Los más optimistas creían que el candidato presidente no alcanzaría la mayoría absoluta de votos y por lo tanto se presentaría una segunda vuelta presidencial, lo que nadie pensó fue que perdería esa elecciónpor un amplio margen, en contra de las maquinarias, la gran prensa y los incautos, quienes inocentemente creen que dos centralistas y […]
Los más optimistas creían que el candidato presidente no alcanzaría la mayoría absoluta de votos y por lo tanto se presentaría una segunda vuelta presidencial, lo que nadie pensó fue que perdería esa elecciónpor un amplio margen, en contra de las maquinarias, la gran prensa y los incautos, quienes inocentemente creen que dos centralistas y aristócratas ‘rolos’ son capaces de implementar la transformación social que necesita el país para poder hablar de Paz.
Muchos análisis se han hecho de la jornada electoral, cada uno con el sesgo propio de la pasión política que al igual que el amor, al deformarse acepta como válidas todo tipo de armas. Esta es la razón de la guerra sucia que se apoderó delapráctica electoral, independiente al nivel jerárquico deldebate.
Los escándalos judiciales, transmitidos en tiempo real por los medios de comunicación parcializados, quienes degradan su programación habitual en un permanente espacio de publicidad política pagada;los enfrentamientos institucionales de los organismos de control, que compiten no por demostrar cual imparte efectivamente justicia sino quién aparta del camino más adversarioscon un fallo judicial y la pasarela de asesores en una permanente lucha por posicionar sofismas complacientes al oído del elector, pero en la mayoría de casos muy apartados de la real intención del candidato, reemplazaron a los planteamientos programáticos serios que en algún momento le dieron la nobleza al ejercicio político.
Esta crisis hizo que en los departamentos del Cesar y La Guajira ganara el candidato presidente, sabiendo todos que en estos cuatro años de gobierno la única locomotora prometida que funcionó fue la que se llevó nuestras regalías, a las que tenemos derecho por las externalidades negativas producto de lalocal explotación del carbón. Todo bajo la mirada cómplice, retrógrada y hasta hipócrita de gobernadores, alcaldes y congresistas, quienes prefieren seguir pasando como ilustres desconocidos e inéditos promotores de iniciativas legislativas en el Congreso de la República, a promover la reivindicación regional de derechos en contra de la mendicidad instaurada por el mentiroso gobierno de la prosperidad.
Afortunadamente otras zonas del país reaccionaron y las réplicas en nuestro departamento no se han hecho esperar. El pueblo colombiano irrespetóla inequidad del excluyente poder bogotano; nuestro departamento no será ajeno a ese estoicismo. Por eso el Cesar votará contra el centralismo, contra la deslealtad disfrazada de dinámica política, contra la prepotencia de un candidato a vicepresidente quien como un simple ministro agredió a algunos de nuestros periodistas, así a algunos de éstos se les haya olvidado, contra el totalitarismo político que las chequeras y el terror traducen en votos, ycontra la incompetencia que sueña con un alto cargo del Estado manejado a diez manos.
Amigo lector no te dejes confundir, no pierdas de vista tus verdaderas necesidades, en el cubículo piensa que votas por tu bienestar y no como un bulto vario o registro estadístico que algunos dirigentes van a negociar para su lucro personal.Atrévete, vota por ti.
Los más optimistas creían que el candidato presidente no alcanzaría la mayoría absoluta de votos y por lo tanto se presentaría una segunda vuelta presidencial, lo que nadie pensó fue que perdería esa elecciónpor un amplio margen, en contra de las maquinarias, la gran prensa y los incautos, quienes inocentemente creen que dos centralistas y […]
Los más optimistas creían que el candidato presidente no alcanzaría la mayoría absoluta de votos y por lo tanto se presentaría una segunda vuelta presidencial, lo que nadie pensó fue que perdería esa elecciónpor un amplio margen, en contra de las maquinarias, la gran prensa y los incautos, quienes inocentemente creen que dos centralistas y aristócratas ‘rolos’ son capaces de implementar la transformación social que necesita el país para poder hablar de Paz.
Muchos análisis se han hecho de la jornada electoral, cada uno con el sesgo propio de la pasión política que al igual que el amor, al deformarse acepta como válidas todo tipo de armas. Esta es la razón de la guerra sucia que se apoderó delapráctica electoral, independiente al nivel jerárquico deldebate.
Los escándalos judiciales, transmitidos en tiempo real por los medios de comunicación parcializados, quienes degradan su programación habitual en un permanente espacio de publicidad política pagada;los enfrentamientos institucionales de los organismos de control, que compiten no por demostrar cual imparte efectivamente justicia sino quién aparta del camino más adversarioscon un fallo judicial y la pasarela de asesores en una permanente lucha por posicionar sofismas complacientes al oído del elector, pero en la mayoría de casos muy apartados de la real intención del candidato, reemplazaron a los planteamientos programáticos serios que en algún momento le dieron la nobleza al ejercicio político.
Esta crisis hizo que en los departamentos del Cesar y La Guajira ganara el candidato presidente, sabiendo todos que en estos cuatro años de gobierno la única locomotora prometida que funcionó fue la que se llevó nuestras regalías, a las que tenemos derecho por las externalidades negativas producto de lalocal explotación del carbón. Todo bajo la mirada cómplice, retrógrada y hasta hipócrita de gobernadores, alcaldes y congresistas, quienes prefieren seguir pasando como ilustres desconocidos e inéditos promotores de iniciativas legislativas en el Congreso de la República, a promover la reivindicación regional de derechos en contra de la mendicidad instaurada por el mentiroso gobierno de la prosperidad.
Afortunadamente otras zonas del país reaccionaron y las réplicas en nuestro departamento no se han hecho esperar. El pueblo colombiano irrespetóla inequidad del excluyente poder bogotano; nuestro departamento no será ajeno a ese estoicismo. Por eso el Cesar votará contra el centralismo, contra la deslealtad disfrazada de dinámica política, contra la prepotencia de un candidato a vicepresidente quien como un simple ministro agredió a algunos de nuestros periodistas, así a algunos de éstos se les haya olvidado, contra el totalitarismo político que las chequeras y el terror traducen en votos, ycontra la incompetencia que sueña con un alto cargo del Estado manejado a diez manos.
Amigo lector no te dejes confundir, no pierdas de vista tus verdaderas necesidades, en el cubículo piensa que votas por tu bienestar y no como un bulto vario o registro estadístico que algunos dirigentes van a negociar para su lucro personal.Atrévete, vota por ti.