Lechuga, pimentón, acelga, habichuelas, tomate, espinaca, plantas aromáticas, perejil, cebolla larga y cebolla cabezona, entre otros productos de la canasta familia, serán cultivados en este proyecto.
En aras de garantizar la seguridad y soberanía alimentaria de las comunidades indígenas asentadas en la Sierra Nevada de Santa Marta, la Agencia Nacional de Tierras y la Corporación Colombia Orgánica crearon un invernadero de 1.400 metros cuadrados en la región de Ikarwua o Los Besotes.
En el proyecto de Soberanía y Seguridad Alimentaria para la producción de Agricultura Controlada e Inteligente en Sistema de Invernaderos se sembrarán: lechuga, pimentón, acelga, habichuelas, tomate, espinaca, plantas aromáticas, perejil, cebolla larga y cebolla cabezona, entre otros productos de la canasta familiar.
El biólogo y médico Hernando Niño Rivera, quien abandera la iniciativa, explicó que actualmente la alimentación de los indígenas está basada en cuatro productos: ñame, yuca, plátano y malanga, por lo que “la idea es diversificar esa gama de productos alimentarios para mejorar la nutrición de estas comunidades, así como consolidar un proyecto dinámico que permita a las comunidades sostenerse en el término del tiempo. Cabe tener en cuenta que en 1.963 en la Sierra Nevada de Santa Marta habían 83 familias en los cuatro pueblos, en la actualidad hay 500 mil familias y se proyecta que en el 2.050 habrá 750 mil familias, por lo que se hace urgente pensar en medidas para garantizar su alimentación”, acotó.
Agregó: “También se busca un rescate del conocimiento ancestral, aliarlo con la ciencia y tecnología para que los dos se beneficien en el termino del tiempo y hacer un trabajo macro ambiental que nos permita la recuperación de semillas alimentarias de los pueblos indígenas”.
Para la sostenibilidad de este proyecto, que iniciará en 46 días con las plantaciones y que será inaugurado a finales de agosto, se instaló el acueducto comunitario y se diseñó el proyecto de energía solar.
“Los mamos seleccionaron un grupo de 25 jóvenes de los diferentes pueblos arhuacos de la Sierra y van a permanecer allí por cuatro meses para hacer la trasferencia y ese intercambio de conocimientos para sembrar en la mente de los indígenas ese fortalecimiento de su cultura ancestral, pero también las nuevas técnicas que podemos desarrollar para enfrentar el cambio climático”, aseveró Niño Rivera.
Este proyecto se pensó en Ikarwua porque es la puerta de entrada de la Sierra Nevada; además, porque allí existe un tema sagrado, al estar el único bosque seco tropical del país, lo que quiere decir que cuando llega el verano todas las hojas se caen y da la sensación que todo se secó, pero cuando la lluvia viene hay un proceso primaveral, donde todas las plantas florecen.
“Este proyecto es importante porque para nosotros los investigadores la semilla es como el oro que hay en el Banco de la República; si hay oro podemos emitir billetes, asimismo, si hay bancos de semillas podremos producir alimentación. Iniciativas como estas son necesarias porque estamos en crisis si analizamos que hace 24 años había más variedades de espacies vegetales y hoy existen pocas”, precisó.
ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ/EL PILÓN
Lechuga, pimentón, acelga, habichuelas, tomate, espinaca, plantas aromáticas, perejil, cebolla larga y cebolla cabezona, entre otros productos de la canasta familia, serán cultivados en este proyecto.
En aras de garantizar la seguridad y soberanía alimentaria de las comunidades indígenas asentadas en la Sierra Nevada de Santa Marta, la Agencia Nacional de Tierras y la Corporación Colombia Orgánica crearon un invernadero de 1.400 metros cuadrados en la región de Ikarwua o Los Besotes.
En el proyecto de Soberanía y Seguridad Alimentaria para la producción de Agricultura Controlada e Inteligente en Sistema de Invernaderos se sembrarán: lechuga, pimentón, acelga, habichuelas, tomate, espinaca, plantas aromáticas, perejil, cebolla larga y cebolla cabezona, entre otros productos de la canasta familiar.
El biólogo y médico Hernando Niño Rivera, quien abandera la iniciativa, explicó que actualmente la alimentación de los indígenas está basada en cuatro productos: ñame, yuca, plátano y malanga, por lo que “la idea es diversificar esa gama de productos alimentarios para mejorar la nutrición de estas comunidades, así como consolidar un proyecto dinámico que permita a las comunidades sostenerse en el término del tiempo. Cabe tener en cuenta que en 1.963 en la Sierra Nevada de Santa Marta habían 83 familias en los cuatro pueblos, en la actualidad hay 500 mil familias y se proyecta que en el 2.050 habrá 750 mil familias, por lo que se hace urgente pensar en medidas para garantizar su alimentación”, acotó.
Agregó: “También se busca un rescate del conocimiento ancestral, aliarlo con la ciencia y tecnología para que los dos se beneficien en el termino del tiempo y hacer un trabajo macro ambiental que nos permita la recuperación de semillas alimentarias de los pueblos indígenas”.
Para la sostenibilidad de este proyecto, que iniciará en 46 días con las plantaciones y que será inaugurado a finales de agosto, se instaló el acueducto comunitario y se diseñó el proyecto de energía solar.
“Los mamos seleccionaron un grupo de 25 jóvenes de los diferentes pueblos arhuacos de la Sierra y van a permanecer allí por cuatro meses para hacer la trasferencia y ese intercambio de conocimientos para sembrar en la mente de los indígenas ese fortalecimiento de su cultura ancestral, pero también las nuevas técnicas que podemos desarrollar para enfrentar el cambio climático”, aseveró Niño Rivera.
Este proyecto se pensó en Ikarwua porque es la puerta de entrada de la Sierra Nevada; además, porque allí existe un tema sagrado, al estar el único bosque seco tropical del país, lo que quiere decir que cuando llega el verano todas las hojas se caen y da la sensación que todo se secó, pero cuando la lluvia viene hay un proceso primaveral, donde todas las plantas florecen.
“Este proyecto es importante porque para nosotros los investigadores la semilla es como el oro que hay en el Banco de la República; si hay oro podemos emitir billetes, asimismo, si hay bancos de semillas podremos producir alimentación. Iniciativas como estas son necesarias porque estamos en crisis si analizamos que hace 24 años había más variedades de espacies vegetales y hoy existen pocas”, precisó.
ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ/EL PILÓN