El río Guatapurí es uno de los patrimonios naturales más valiosos del pueblo vallenato. Nace en la Sierra Nevada de Santa Marta y durante su recorrido por la ciudad nos permite gozar de sus cristalinas y frías aguas.
El río Guatapurí es uno de los patrimonios naturales más valiosos del pueblo vallenato. Nace en la Sierra Nevada de Santa Marta y durante su recorrido por la ciudad nos permite gozar de sus cristalinas y frías aguas.
Pero la intervención del hombre se ha convertido en una amenaza para el río. Manos inescrupulosas que desvían su cauce sin permisos legales; irresponsables que botan los desechos en sus aguas; manos criminales que talan de forma ilegal sus árboles e indolentes que cazan de forma indiscriminada su fauna, tienen en riesgo el futuro del afluente que nos da el agua que bebemos a diario.
Por eso, se hace necesario crear conciencia y actuar. El río Guatapurí necesita guardianes, necesita personas que alcen su voz y lo defiendan. ¿Cómo ser un guardián del río Guatapurí? Lo primero es entender su importancia. Sin él no hay futuro, no hay civilización. De su preservación dependen las futuras generaciones.
Como guardianes del río es fundamental que cuando nos bañemos en sus aguas y compremos todo tipo de comida no botemos la basura en sus orillas, sino que dispongamos de las canecas.
Como guardianes es necesario recoger la basura de aquel que no tiene conciencia ciudadana. Y con el ejemplo hacerle la observación; como guardianes del río Guatapurí es importante cuidar los árboles que rodean sus aguas, porque ellos son esenciales para la preservación del ecosistema.
Como guardianes es esencial alzar la voz para que las autoridades ambientales, como la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, controle y regule las desviaciones sobre el cauce del río. Ningún interés particular puede estar por encima del agua de todos los vallenatos.
Como guardianes debemos pedir que los recursos recaudados por la tasa del 1% de los ingresos municipales se destinen al río, promover su vegetación, proteger de riesgos de inundación a su población vecina, que debe reubicarse, y reclamar la ejecución del anhelado Ecoparque lineal.
Como guardianes debemos evitar el despilfarro de agua en los hogares, usar lo necesario. La corriente que emerge desde el nacimiento del río Guatapurí proviene de más de 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar desde la Sierra Nevada de Santa Marta, la cual está amenazada por el cambio climático.
La pérdida de la nieve en el macizo montañoso ubicado al norte de Colombia, entre 1954 a 1995 fue de 71.5 kilómetros cuadrados (km2), para el 2010 ya habría disminuido a 7.14 km2; lo que más preocupa es que en el 2050 posiblemente se daría la desaparición de la nieve.
Son más o menos siete lagunas, entre esas Kokigui, Curiba, Naboba, Dumariba, que le dan vida al Guatapurí y al Donachuí, que se ubican en Jordán (pueblo aruhaco), adquiriendo la misma cantidad de agua para luego recorrer diferentes localidades del Cesar, La Guajira y Magdalena.
Si desaparecen estos espacios, el afluente mágico que conocemos quedará únicamente en las canciones y poesías de aquellos artistas a quienes inspiró la pureza de sus aguas.
¡Cuidemos el río Guatapurí! Los guardianes no descansarán en la tarea.
El río Guatapurí es uno de los patrimonios naturales más valiosos del pueblo vallenato. Nace en la Sierra Nevada de Santa Marta y durante su recorrido por la ciudad nos permite gozar de sus cristalinas y frías aguas.
El río Guatapurí es uno de los patrimonios naturales más valiosos del pueblo vallenato. Nace en la Sierra Nevada de Santa Marta y durante su recorrido por la ciudad nos permite gozar de sus cristalinas y frías aguas.
Pero la intervención del hombre se ha convertido en una amenaza para el río. Manos inescrupulosas que desvían su cauce sin permisos legales; irresponsables que botan los desechos en sus aguas; manos criminales que talan de forma ilegal sus árboles e indolentes que cazan de forma indiscriminada su fauna, tienen en riesgo el futuro del afluente que nos da el agua que bebemos a diario.
Por eso, se hace necesario crear conciencia y actuar. El río Guatapurí necesita guardianes, necesita personas que alcen su voz y lo defiendan. ¿Cómo ser un guardián del río Guatapurí? Lo primero es entender su importancia. Sin él no hay futuro, no hay civilización. De su preservación dependen las futuras generaciones.
Como guardianes del río es fundamental que cuando nos bañemos en sus aguas y compremos todo tipo de comida no botemos la basura en sus orillas, sino que dispongamos de las canecas.
Como guardianes es necesario recoger la basura de aquel que no tiene conciencia ciudadana. Y con el ejemplo hacerle la observación; como guardianes del río Guatapurí es importante cuidar los árboles que rodean sus aguas, porque ellos son esenciales para la preservación del ecosistema.
Como guardianes es esencial alzar la voz para que las autoridades ambientales, como la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, controle y regule las desviaciones sobre el cauce del río. Ningún interés particular puede estar por encima del agua de todos los vallenatos.
Como guardianes debemos pedir que los recursos recaudados por la tasa del 1% de los ingresos municipales se destinen al río, promover su vegetación, proteger de riesgos de inundación a su población vecina, que debe reubicarse, y reclamar la ejecución del anhelado Ecoparque lineal.
Como guardianes debemos evitar el despilfarro de agua en los hogares, usar lo necesario. La corriente que emerge desde el nacimiento del río Guatapurí proviene de más de 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar desde la Sierra Nevada de Santa Marta, la cual está amenazada por el cambio climático.
La pérdida de la nieve en el macizo montañoso ubicado al norte de Colombia, entre 1954 a 1995 fue de 71.5 kilómetros cuadrados (km2), para el 2010 ya habría disminuido a 7.14 km2; lo que más preocupa es que en el 2050 posiblemente se daría la desaparición de la nieve.
Son más o menos siete lagunas, entre esas Kokigui, Curiba, Naboba, Dumariba, que le dan vida al Guatapurí y al Donachuí, que se ubican en Jordán (pueblo aruhaco), adquiriendo la misma cantidad de agua para luego recorrer diferentes localidades del Cesar, La Guajira y Magdalena.
Si desaparecen estos espacios, el afluente mágico que conocemos quedará únicamente en las canciones y poesías de aquellos artistas a quienes inspiró la pureza de sus aguas.
¡Cuidemos el río Guatapurí! Los guardianes no descansarán en la tarea.