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Editorial - 2 diciembre, 2010

Contribuyamos a un diciembre tranquilo…

La llegada del mes de diciembre tiene una gran significación religiosa para todo el mundo católico, por la celebración de la navidad y el fin de año. Pero, más allá de ese importante aspecto, no podemos negar el sentido pagano del mes, dedicado a la alegría, a las vacaciones y al reencuentro familiar, entre otras […]

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La llegada del mes de diciembre tiene una gran significación religiosa para todo el mundo católico, por la celebración de la navidad y el fin de año. Pero, más allá de ese importante aspecto, no podemos negar el sentido pagano del mes, dedicado a la alegría, a las vacaciones y al reencuentro familiar, entre otras actividades.
Para la gran mayoría de las personas es un mes alegre; pero para algunas familias, ese ambiente muchas veces termina en tristeza como consecuencia del uso de la pólvora, los accidentes de vehículos por culpa del trago, entre otro tipo de problemas que se pueden prevenir y evitar.
En buena hora, distintas entidades del gobierno nacional y local han insistido nuevamente en la necesidad de combatir y controlar el transporte, comercialización y uso de la pólvora, en general, pero principalmente de parte de los niños y jóvenes.
Y es que a pesar de las miles de historias trágicas de niños quemados, con el rostro afectado y las manos mutiladas, en muchas zonas del país persiste la mala costumbre de usar la pólvora en navidad, y además entregárselas a los niños para jugar en medio de las novenas y demás festividades.
Para evitar que esta situación se repita con nuevas historias, distintas instituciones como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, la Policía Nacional y – a nivel local- la Secretaría de Salud han iniciado una serie de campañas para combatir esa perniciosa costumbre.
Pero también sería conveniente que la Policía y las autoridades civiles hiciera cumplir otro tipo de normas, como las que prohíben la presencia de menores de edad en sitios donde expenden y se consumen licores y cigarrillos, y la venta de estos productos a este grupo de la población.
En caso que algunas de estas disposiciones se incumplan, es conveniente que la Policía Nacional y las autoridades correspondientes sancionen, como lo establecen las normas, a los comerciantes que no acaten las mismas, como también amonesten a los padres de familia que no logren alejar a sus hijos de la pólvora, el licor y el cigarrillo.
Estos controles, con sus respectivas sanciones,  unidos a los que se deben realizar para evitar que la circulación de conductores que hayan consumidor licor, con el decidido apoyo de la ciudadanía, en particular de los padres de familia y otros adultos, son las que nos podrán permitir vivir un diciembre tranquilo, y que no sea sinónimo de tristeza para ninguna familia en Valledupar y el Cesar.

Un gesto de solidaridad

Y a propósito de la llegada de diciembre, nuevamente volvemos a insistir en la necesidad de apoyar con alimentos, medicamentos, cobijas, colchones y otro tipo de elementos, a los miles de damnificados por el invierno en esta zona del país. Es la hora de la solidaridad.

Faltan muchas empresas, familias y personas por apoyar a miles de personas que lo perdieron todo por la ola invernal. Debemos ser conscientes de que la ayuda del Estado no es suficiente, además esta casi siempre llega tarde y algunas veces no llega quienes más la requieren.

Pero, además de alimentos, medicamentos y las cosas más urgentes que se necesitan en emergencias como esta, sería bueno iniciar, como lo ha hecho la primera Gestora Social del Departamento, Carmen Celia Ariza de Moreno, la recolección y entrega de aguinaldos a los miles de niños y niñas que tendrán, por culpa del invierno, un diciembre triste, fuera de sus casas y en albergues o en casas de familiares o amigos, en condiciones precarias por lo que ha sucedido. Insistimos, es el momento de practicar esa solidaridad cristiana que tanto se predica.

Editorial
2 diciembre, 2010

Contribuyamos a un diciembre tranquilo…

La llegada del mes de diciembre tiene una gran significación religiosa para todo el mundo católico, por la celebración de la navidad y el fin de año. Pero, más allá de ese importante aspecto, no podemos negar el sentido pagano del mes, dedicado a la alegría, a las vacaciones y al reencuentro familiar, entre otras […]


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La llegada del mes de diciembre tiene una gran significación religiosa para todo el mundo católico, por la celebración de la navidad y el fin de año. Pero, más allá de ese importante aspecto, no podemos negar el sentido pagano del mes, dedicado a la alegría, a las vacaciones y al reencuentro familiar, entre otras actividades.
Para la gran mayoría de las personas es un mes alegre; pero para algunas familias, ese ambiente muchas veces termina en tristeza como consecuencia del uso de la pólvora, los accidentes de vehículos por culpa del trago, entre otro tipo de problemas que se pueden prevenir y evitar.
En buena hora, distintas entidades del gobierno nacional y local han insistido nuevamente en la necesidad de combatir y controlar el transporte, comercialización y uso de la pólvora, en general, pero principalmente de parte de los niños y jóvenes.
Y es que a pesar de las miles de historias trágicas de niños quemados, con el rostro afectado y las manos mutiladas, en muchas zonas del país persiste la mala costumbre de usar la pólvora en navidad, y además entregárselas a los niños para jugar en medio de las novenas y demás festividades.
Para evitar que esta situación se repita con nuevas historias, distintas instituciones como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, la Policía Nacional y – a nivel local- la Secretaría de Salud han iniciado una serie de campañas para combatir esa perniciosa costumbre.
Pero también sería conveniente que la Policía y las autoridades civiles hiciera cumplir otro tipo de normas, como las que prohíben la presencia de menores de edad en sitios donde expenden y se consumen licores y cigarrillos, y la venta de estos productos a este grupo de la población.
En caso que algunas de estas disposiciones se incumplan, es conveniente que la Policía Nacional y las autoridades correspondientes sancionen, como lo establecen las normas, a los comerciantes que no acaten las mismas, como también amonesten a los padres de familia que no logren alejar a sus hijos de la pólvora, el licor y el cigarrillo.
Estos controles, con sus respectivas sanciones,  unidos a los que se deben realizar para evitar que la circulación de conductores que hayan consumidor licor, con el decidido apoyo de la ciudadanía, en particular de los padres de familia y otros adultos, son las que nos podrán permitir vivir un diciembre tranquilo, y que no sea sinónimo de tristeza para ninguna familia en Valledupar y el Cesar.

Un gesto de solidaridad

Y a propósito de la llegada de diciembre, nuevamente volvemos a insistir en la necesidad de apoyar con alimentos, medicamentos, cobijas, colchones y otro tipo de elementos, a los miles de damnificados por el invierno en esta zona del país. Es la hora de la solidaridad.

Faltan muchas empresas, familias y personas por apoyar a miles de personas que lo perdieron todo por la ola invernal. Debemos ser conscientes de que la ayuda del Estado no es suficiente, además esta casi siempre llega tarde y algunas veces no llega quienes más la requieren.

Pero, además de alimentos, medicamentos y las cosas más urgentes que se necesitan en emergencias como esta, sería bueno iniciar, como lo ha hecho la primera Gestora Social del Departamento, Carmen Celia Ariza de Moreno, la recolección y entrega de aguinaldos a los miles de niños y niñas que tendrán, por culpa del invierno, un diciembre triste, fuera de sus casas y en albergues o en casas de familiares o amigos, en condiciones precarias por lo que ha sucedido. Insistimos, es el momento de practicar esa solidaridad cristiana que tanto se predica.