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General - 19 mayo, 2015

Con los crespos hechos

A sólo cinco días de la fecha fijada para abrir los sobres contentivos de las ofertas presentadas por tres empresas, que fueron las que finalmente mantuvieron en firme su oferta de la compra del 57.66% de la participación accionaria de la Nación en Isagen, se produjo un nuevo pronunciamiento de parte del Consejo de Estado […]

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A sólo cinco días de la fecha fijada para abrir los sobres contentivos de las ofertas presentadas por tres empresas, que fueron las que finalmente mantuvieron en firme su oferta de la compra del 57.66% de la participación accionaria de la Nación en Isagen, se produjo un nuevo pronunciamiento de parte del Consejo de Estado que frenó el proceso de dicha venta después de que este se reanudara en el mes de agosto, luego de superar una suspensión del mismo anteriormente. Para ello alega la defensa del interés público y justifica su actuación diciendo que se trata de “evitar posteriores y eventuales daños al interés público”.

Esta decisión del Consejo de Estado le cayó al Gobierno como un baldado de agua fría, justo en el momento en que el vicepresidente Germán Vargas y el Ministro de Haciendav Germán Vargas, protagonizaban un agrio enfrentamiento público en torno a la suerte del paquete de obras de la cuarta generación de concesiones viales (4G). A propósito de esta trifulca entre dos altos funcionarios del Gobierno en las actuales circunstancias, sí que cabe la expresión de Jesús en aquél pasaje bíblico en el que reprende a uno de sus discípulos diciéndole: “como estamos Pedro y tú cortando orejas”.

De modo que el próximo martes (hoy) la canadiense Brookfield Managment, la chilena Colbún y la francesa GDF Suez se quedarán como la novia de Barrancas, con los crespos hechos, vestida y alborotada, porque el novio no va a poder llegar al altar para consumar las nupcias. A propósito de la decisión del Consejo de Estado no hay que llamarse a sorpresas, el Gobierno estaba advertido del riesgo de seguir avante con dicho proceso, a sabiendas de que cursaban en los tribunales varias acciones legales en su contra que no habían sido resueltas. A ello se suman la abierta oposición del Congreso de la República a dicha enajenación y las reiteradas advertencias de los organismos de control sobre un posible detrimento patrimonial de la Nación a consecuencia de la misma y a todos ellos se les desoyó.

Con suficiente antelación el señor Procurador le solicitó al Gobierno que no se avanzara en dicho proceso “hasta que se verifique, de acuerdo con los criterios técnicos adecuados y apropiados, cuál va a ser la afectación al patrimonio público”. Y más recientemente llamó la atención del Gobierno “por cuanto a la fecha se encuentran en curso nueve acciones judiciales, cuyas decisiones pueden resultar adversas a los intereses de la Nación”. Y va más lejos el señor Procurador, al coincidir con el pronunciamiento de la Contraloría General en el sentido que “la venta no solo limita el control que el Estado tiene en el mercado de energía eléctrica sino que se pasa a depender de las determinaciones de privados para expandir la oferta energética.  El negocio puede generar presiones sobre las finanzas públicas, pues la Nación dejará de recibir dividendos” de parte de Isagen.

Se ha salido precipitadamente a decir que con esta decisión el Consejo de Estado está atentando contra la modernización vial del país porque los $5.3 billones que se aspira recibir por la venta de la participación de la Nación en Isagen es para invertirlos en ella. Según el Ministro Cárdenas “los recursos de Isagen son necesarios para los grandes proyectos de infraestructura, que generarán miles de empleos que nuestros compatriotas están pidiendo”. Y, además, se ha dicho que de lo que se trata es de “cambiar un activo por otro” supuestamente más rentable.
Afirma Juan Martín Caicedo, Presidente de la CCI, que “vender Isagen significaría cambiar un activo importante por uno aún más importante: generación de energía por modernidad en infraestructura vial”. Pero no hay tal, dicho planteamiento entraña una falacia, porque no es que los $5.3 billones o más que se reciban por la venta de Isagen el Estado procederá a invertirlos en las 4G que el país reclama a gritos; tales recursos tendrán por destinación la capitalización de la Financiera de Desarrollo Nacional. Y qué se busca con esta capitalización de la FDN? Pues que mediante el aumento de su patrimonio ella pueda tener un mayor músculo financiero para jalonar recursos de crédito y depósitos, sirviendo de puente, para apalancar financieramente a los privados que resulten favorecidos con las concesiones y de esta manera puedan lograr el cierre financiero de sus proyectos y así poderlos ejecutar. Es claro que la venta de Isagen no es la única fuente a la que se puede apelar para la capitalización de la FDN y la financiación de este ambicioso proyecto; existen muchas otras opciones, menos comprometedoras y riesgosas para alcanzar el mismo objetivo.
www.fnd.org.co

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19 mayo, 2015

Con los crespos hechos

A sólo cinco días de la fecha fijada para abrir los sobres contentivos de las ofertas presentadas por tres empresas, que fueron las que finalmente mantuvieron en firme su oferta de la compra del 57.66% de la participación accionaria de la Nación en Isagen, se produjo un nuevo pronunciamiento de parte del Consejo de Estado […]


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A sólo cinco días de la fecha fijada para abrir los sobres contentivos de las ofertas presentadas por tres empresas, que fueron las que finalmente mantuvieron en firme su oferta de la compra del 57.66% de la participación accionaria de la Nación en Isagen, se produjo un nuevo pronunciamiento de parte del Consejo de Estado que frenó el proceso de dicha venta después de que este se reanudara en el mes de agosto, luego de superar una suspensión del mismo anteriormente. Para ello alega la defensa del interés público y justifica su actuación diciendo que se trata de “evitar posteriores y eventuales daños al interés público”.

Esta decisión del Consejo de Estado le cayó al Gobierno como un baldado de agua fría, justo en el momento en que el vicepresidente Germán Vargas y el Ministro de Haciendav Germán Vargas, protagonizaban un agrio enfrentamiento público en torno a la suerte del paquete de obras de la cuarta generación de concesiones viales (4G). A propósito de esta trifulca entre dos altos funcionarios del Gobierno en las actuales circunstancias, sí que cabe la expresión de Jesús en aquél pasaje bíblico en el que reprende a uno de sus discípulos diciéndole: “como estamos Pedro y tú cortando orejas”.

De modo que el próximo martes (hoy) la canadiense Brookfield Managment, la chilena Colbún y la francesa GDF Suez se quedarán como la novia de Barrancas, con los crespos hechos, vestida y alborotada, porque el novio no va a poder llegar al altar para consumar las nupcias. A propósito de la decisión del Consejo de Estado no hay que llamarse a sorpresas, el Gobierno estaba advertido del riesgo de seguir avante con dicho proceso, a sabiendas de que cursaban en los tribunales varias acciones legales en su contra que no habían sido resueltas. A ello se suman la abierta oposición del Congreso de la República a dicha enajenación y las reiteradas advertencias de los organismos de control sobre un posible detrimento patrimonial de la Nación a consecuencia de la misma y a todos ellos se les desoyó.

Con suficiente antelación el señor Procurador le solicitó al Gobierno que no se avanzara en dicho proceso “hasta que se verifique, de acuerdo con los criterios técnicos adecuados y apropiados, cuál va a ser la afectación al patrimonio público”. Y más recientemente llamó la atención del Gobierno “por cuanto a la fecha se encuentran en curso nueve acciones judiciales, cuyas decisiones pueden resultar adversas a los intereses de la Nación”. Y va más lejos el señor Procurador, al coincidir con el pronunciamiento de la Contraloría General en el sentido que “la venta no solo limita el control que el Estado tiene en el mercado de energía eléctrica sino que se pasa a depender de las determinaciones de privados para expandir la oferta energética.  El negocio puede generar presiones sobre las finanzas públicas, pues la Nación dejará de recibir dividendos” de parte de Isagen.

Se ha salido precipitadamente a decir que con esta decisión el Consejo de Estado está atentando contra la modernización vial del país porque los $5.3 billones que se aspira recibir por la venta de la participación de la Nación en Isagen es para invertirlos en ella. Según el Ministro Cárdenas “los recursos de Isagen son necesarios para los grandes proyectos de infraestructura, que generarán miles de empleos que nuestros compatriotas están pidiendo”. Y, además, se ha dicho que de lo que se trata es de “cambiar un activo por otro” supuestamente más rentable.
Afirma Juan Martín Caicedo, Presidente de la CCI, que “vender Isagen significaría cambiar un activo importante por uno aún más importante: generación de energía por modernidad en infraestructura vial”. Pero no hay tal, dicho planteamiento entraña una falacia, porque no es que los $5.3 billones o más que se reciban por la venta de Isagen el Estado procederá a invertirlos en las 4G que el país reclama a gritos; tales recursos tendrán por destinación la capitalización de la Financiera de Desarrollo Nacional. Y qué se busca con esta capitalización de la FDN? Pues que mediante el aumento de su patrimonio ella pueda tener un mayor músculo financiero para jalonar recursos de crédito y depósitos, sirviendo de puente, para apalancar financieramente a los privados que resulten favorecidos con las concesiones y de esta manera puedan lograr el cierre financiero de sus proyectos y así poderlos ejecutar. Es claro que la venta de Isagen no es la única fuente a la que se puede apelar para la capitalización de la FDN y la financiación de este ambicioso proyecto; existen muchas otras opciones, menos comprometedoras y riesgosas para alcanzar el mismo objetivo.
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