Después de Haití, Colombia se mantiene como el segundo país con mayor desigualdad en América Latina; factores como los bajos ingresos y la falta de oportunidades siguen disparando la inequidad, y limitando a miles de familias a mejorar su calidad de vida. El índice más importante para medir la desigualdad es el coeficiente Gini, calculado […]
Después de Haití, Colombia se mantiene como el segundo país con mayor desigualdad en América Latina; factores como los bajos ingresos y la falta de oportunidades siguen disparando la inequidad, y limitando a miles de familias a mejorar su calidad de vida.
El índice más importante para medir la desigualdad es el coeficiente Gini, calculado desde el valor 0 para determinar que los ingresos en la población son recibidos en igual proporción, hasta 1 que corresponde a la plena desigualdad.
En años anteriores el país mantenía una ruta para continuar un acercamiento hacia la disminución de la desigualdad; y para esta vigencia en medio de las dificultades económicas generadas por la pandemia y después de decretar cuarentena el Gobierno Nacional, el índice de Gini siguió acercándose al valor 1, lo que podría cerrar el año con un incremento del 4% con relación al año anterior, situación que no solo ha golpeado a Colombia sino a todos los países de América Latina.
Siendo visible la situación del sector económico por el cierre en gran parte de las mipymes al inicio de la pandemia, dejó una pérdida creciente de empleos que aún no se detiene. La falta de ingresos ha obligado a un 68% de familias colombianas a perder una de las tres comidas diarias; y un 10% a vivir con un solo alimento al día.
Muchas hogares no cuentan con los ingresos suficientes para acceder a la canasta familiar, y la pobreza asciende a porcentajes elevados, dejando un incremento considerable con relación a la vigencia anterior. Según estudios realizados por economistas, estiman que para Valledupar la línea de pobreza pasaría del 36% al 47% al cierre del año, deteriorando por completo los hogares, la salud, la educación y el trabajo.
La situación económica en el lapso de la cuarentena se tornó compleja, entregar mercados a las comunidades vulnerables fue insuficiente; se necesitan de políticas públicas en generación de empleos, donde las mujeres, jóvenes y adultos tengan la oportunidad de obtener ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas.
Cerrar brechas y construir territorios es una gran tarea que tienen los gobernantes; atender la problemática que se presenta con la población migrante y vulnerable dentro del territorio es una necesidad básica; y es indispensable aumentar cobertura de servicios públicos, dotar los puestos de salud, fortalecer las instituciones educativas, de lo contrario seguirá siendo el detonante de muchos problemas sociales en el municipio.
Erradicar la desigualdad mejora las condiciones sociales y familiares, y se constituye una fuente importante para derribar los índices de violencia e inseguridad en los municipios que han sido afectados por la falta de oportunidades.
Después de Haití, Colombia se mantiene como el segundo país con mayor desigualdad en América Latina; factores como los bajos ingresos y la falta de oportunidades siguen disparando la inequidad, y limitando a miles de familias a mejorar su calidad de vida. El índice más importante para medir la desigualdad es el coeficiente Gini, calculado […]
Después de Haití, Colombia se mantiene como el segundo país con mayor desigualdad en América Latina; factores como los bajos ingresos y la falta de oportunidades siguen disparando la inequidad, y limitando a miles de familias a mejorar su calidad de vida.
El índice más importante para medir la desigualdad es el coeficiente Gini, calculado desde el valor 0 para determinar que los ingresos en la población son recibidos en igual proporción, hasta 1 que corresponde a la plena desigualdad.
En años anteriores el país mantenía una ruta para continuar un acercamiento hacia la disminución de la desigualdad; y para esta vigencia en medio de las dificultades económicas generadas por la pandemia y después de decretar cuarentena el Gobierno Nacional, el índice de Gini siguió acercándose al valor 1, lo que podría cerrar el año con un incremento del 4% con relación al año anterior, situación que no solo ha golpeado a Colombia sino a todos los países de América Latina.
Siendo visible la situación del sector económico por el cierre en gran parte de las mipymes al inicio de la pandemia, dejó una pérdida creciente de empleos que aún no se detiene. La falta de ingresos ha obligado a un 68% de familias colombianas a perder una de las tres comidas diarias; y un 10% a vivir con un solo alimento al día.
Muchas hogares no cuentan con los ingresos suficientes para acceder a la canasta familiar, y la pobreza asciende a porcentajes elevados, dejando un incremento considerable con relación a la vigencia anterior. Según estudios realizados por economistas, estiman que para Valledupar la línea de pobreza pasaría del 36% al 47% al cierre del año, deteriorando por completo los hogares, la salud, la educación y el trabajo.
La situación económica en el lapso de la cuarentena se tornó compleja, entregar mercados a las comunidades vulnerables fue insuficiente; se necesitan de políticas públicas en generación de empleos, donde las mujeres, jóvenes y adultos tengan la oportunidad de obtener ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas.
Cerrar brechas y construir territorios es una gran tarea que tienen los gobernantes; atender la problemática que se presenta con la población migrante y vulnerable dentro del territorio es una necesidad básica; y es indispensable aumentar cobertura de servicios públicos, dotar los puestos de salud, fortalecer las instituciones educativas, de lo contrario seguirá siendo el detonante de muchos problemas sociales en el municipio.
Erradicar la desigualdad mejora las condiciones sociales y familiares, y se constituye una fuente importante para derribar los índices de violencia e inseguridad en los municipios que han sido afectados por la falta de oportunidades.