Patricia Maestre, directora de la feria gastronómica Sabor Barranquilla y figura reconocida por su trabajo con la Cruz Roja del Atlántico, ha sido una gran impulsora de la cultura culinaria del Caribe colombiano. De raíces vallenatas y con una profunda conexión con la ciudad de Valledupar, ha trabajado para exhibir y proyectar la riqueza cultural, gastronómica y natural de esta región más allá de sus eventos tradicionales, como el icónico Festival Vallenato.
Para Patricia, Valledupar es mucho más que música; es un territorio único por su topografía, sus cuatro etnias distintas y su herencia cultural, aspectos que busca dar a conocer a través de la gastronomía y el turismo.
Con un linaje que conecta con la familia Pavajeau, una de las fundadoras en Valledupar, Patricia ha dejado ver cómo sus raíces vallenatas influyen en su visión y en la manera de mostrar el Caribe desde su mesa. La directora ha enfatizado en la importancia de valorar la gastronomía femenina en la región, resaltando el papel fundamental de las mujeres en la cocina vallenata, quienes transforman los productos del campo en platos llenos de sabor y tradición.
¿Cuáles fueron esas razones principales para escoger a Valledupar además de sus raíces vallenatas?
Bueno, porque yo soy una convencida de que las ciudades son mucho más que sus eventos principales y ese es el caso del Festival Vallenato. Conociendo la ciudad como la conozco, me parecía que había que mostrar su gastronomía y su entorno natural tan rico que tiene.
Valledupar es una ciudad única por su topografía, sus cuatro etnias, que casi ningún otro departamento del Caribe tiene tanta riqueza cultural. Entonces, quería que se mostrara precisamente así para que la gente visite la ciudad, sus joyas arquitectónicas, coloniales, sus costumbres, pueblos como Valencia de Jesús, que es un Pueblo Bello, todo lo que está alrededor, que es único y muchas veces desconocido. Estamos felices de tenerlos.
Ya más personal, ¿cuál es su plato favorito?
No cambio de opinión: sigue siendo el sancocho de chivo. Crecí comiéndolo y no hay nada más rico que un sancocho de chivo hecho en leña debajo de un palo de mango, aunque ya no pueda degustarlo así, sigue siendo parte de nuestra dieta aquí en Barranquilla.
¿Qué impacto cree que va a tener este impulso a la gastronomía, al turismo y al desarrollo económico?
Creo que va a haber un impacto de doble vía. Por un lado, que los que vivimos fuera veamos a Valledupar como un destino turístico, gastronómico y cultural diferente, no solo como la ciudad del festival y la música vallenata, sino con otros ojos.
Por otro lado, creo que al gobierno local también se le abren los ojos cuando ven todo lo que se puede mostrar de la ciudad hacia afuera, de una forma muy completa. Y creo que les va a gustar salir a mostrar Valledupar de otra forma.
Me ha parecido particular el rol que tienen las mujeres en la cocina vallenata. ¿Eso fue algo pensado o intencional?
Cuando sugerí la participación del sector gastronómico de Valledupar, llevaba ya más de un año haciendo recorridos por la ciudad y conociendo a todas estas mujeres maravillosas que preparan los platos que han traído.
En general, en el Caribe, hay más mujeres que hombres matronas de la cocina, como les dicen, porque el hombre está más relacionado con el cultivo y el trabajo en el campo, y la mujer transforma y prepara la comida. Por eso no me sorprende que sean más mujeres las que estén al frente de esta cocina tradicional.
El éxito de la idea de Maestre cobró vida, ya que de cara a la próxima edición de Sabor Barranquilla 2026, María Marta Lacouture aseguró el compromiso de Valledupar para seguir participando, afirmando que “Valledupar llegó para quedarse en Sabor Barranquilla. El año 2026, edición 19 de Sabor Barranquilla, estaremos aquí”.
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Desde ya chefs y comensales vallenatos alistan sus paladares para vivir otra fiesta de la gastronomía local, regional, nacional e internacional. La directora tiene en mente la unificación de las regiones a punta de cucharadas de Sabor Barranquilla.
