Luego de una solemne ceremonia, ayer se llevaron a cabo las honras fúnebres del investigador de la Fiscalía, Sergio Antonio Medina Vergara, de 33 años, asesinado el pasado sábado cuando intentó evitar un atraco en el barrio Ichagua de Valledupar. Con honores lo despidieron sus compañeros del CTI, en la Iglesia Santa María del Camino, antes de llevarlo a su última morada en un cementerio de la capital del Cesar, tierra que adoptó al joven barranquillero.

Luego del sepelio, varios miembros del CTI de la Fiscalía y de la Policía escoltaron a Luis Eduardo Hernández Vargas, de 20 años, quien sentado en una silla de ruedas fue presentado ante el Juez Tercero Penal de Valledupar con Funciones de Control de Garantías, como presunto participe del homicidio del funcionario del CTI de la Fiscalía, Sergio Medina Vergara, baleado el pasado sábado en el barrio Ichagua de Valledupar.

En la audiencia de imputación de cargos realizada ayer, Hernández Vargas aceptó los cargos imputados por la Fiscalía: homicidio agravado, porte ilegal de armas de fuego y hurto calificado agravado.

Este hombre fue ubicado en un centro asistencial de San Juan del Cesar, a donde habría huido luego de resultar herido en una pierna durante el enfrentamiento a bala con el funcionario de la Fiscalía que intentó evitar un atraco.

Las audiencias del joven natural de Maicao, La Guajira, se desarrollaron en la Clínica de Alta Complejidad Caribe, donde el juez dictaminó que una vez se recupere sea trasladado a un centro carcelario al ser considerado como un peligro para la sociedad.

El cómplice

A las 5:30 de la tarde de ayer, el otro implicado en el crimen, un joven de 17 años de edad, se entregó voluntariamente ante las autoridades y quedó a disposición del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes, cuyos juzgados están ubicados en el edificio de la Caja Agraria de la capital del Cesar.

El adolescente habría sido el acompañante de Luis Eduardo Hernández Vargas, de 20 años, cuando cometían atraco a mano armada el anterior sábado a una mujer en el barrio Ichagua, hecho en el que intervino con su arma de dotación el agente del CTI, Sergio Medina, quedando mal herido en el intercambio de disparos con los delincuentes.

Con estas capturas los funcionarios Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía cumplieron con una de las misiones más importantes de sus vidas, evitar que el crimen de su compañero quedara en la impunidad. Sin embargo, el proceso no termina, puesto que el ente acusador debe velar porque en un tiempo prudencial se emitan las respectivas sentencias condenatorias y así haya justicia.

Por Marllelys Salinas / EL PILÓN