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Columnista - 9 diciembre, 2022

Con amigas así, que vengan goles

Tengo poco entendimiento para temas deportivos, la misma vida se encarga de buscarme en qué pasar esos ratos maravillosos a los amantes de las patadas, las camisetas, los técnicos despeinados, los futbolistas de cabellos multicolores y los analistas que saben, según ellos más, mil veces más que los jugadores.  Ah, y los locutores se encargan […]

Tengo poco entendimiento para temas deportivos, la misma vida se encarga de buscarme en qué pasar esos ratos maravillosos a los amantes de las patadas, las camisetas, los técnicos despeinados, los futbolistas de cabellos multicolores y los analistas que saben, según ellos más, mil veces más que los jugadores. 

Ah, y los locutores se encargan de apoyar el tema con el lema, “Hoy no me esperan en la casa”. Eso, lo confieso, me ha servido para mucho, incluso para quedarme muchas veces en casas extrañas, con invitación implícita de amigas solitarias en los campeonatos y en los torneos locales a punto de gritos, goles, empates, estadísticas y cien etcéteras.

Son cuatro mis amigas del alma, así las llamo, parecen existir los hilos invisibles de la soledad, acuerdan  sus edades para dejar sus ratos no tan solitarios. La primera es sesentona, agradable de bárbara experiencia en todo, conoce la ciudad, desde los lugares malos, hasta los excelentes de hoy.

Su pensión no es de congresista, pero vive bien, sus hijos también la olvidan en cuestiones de fútbol, cosa que en mi caso agradezco. La segunda acaba de cumplir 50, anda feliz de anunciarlos, le encanta toda la música bailable, entre salsa y merengue, intenta con alegría pases de reguetón que parecen de academia, pero en sus vinos, se torna romántica, hasta llorona muchas veces.

La tercera tiene treinta cumplidos, tuvo hijos antecito de cumplir los 16, como dicen en los pueblos costeños su motor sigue intacto, solo cambiar la correa del tiempo, y lo hace con tal precisión, que ni los mecánicos de la medicina le ganan. Corre en el parque, viste sencillo, tiene un buen trabajo y como es curiosa el jefe le tiene ciertas amplitudes que otras desearían, al igual ella reconoce que a veces también él necesita sus gustos y trampas y ella no  es negativa a morir.

La amiga número cuatro es doble patico, así le dice su novio del Junior, es decir cumple 22 añitos, tiene una nena de siete que vive con su mamá,  ella al menos trata de cumplirle, pocos saben que tiene esa nena,  no aparece como su madre, para así poder conseguir un empleo donde  le toque viajar y quedarse algunos días, en eso anda siempre. Yo tengo todas las edades de las anteriores, con ellas he aprendido a conversar por largas tardes y oscuras noches, conozco sus gustos de música, comida, lugares, con ella también aprendí como consolador y consultor de soluciones, pero la primera dice que tiene su consolador industrial desde hace rato, incluso ahora tiene uno moderno capaz de vibrar. Así como sus maridos vibran con los goles, ella vibra feliz sin la bulla del estadio.

Con la segunda, confieso que la paso mejor, su enorme vocabulario conversacional, no tiene límites, parece crítica de cine y literatura, odia a los políticos, a los borrachos, adora a  tres nietos de su única hija mayor, donde se mudó cerca para cuidar a su descendencia, amo su cuarto amplio, solitario, colorido, solo,  llena de perfumes en esas tardes, cuando su actual pareja invade la nevera de sus antojos, incluye  cervezas por si alguna visita llega, tiene un pacto, si el partido termina después de las nueve es mejor  quedarse en   alguna parte por seguridad. Las cervezas lo ponen roncador como cualquier lugar isleño, anota sin nervios.

Por una suscripción sin pagos, me eligieron su compañero de soledades futboleras, les cuento que Pelé era un negro de suerte, jugador de mundiales y luego fue modelo de relojes,  Maradona metía perico como loco, y su panza no daba los resultados esperados en camas. Hablo bien de Valderrama y de Ortiz, pero sin halagos, y si quieren ver como se acaba un trapero,  muestro fotos del peinado de Gamero el técnico de millonarios.

La experiencia de la primera con sus recuerdos, técnicas y posiciones de lugares malos, no tiene otro premio que mil abrazos, la belleza natural, firme, blanca, sutil de la segunda, con su salario libre, sus faldas anchísimas y su sonrisa pícara, es sobrenatural, la treintañera, con sus regalos del jefe escondido, su whisky en modo espera, su música rara, pero cuidada, tiene sus halagos artificiales y una corriente de energía que prende y apaga motores sin consultar. 

La última es todo un mapa de locuras, grita con el excaballero Peter que le vale Ver.. cualquier cosa, no tiene compromisos obligatorios, arma el paseo del día siguiente con una facilidad que asombra. Con amigas así me he pasado estos días maravillosos, sus parejas, en sus farras y gritos solo creen en San Qatar. 

Esa vaina de catar vinos y rescatar mujeres anti futbol tiene sus ganancias. Confieso que he ganado todos los partidos.

Columnista
9 diciembre, 2022

Con amigas así, que vengan goles

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Edgardo Mendoza Guerra

Tengo poco entendimiento para temas deportivos, la misma vida se encarga de buscarme en qué pasar esos ratos maravillosos a los amantes de las patadas, las camisetas, los técnicos despeinados, los futbolistas de cabellos multicolores y los analistas que saben, según ellos más, mil veces más que los jugadores.  Ah, y los locutores se encargan […]


Tengo poco entendimiento para temas deportivos, la misma vida se encarga de buscarme en qué pasar esos ratos maravillosos a los amantes de las patadas, las camisetas, los técnicos despeinados, los futbolistas de cabellos multicolores y los analistas que saben, según ellos más, mil veces más que los jugadores. 

Ah, y los locutores se encargan de apoyar el tema con el lema, “Hoy no me esperan en la casa”. Eso, lo confieso, me ha servido para mucho, incluso para quedarme muchas veces en casas extrañas, con invitación implícita de amigas solitarias en los campeonatos y en los torneos locales a punto de gritos, goles, empates, estadísticas y cien etcéteras.

Son cuatro mis amigas del alma, así las llamo, parecen existir los hilos invisibles de la soledad, acuerdan  sus edades para dejar sus ratos no tan solitarios. La primera es sesentona, agradable de bárbara experiencia en todo, conoce la ciudad, desde los lugares malos, hasta los excelentes de hoy.

Su pensión no es de congresista, pero vive bien, sus hijos también la olvidan en cuestiones de fútbol, cosa que en mi caso agradezco. La segunda acaba de cumplir 50, anda feliz de anunciarlos, le encanta toda la música bailable, entre salsa y merengue, intenta con alegría pases de reguetón que parecen de academia, pero en sus vinos, se torna romántica, hasta llorona muchas veces.

La tercera tiene treinta cumplidos, tuvo hijos antecito de cumplir los 16, como dicen en los pueblos costeños su motor sigue intacto, solo cambiar la correa del tiempo, y lo hace con tal precisión, que ni los mecánicos de la medicina le ganan. Corre en el parque, viste sencillo, tiene un buen trabajo y como es curiosa el jefe le tiene ciertas amplitudes que otras desearían, al igual ella reconoce que a veces también él necesita sus gustos y trampas y ella no  es negativa a morir.

La amiga número cuatro es doble patico, así le dice su novio del Junior, es decir cumple 22 añitos, tiene una nena de siete que vive con su mamá,  ella al menos trata de cumplirle, pocos saben que tiene esa nena,  no aparece como su madre, para así poder conseguir un empleo donde  le toque viajar y quedarse algunos días, en eso anda siempre. Yo tengo todas las edades de las anteriores, con ellas he aprendido a conversar por largas tardes y oscuras noches, conozco sus gustos de música, comida, lugares, con ella también aprendí como consolador y consultor de soluciones, pero la primera dice que tiene su consolador industrial desde hace rato, incluso ahora tiene uno moderno capaz de vibrar. Así como sus maridos vibran con los goles, ella vibra feliz sin la bulla del estadio.

Con la segunda, confieso que la paso mejor, su enorme vocabulario conversacional, no tiene límites, parece crítica de cine y literatura, odia a los políticos, a los borrachos, adora a  tres nietos de su única hija mayor, donde se mudó cerca para cuidar a su descendencia, amo su cuarto amplio, solitario, colorido, solo,  llena de perfumes en esas tardes, cuando su actual pareja invade la nevera de sus antojos, incluye  cervezas por si alguna visita llega, tiene un pacto, si el partido termina después de las nueve es mejor  quedarse en   alguna parte por seguridad. Las cervezas lo ponen roncador como cualquier lugar isleño, anota sin nervios.

Por una suscripción sin pagos, me eligieron su compañero de soledades futboleras, les cuento que Pelé era un negro de suerte, jugador de mundiales y luego fue modelo de relojes,  Maradona metía perico como loco, y su panza no daba los resultados esperados en camas. Hablo bien de Valderrama y de Ortiz, pero sin halagos, y si quieren ver como se acaba un trapero,  muestro fotos del peinado de Gamero el técnico de millonarios.

La experiencia de la primera con sus recuerdos, técnicas y posiciones de lugares malos, no tiene otro premio que mil abrazos, la belleza natural, firme, blanca, sutil de la segunda, con su salario libre, sus faldas anchísimas y su sonrisa pícara, es sobrenatural, la treintañera, con sus regalos del jefe escondido, su whisky en modo espera, su música rara, pero cuidada, tiene sus halagos artificiales y una corriente de energía que prende y apaga motores sin consultar. 

La última es todo un mapa de locuras, grita con el excaballero Peter que le vale Ver.. cualquier cosa, no tiene compromisos obligatorios, arma el paseo del día siguiente con una facilidad que asombra. Con amigas así me he pasado estos días maravillosos, sus parejas, en sus farras y gritos solo creen en San Qatar. 

Esa vaina de catar vinos y rescatar mujeres anti futbol tiene sus ganancias. Confieso que he ganado todos los partidos.