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Columnista - 29 septiembre, 2019

Consuelo Araujo Noguera 

              I En una noche soñé que se secaba una fuente, allí llegaba la gente a preguntarse por qué; al despertarme lloré, cuando un amigo escritor me comenta con dolor la muerte de La Cacica; el alma se me hizo triza atrapada en estupor.                            II En las manos los pañuelos  cual palomas se […]

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              I
En una noche soñé
que se secaba una fuente,
allí llegaba la gente
a preguntarse por qué;
al despertarme lloré,
cuando un amigo escritor
me comenta con dolor
la muerte de La Cacica;
el alma se me hizo triza
atrapada en estupor.  
                         II
En las manos los pañuelos 
cual palomas se veían
y desde la Plaza querían
volar contigo hasta el cielo.
Adiós Cacica Consuelo
vivirás en la memoria,
ya te ganaste la gloria
del Divino Omnipotente.
Eres leyenda viviente
patrimonio de la historia.
 
            III
Con la firmeza tajante,
pero sin perder la calma
pregonaba con el alma
que la paz es imperante;
convocaba a comandantes
de los grupos subversivos
a meditar los motivos
de la violencia maldita,
porque el país necesita
de los hombres reflexivos.
              IV
Consuelo madre querida
de este folclor musical,
tú lo hiciste universal
y le entregaste la vida.
Con una vela prendida
buscaba tu corazón
la música de acordeón
con esencia vallenata,
y el pueblo a ti te relata
la heroína del folclor.
 

Columnista
29 septiembre, 2019

Consuelo Araujo Noguera 

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

              I En una noche soñé que se secaba una fuente, allí llegaba la gente a preguntarse por qué; al despertarme lloré, cuando un amigo escritor me comenta con dolor la muerte de La Cacica; el alma se me hizo triza atrapada en estupor.                            II En las manos los pañuelos  cual palomas se […]


              I
En una noche soñé
que se secaba una fuente,
allí llegaba la gente
a preguntarse por qué;
al despertarme lloré,
cuando un amigo escritor
me comenta con dolor
la muerte de La Cacica;
el alma se me hizo triza
atrapada en estupor.  
                         II
En las manos los pañuelos 
cual palomas se veían
y desde la Plaza querían
volar contigo hasta el cielo.
Adiós Cacica Consuelo
vivirás en la memoria,
ya te ganaste la gloria
del Divino Omnipotente.
Eres leyenda viviente
patrimonio de la historia.
 
            III
Con la firmeza tajante,
pero sin perder la calma
pregonaba con el alma
que la paz es imperante;
convocaba a comandantes
de los grupos subversivos
a meditar los motivos
de la violencia maldita,
porque el país necesita
de los hombres reflexivos.
              IV
Consuelo madre querida
de este folclor musical,
tú lo hiciste universal
y le entregaste la vida.
Con una vela prendida
buscaba tu corazón
la música de acordeón
con esencia vallenata,
y el pueblo a ti te relata
la heroína del folclor.