administrada por los hermanos Arce, quienes afirmaron que recuperaron gran parte de especialistas de esta región que laboraban en otras ciudades.

¿La Médicos también superó la crisis?

La clínica Médicos Limitada es otra de las entidades que fue reinaugurada y que estuvo en crisis durante mucho tiempo, con problemas financieros en cuanto al pago de los funcionarios y sólo contaba con la presencia de cuatro pacientes.

Esta entidad también pasó a manos de la familia Arce, que en la actualidad pudo habilitar 200 camas; 34 pasa UCI adultos, 25 neonatal, entre otros servicios.

No hay cama pa’ tanta gente

En el departamento del Cesar y a nivel local existe una deficiencia de camas para pacientes, situación que afecta a los usuarios, quienes desafortunadamente, no alcanzan a llegar al lugar que fueron remitidos y fallecen en el camino.

En Valledupar, “hacen falta camas hospitalarias, porque no podemos negar que se habían cerrado tres clínicas en la ciudad, una de las clínicas con mayor capacidad fue la Ana María con 144 camas, que ahora son menos para esta población que ha tenido un crecimiento poblacional alto”, afirmó el secretario de Salud Holmer Jiménez Ditta.

Alrededor de 344 camas restaban en la capital cesarense por el cierre de las clínica Santa Isabel y Ana María, sumado a otros servicioshospitalarios cerrados en otros centros de salud.

Serán regulados por la Supersalud

“Hace poco recibimos la visita de funcionarios de la Supersalud, quienes nos estarán regulando a través de un funcionario que nos estará acompañando, antes eso no existía, así mostraremos cual es la verdadera situación de la salud”, afirmó Carlos Arce.

Agregó “para nosotros es importante que nuestros representantes sepan la verdadera situación minuciosa de lo que pasa en el sector salud, porque ¿cómo es posible que Solsalud nos haya quedado debiendo a nosotros y a otras personas miles de millones de pesos?, Supersalud debe vigilar los destinos de los recursos para el sector salud en cada departamento”.

Las inspecciones en las clínicas

En cuanto a las inspecciones por parte de la Secretaría de Salud Municipal a las clínicas de la ciudad, el jefe de esta cartera, aseguró “nosotros no hemos bajado la guardia, día a día nuestro equipo de profesionales de la Secretaría realiza su labor y hacen una inspección amplia para ver cómo se manejan los protocolos de atención en las instituciones de salud”.

Agregó que las entidades de salud se evalúan de manera constante y ya los servicios que anteriormente habían sido cerrados por falta de cumplimiento al protocolo de los centros de salud ya fueron reabiertos.

No los invitaron

Aunque en rueda de prensa, la gerente de la clínica Santa Isabel, María Paulina Martínez, dijo “las secretarías de salud estaban invitadas, pero desafortunadamente no pudieron acompañarnos”, el secretario de Salud Local, Holmer Jiménez Ditta, aclaró que no fue invitado.

Sin embargo, dijo que la reapertura crea una luz a la problemática que Valledupar tenía en la oferta institucional y capacidad de camas en la ciudad, se descongestiona las urgencias hospitalarias, porque en ocasiones no había cama para las personas.

Por: Merlin Duarte García/El Pilón

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