Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 29 abril, 2016

Consuelo, la leyenda del milagro

El Festival Vallenato es el reflejo de la historia de un pueblo con todas sus pasiones, sus esperanzas, costumbres, grandes logros y frustraciones. Un 27 de abril de 1968, se inicia el Festival Vallenato como un resultado de inquietudes culturales y una suma de sueños de Consuelo Araujo, Alfonso López, Rafael Escalona y un grupo […]

El Festival Vallenato es el reflejo de la historia de un pueblo con todas sus pasiones, sus esperanzas, costumbres, grandes logros y frustraciones. Un 27 de abril de 1968, se inicia el Festival Vallenato como un resultado de inquietudes culturales y una suma de sueños de Consuelo Araujo, Alfonso López, Rafael Escalona y un grupo de amigos en la búsqueda de una proyección nacional e internacional de este evento. La verdad es que se logró con creces, es decir, más allá de lo esperado. ¡Estos visionarios pusieron con autoridad al departamento del Cesar en el mapa de Colombia!

Desde 1987, el Festival es una Fundación que dirige con mucha constancia e imaginación, Rodolfo Molina y su valioso grupo de colaboradores. Esta figura proyectó a Valledupar y le permitió difundir y colocar a nuestra región en una generadora de cultura y un gran aportante a nuestro folclor nacional. Como un valor agregado, el Festival logró en el corto plazo un gran apoyo económico y un músculo financiero importante para la Región. Hoy, el Festival goza de buena salud y es una mezcla homogénea e interesante de leyendas, magia, mitos, costumbres, riqueza lingüística y oral.

Canciones hermosas como ‘Rumores de viejas voces’, ‘Recordando mi niñez’, ‘Nació mi poesía’, ‘Ausencia sentimental’, ‘Momentos del ayer’ y ‘La cabeza de Pavajeau’, son apenas una pequeña muestra de la gran riqueza narrativa de nuestros compositores que se inspiran en historias y vivencias ricas en imaginación y en su contenido, que además cuentan con interpretaciones magistrales en las notas de Nicolás ‘Colacho’ Mendoza, Gonzalo Arturo ‘El Cocha’ Molina, heredero de Francisco el Hombre, y Hugo Carlos Granados, entre muchos otros.

Por su arraigo en la población y la conservación de su patrimonio oral, el Festival de la Leyenda Vallenata tiene un gran compromiso con la Unesco y todas las partes involucradas así lo han entendido. La masiva inscripción de 257 acordeoneros que buscan ser reyes del Festival Vallenato y los otros concursos del Festival, también tienen participaciones muy significativas. Hoy se entiende que la música vallenata es una rica evolución de los cantos de vaquería y juglaría en la Prudencia de Padilla.

¡Desde esta columna registramos complacidos y nos unimos al merecido homenaje del Festival a Poncho y Emiliano, los hermanos Zuleta, orgullo vallenato!

Valledupar es una ciudad piloto que genera simpatías nacionales y tiene que atreverse a cambiar para potenciar y diversificar la base de su economía con planes ambientales serios, planeación urbana, finanzas responsables y seguridad ciudadana. Estas actividades deben estar acompañadas de buenas prácticas competitivas para que los inversionistas vengan a Valledupar y la miren como una ciudad igualitaria, pujante y tranquila donde vale la pena quedarse para multiplicar su desarrollo y dar la bienvenida a los buenos tiempos.

¡Esperamos confiados que el próximo Festival Vallenato, el número cincuenta, sea el Festival de la Paz y de las nuevas oportunidades!

Columnista
29 abril, 2016

Consuelo, la leyenda del milagro

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Gustavo Cotez Medina

El Festival Vallenato es el reflejo de la historia de un pueblo con todas sus pasiones, sus esperanzas, costumbres, grandes logros y frustraciones. Un 27 de abril de 1968, se inicia el Festival Vallenato como un resultado de inquietudes culturales y una suma de sueños de Consuelo Araujo, Alfonso López, Rafael Escalona y un grupo […]


El Festival Vallenato es el reflejo de la historia de un pueblo con todas sus pasiones, sus esperanzas, costumbres, grandes logros y frustraciones. Un 27 de abril de 1968, se inicia el Festival Vallenato como un resultado de inquietudes culturales y una suma de sueños de Consuelo Araujo, Alfonso López, Rafael Escalona y un grupo de amigos en la búsqueda de una proyección nacional e internacional de este evento. La verdad es que se logró con creces, es decir, más allá de lo esperado. ¡Estos visionarios pusieron con autoridad al departamento del Cesar en el mapa de Colombia!

Desde 1987, el Festival es una Fundación que dirige con mucha constancia e imaginación, Rodolfo Molina y su valioso grupo de colaboradores. Esta figura proyectó a Valledupar y le permitió difundir y colocar a nuestra región en una generadora de cultura y un gran aportante a nuestro folclor nacional. Como un valor agregado, el Festival logró en el corto plazo un gran apoyo económico y un músculo financiero importante para la Región. Hoy, el Festival goza de buena salud y es una mezcla homogénea e interesante de leyendas, magia, mitos, costumbres, riqueza lingüística y oral.

Canciones hermosas como ‘Rumores de viejas voces’, ‘Recordando mi niñez’, ‘Nació mi poesía’, ‘Ausencia sentimental’, ‘Momentos del ayer’ y ‘La cabeza de Pavajeau’, son apenas una pequeña muestra de la gran riqueza narrativa de nuestros compositores que se inspiran en historias y vivencias ricas en imaginación y en su contenido, que además cuentan con interpretaciones magistrales en las notas de Nicolás ‘Colacho’ Mendoza, Gonzalo Arturo ‘El Cocha’ Molina, heredero de Francisco el Hombre, y Hugo Carlos Granados, entre muchos otros.

Por su arraigo en la población y la conservación de su patrimonio oral, el Festival de la Leyenda Vallenata tiene un gran compromiso con la Unesco y todas las partes involucradas así lo han entendido. La masiva inscripción de 257 acordeoneros que buscan ser reyes del Festival Vallenato y los otros concursos del Festival, también tienen participaciones muy significativas. Hoy se entiende que la música vallenata es una rica evolución de los cantos de vaquería y juglaría en la Prudencia de Padilla.

¡Desde esta columna registramos complacidos y nos unimos al merecido homenaje del Festival a Poncho y Emiliano, los hermanos Zuleta, orgullo vallenato!

Valledupar es una ciudad piloto que genera simpatías nacionales y tiene que atreverse a cambiar para potenciar y diversificar la base de su economía con planes ambientales serios, planeación urbana, finanzas responsables y seguridad ciudadana. Estas actividades deben estar acompañadas de buenas prácticas competitivas para que los inversionistas vengan a Valledupar y la miren como una ciudad igualitaria, pujante y tranquila donde vale la pena quedarse para multiplicar su desarrollo y dar la bienvenida a los buenos tiempos.

¡Esperamos confiados que el próximo Festival Vallenato, el número cincuenta, sea el Festival de la Paz y de las nuevas oportunidades!