El exjefe de la desaparecida central de inteligencia colombiana general en retiro Miguel Maza Márquez fue condenado por la Corte Suprema de Justicia a 30 años de prisión por el magnicidio del líder liberal Luis Carlos Galán, ocurrido en 1989.
El exjefe de la desaparecida central de inteligencia colombiana general en retiro Miguel Maza Márquez fue condenado por la Corte Suprema de Justicia a 30 años de prisión por el magnicidio del líder liberal Luis Carlos Galán, ocurrido en 1989.
En el juicio, la Corte “determinó” que el entonces director del liquidado Departamento Administrativo de Seguridad (DAS, policía secreta) “hizo parte del plan para asesinar al connotado dirigente político, debilitando su seguridad, para lo cual nombró como jefe de escoltas a un hombre de su confianza”.
En un comunicado, la Corte agrega que Maza Márquez “se comprometió previamente con el paramilitar Henry de Jesús Pérez Durán, con quien mantenía estrechos vínculos, y a quien, a su vez, el denominado Cartel de Medellín le había encargado la ejecución del magnicidio”.
Maza Márquez fue declarado “coautor responsable de los delitos de concierto para delinquir y homicidio con fines terroristas”. En la época en que ocurrió el magnicidio, Maza Márquez, actualmente preso en Bogotá, era director del DAS, cargo que ocupó entre 1985 y 1991.
El homicidio del político, que se perfilaba como el más seguro sucesor del entonces gobernante Virgilio Barco (1986-1990) fue atribuido a una alianza del cartel de Medellín, dirigido por el capo Pablo Escobar, con sectores políticos y agentes estatales contrarios a la figura de la extradición.
Galán era enemigo de los carteles de la droga y como político había prometido que si llegaba a la Presidencia extraditaría a los jefes del narcotráfico a Estados Unidos.
Además del homicidio de Galán, la condena también se dio por el asesinato del concejal Julio César Peñaloza Sánchez y el escolta Santiago Cuervo Jiménez, así como a las lesiones recibidas por el escolta Pedro Nel Angulo Bonilla, perpetrados el 18 de agosto de 1989 en el municipio de Soacha, cercano de Bogotá.
El exjefe de la desaparecida central de inteligencia colombiana general en retiro Miguel Maza Márquez fue condenado por la Corte Suprema de Justicia a 30 años de prisión por el magnicidio del líder liberal Luis Carlos Galán, ocurrido en 1989.
El exjefe de la desaparecida central de inteligencia colombiana general en retiro Miguel Maza Márquez fue condenado por la Corte Suprema de Justicia a 30 años de prisión por el magnicidio del líder liberal Luis Carlos Galán, ocurrido en 1989.
En el juicio, la Corte “determinó” que el entonces director del liquidado Departamento Administrativo de Seguridad (DAS, policía secreta) “hizo parte del plan para asesinar al connotado dirigente político, debilitando su seguridad, para lo cual nombró como jefe de escoltas a un hombre de su confianza”.
En un comunicado, la Corte agrega que Maza Márquez “se comprometió previamente con el paramilitar Henry de Jesús Pérez Durán, con quien mantenía estrechos vínculos, y a quien, a su vez, el denominado Cartel de Medellín le había encargado la ejecución del magnicidio”.
Maza Márquez fue declarado “coautor responsable de los delitos de concierto para delinquir y homicidio con fines terroristas”. En la época en que ocurrió el magnicidio, Maza Márquez, actualmente preso en Bogotá, era director del DAS, cargo que ocupó entre 1985 y 1991.
El homicidio del político, que se perfilaba como el más seguro sucesor del entonces gobernante Virgilio Barco (1986-1990) fue atribuido a una alianza del cartel de Medellín, dirigido por el capo Pablo Escobar, con sectores políticos y agentes estatales contrarios a la figura de la extradición.
Galán era enemigo de los carteles de la droga y como político había prometido que si llegaba a la Presidencia extraditaría a los jefes del narcotráfico a Estados Unidos.
Además del homicidio de Galán, la condena también se dio por el asesinato del concejal Julio César Peñaloza Sánchez y el escolta Santiago Cuervo Jiménez, así como a las lesiones recibidas por el escolta Pedro Nel Angulo Bonilla, perpetrados el 18 de agosto de 1989 en el municipio de Soacha, cercano de Bogotá.