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Editorial - 4 junio, 2018

Convivamos en el centro histórico

Indudablemente el centro histórico de Valledupar ha empezado a tener un desarrollo económico importante, como quedó demostrado en el pasado Festival de la Quinta, que se viene reforzando con varias estrategias que articulan los comerciantes con la administración municipal. Sin embargo, la proliferación de negocios de diferentes índoles, principalmente bares, restaurantes, ha generado malestar en […]

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Indudablemente el centro histórico de Valledupar ha empezado a tener un desarrollo económico importante, como quedó demostrado en el pasado Festival de la Quinta, que se viene reforzando con varias estrategias que articulan los comerciantes con la administración municipal.

Sin embargo, la proliferación de negocios de diferentes índoles, principalmente bares, restaurantes, ha generado malestar en algunos vecinos del viejo Valledupar, que reclaman acciones de control por parte de las autoridades.

Reconocemos que sí es necesario regular las intervenciones arquitectónicas que se vienen haciendo a las casonas, evitar los excesivos niveles de ruido que generan contaminación auditiva y hacer respetar el espacio público. No obstante, los residentes deben entender que el desarrollo económico y social de la zona es inevitable, pero sí controlable.

Hay reglas de juego claras para la sana convivencia y seguridad ciudadana, como el nuevo Código de Policía y el Plan Especial de Manejo y Protección, PEMP, del centro histórico; si los empresarios y residentes las conocen será más fácil su cumplimiento y el control por parte de las autoridades.

Así las cosas, quien llegue a un bar o restaurante del centro histórico debe vivir una experiencia diferente a la de llegar a un bar de la zona rosa. Aquí el ambiente debe ser más mesurado, propicio para que la gente pueda charlar rodeados del entorno del viejo Valledupar.

Antes de la llegada de alrededor de 60 negocios que hay actualmente en el sector, había más peligro porque las calles eran más oscuras, con poco alumbrado público, solitarias y algunas fachadas eran utilizadas como letrinas por los indigentes. Ahora, el comercio de bares, restaurantes, museos y el teatro están absorbiendo lo poco residencial que había, las pocas casas habitadas, pero este crecimiento debe mantener un equilibrio entre el desarrollo y la tradición.

En ese sentido, destacamos que el pasado viernes se realizó una jornada denominada ‘Pa’ la calle’, estrategia de desarrollo económico de ProValledupar y la Secretaría de Obras Públicas del Municipio. Se socializó la alternativa para la activación del sendero comercial y tarima libre en la calle 15, entre carreras 6 y 7, durante la remodelación de la Plaza Alfonso López, para que esta sea una alternativa para los turistas durante el desarrollo de las obras en el corazón de la ciudad.

Durante la actividad, esta calle se asemejó al centro histórico de Santa Marta, que nos lleva mucha ventaja y tiene un flujo de visitantes durante todo el año. A eso le apunta Valledupar, a que la magia de los acordeones no solo traiga gente durante el Festival Vallenato, sino que haya una serie de actividades y espacios atractivos de forma permanente.

Editorial
4 junio, 2018

Convivamos en el centro histórico

Indudablemente el centro histórico de Valledupar ha empezado a tener un desarrollo económico importante, como quedó demostrado en el pasado Festival de la Quinta, que se viene reforzando con varias estrategias que articulan los comerciantes con la administración municipal. Sin embargo, la proliferación de negocios de diferentes índoles, principalmente bares, restaurantes, ha generado malestar en […]


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Indudablemente el centro histórico de Valledupar ha empezado a tener un desarrollo económico importante, como quedó demostrado en el pasado Festival de la Quinta, que se viene reforzando con varias estrategias que articulan los comerciantes con la administración municipal.

Sin embargo, la proliferación de negocios de diferentes índoles, principalmente bares, restaurantes, ha generado malestar en algunos vecinos del viejo Valledupar, que reclaman acciones de control por parte de las autoridades.

Reconocemos que sí es necesario regular las intervenciones arquitectónicas que se vienen haciendo a las casonas, evitar los excesivos niveles de ruido que generan contaminación auditiva y hacer respetar el espacio público. No obstante, los residentes deben entender que el desarrollo económico y social de la zona es inevitable, pero sí controlable.

Hay reglas de juego claras para la sana convivencia y seguridad ciudadana, como el nuevo Código de Policía y el Plan Especial de Manejo y Protección, PEMP, del centro histórico; si los empresarios y residentes las conocen será más fácil su cumplimiento y el control por parte de las autoridades.

Así las cosas, quien llegue a un bar o restaurante del centro histórico debe vivir una experiencia diferente a la de llegar a un bar de la zona rosa. Aquí el ambiente debe ser más mesurado, propicio para que la gente pueda charlar rodeados del entorno del viejo Valledupar.

Antes de la llegada de alrededor de 60 negocios que hay actualmente en el sector, había más peligro porque las calles eran más oscuras, con poco alumbrado público, solitarias y algunas fachadas eran utilizadas como letrinas por los indigentes. Ahora, el comercio de bares, restaurantes, museos y el teatro están absorbiendo lo poco residencial que había, las pocas casas habitadas, pero este crecimiento debe mantener un equilibrio entre el desarrollo y la tradición.

En ese sentido, destacamos que el pasado viernes se realizó una jornada denominada ‘Pa’ la calle’, estrategia de desarrollo económico de ProValledupar y la Secretaría de Obras Públicas del Municipio. Se socializó la alternativa para la activación del sendero comercial y tarima libre en la calle 15, entre carreras 6 y 7, durante la remodelación de la Plaza Alfonso López, para que esta sea una alternativa para los turistas durante el desarrollo de las obras en el corazón de la ciudad.

Durante la actividad, esta calle se asemejó al centro histórico de Santa Marta, que nos lleva mucha ventaja y tiene un flujo de visitantes durante todo el año. A eso le apunta Valledupar, a que la magia de los acordeones no solo traiga gente durante el Festival Vallenato, sino que haya una serie de actividades y espacios atractivos de forma permanente.