33 familias de la etnia Yukpa viven en el margen derecha del río Guatapurí, sin condiciones mínimas para vivir.
Una olla con frijoles rojos que se cocinaba con la poca brasa que quedaba de una leña ya gastada y cinco pedazos de yuca con un aspecto desagradable era lo que tenía para almorzar la familia de 12 indígenas pertenecientes a la comunidad Yukpa que viven en la margen derecha del río Guatapurí.
Los Pesoye Wipa llegaron a Valledupar hace dos años por los problemas que han tenido entre la misma etnia por cuestiones de territorio, asediados por la violencia y por el temor de ser heridos o de perder a algún miembro de su familia.
En ese entonces eran denunciados por las autoridades indígenas Yukpas los casos de homicidio, violencia sexual y lesiones personales.
Esta situación generó el desplazamiento de más de 100 familias, debido a que tenían temor de ser víctimas de violencia en su territorio, que para ellos es ancestral.
Con el poco de español comentaron que las posibilidades de trabajo son nulas porque no tienen facilidad de comunicación ni tienen estudios.
Luis Pesoye Wipa, hijo mayor de la familia y quien habla el idioma español con menos dificultad, dijo “yo conseguir cualquier trabajo, darme 50 mil o 40 mil, pero no alcanzar porque somos muchos, hemos tenido que pedir en la calle”.
Duermen en colchones que están puestos sobre tablas para que cuando llueva no se mojen, algo irónico teniendo en cuenta que en el momento en que cae un aguacero el agua se mete por los plásticos que cubren el ‘cambuche’.
Los ocho menores de la familia Pesoye Wipa, andan descalzos en medio del barro que hay y conviven con un olor nauseabundo; no tienen acceso a la educación, ni a salud, no se alimentan bien; están expuestos constantemente a enfermedades, en otras palabras: son población vulnerable.
Allí se la pasan los días, esperando que las autoridades encargadas recuerden la situación de su comunidad, anhelando el momento en que puedan tener una vida digna como indígenas, añorando su tierra de la cual partieron asediados por la violencia.
El secretario de Gobierno Departamental, Augusto Ramírez Uhía, aseguró que la administración trabaja para mejorar la condición de vida de esta etnia indígena que ha venido mostrando problemas desde el 2011 cuando empezaron a movilizarse a la urbe.
“El gobierno departamental ha comprado 355 hectáreas en Codazzi para reubicar a los indígenas de la comunidad Yukpa, con el fin de mejorar su condición de vida.
Entendemos que esta es una tribu seminómada y no solo están en el Cesar, hemos conocido casos de Yukpas en Bogotá, pero vamos a trabajar para reubicarlos. Esperamos que al finalizar el año podamos adquirir mil hectáreas para este fin”, explicó Ramírez Uhía.
Por su parte, el personero Alfonso Campo Martínez, comentó que se va a realizar un acompañamiento y una mediación entre la administración departamental y municipal para que esta comunidad que hoy habita en la margen derecha del río Guatapurí, se les hagan válidos sus derechos.
Contextualización
El 22 de enero del 2011, llegaron a Valledupar 33 familias de esta etnia, debido a los problemas de tierra que tenían. Esto ocasionó hechos violentos y enfrentamientos entre miembros de la misma comunidad.
En ese entonces se ubicaron en el centro integrado de recuperación en cercanías de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD, donde recibían ayudas humanitarias por parte del Gobierno Departamental de ese entonces y los menores contaban con atención del ICBF.
De esta manera, dos meses después que llegaran a la ciudad, el Gobierno Departamental asignó docentes de su propia etnia para fortalecer el bilingüismo y la cultura y para ofrecer oportunidades para que niños y jóvenes ingresarán al sistema educativo.
Estas acciones tal parece que solo fueron momentáneas, porque la situación de esta población cada vía empeora.
Por Freddy Oñate Acevedo
[email protected]
33 familias de la etnia Yukpa viven en el margen derecha del río Guatapurí, sin condiciones mínimas para vivir.
Una olla con frijoles rojos que se cocinaba con la poca brasa que quedaba de una leña ya gastada y cinco pedazos de yuca con un aspecto desagradable era lo que tenía para almorzar la familia de 12 indígenas pertenecientes a la comunidad Yukpa que viven en la margen derecha del río Guatapurí.
Los Pesoye Wipa llegaron a Valledupar hace dos años por los problemas que han tenido entre la misma etnia por cuestiones de territorio, asediados por la violencia y por el temor de ser heridos o de perder a algún miembro de su familia.
En ese entonces eran denunciados por las autoridades indígenas Yukpas los casos de homicidio, violencia sexual y lesiones personales.
Esta situación generó el desplazamiento de más de 100 familias, debido a que tenían temor de ser víctimas de violencia en su territorio, que para ellos es ancestral.
Con el poco de español comentaron que las posibilidades de trabajo son nulas porque no tienen facilidad de comunicación ni tienen estudios.
Luis Pesoye Wipa, hijo mayor de la familia y quien habla el idioma español con menos dificultad, dijo “yo conseguir cualquier trabajo, darme 50 mil o 40 mil, pero no alcanzar porque somos muchos, hemos tenido que pedir en la calle”.
Duermen en colchones que están puestos sobre tablas para que cuando llueva no se mojen, algo irónico teniendo en cuenta que en el momento en que cae un aguacero el agua se mete por los plásticos que cubren el ‘cambuche’.
Los ocho menores de la familia Pesoye Wipa, andan descalzos en medio del barro que hay y conviven con un olor nauseabundo; no tienen acceso a la educación, ni a salud, no se alimentan bien; están expuestos constantemente a enfermedades, en otras palabras: son población vulnerable.
Allí se la pasan los días, esperando que las autoridades encargadas recuerden la situación de su comunidad, anhelando el momento en que puedan tener una vida digna como indígenas, añorando su tierra de la cual partieron asediados por la violencia.
El secretario de Gobierno Departamental, Augusto Ramírez Uhía, aseguró que la administración trabaja para mejorar la condición de vida de esta etnia indígena que ha venido mostrando problemas desde el 2011 cuando empezaron a movilizarse a la urbe.
“El gobierno departamental ha comprado 355 hectáreas en Codazzi para reubicar a los indígenas de la comunidad Yukpa, con el fin de mejorar su condición de vida.
Entendemos que esta es una tribu seminómada y no solo están en el Cesar, hemos conocido casos de Yukpas en Bogotá, pero vamos a trabajar para reubicarlos. Esperamos que al finalizar el año podamos adquirir mil hectáreas para este fin”, explicó Ramírez Uhía.
Por su parte, el personero Alfonso Campo Martínez, comentó que se va a realizar un acompañamiento y una mediación entre la administración departamental y municipal para que esta comunidad que hoy habita en la margen derecha del río Guatapurí, se les hagan válidos sus derechos.
Contextualización
El 22 de enero del 2011, llegaron a Valledupar 33 familias de esta etnia, debido a los problemas de tierra que tenían. Esto ocasionó hechos violentos y enfrentamientos entre miembros de la misma comunidad.
En ese entonces se ubicaron en el centro integrado de recuperación en cercanías de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD, donde recibían ayudas humanitarias por parte del Gobierno Departamental de ese entonces y los menores contaban con atención del ICBF.
De esta manera, dos meses después que llegaran a la ciudad, el Gobierno Departamental asignó docentes de su propia etnia para fortalecer el bilingüismo y la cultura y para ofrecer oportunidades para que niños y jóvenes ingresarán al sistema educativo.
Estas acciones tal parece que solo fueron momentáneas, porque la situación de esta población cada vía empeora.
Por Freddy Oñate Acevedo
[email protected]