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Columnista - 7 enero, 2020

Comenzaron los mandatos

De las segundas partes se dice que no son buenas porque el éxito de las primeras las opaca o porque lo que en éstas se entrega no colma las expectativas con las que se publicitan, ejemplos hay muchos, ni El Quijote con toda su grandeza se salvó de esta sentencia. Hoy el doctor Luis Alberto […]

De las segundas partes se dice que no son buenas porque el éxito de las primeras las opaca o porque lo que en éstas se entrega no colma las expectativas con las que se publicitan, ejemplos hay muchos, ni El Quijote con toda su grandeza se salvó de esta sentencia. Hoy el doctor Luis Alberto Monsalvo Gnecco enfrenta una nueva etapa como gobernador de nuestro departamento, despertando incertidumbre acerca del éxito o fracaso de su gestión.

En campaña se dijo por todos los medios que “lo hizo bien y que lo hará mejor”, algo que del todo no es cierto, la frase sencillamente fue una arenga de campaña al mejor estilo del nazi Joseph Goebbels, quien con su estrategia convenció al mundo que ‘una mentira repetida mil veces se convierte en una gran verdad’, heredándole a los estrategas políticos modernos una maniobra básica para manipular la voluntad electoral y que a la postre dio sus réditos, al punto que aumentó la votación del mandatario convirtiéndolo hoy casi en un emperador, soslayando socios políticos, que dicho sea de paso soportan con paciencia la indiferencia del aliado.

Ya ni para qué nombrar los desaciertos disfrazados de logros del primer mandato del doctor Monsalvo, preferible aspirar a que el liderazgo y control sobre la gestión que le hemos visto en estos primeros días de gobierno se mantenga, porque además de que por fin podríamos hacer un verdadero balance de su capacidad administrativa, fácilmente pueda cumplir la segunda parte de su lema de campaña haciéndolo mejor.

Por los lados de las alcaldías, en Valledupar se estrena administrativamente el Mello Castro, tiene todas las oportunidades para consolidar un liderazgo popular, es joven, carismático y hereda abolengo político que en estas tierras aún sigue pesando, promete rodearse de coequiperos cuya inspiración sea la satisfacción de las necesidades del pueblo vallenato, ojalá mantengan esa filosofía, a pesar de que en el gabinete no haya nombres representantes de los barrios que le dieron posada en las agotadoras noches de campaña.

El Mello mantiene la ilusión de que nuestra ciudad volverá a ser la Sorpresa Caribe con orden, seguridad e inversión social, suponemos trabajará febrilmente en ello y en ese propósito tendrá que tomar decisiones sobre el sinuoso filo entre el beneficio general y el populismo de campaña, ahí estará el quiebre de mantener o no la popularidad, de hecho y por solo poner un ejemplo, muchos de sus electores siguen soñando con verlo tirar al río Guatapurí las llaves de las camabajas que trasladan las motocicletas al parqueadero municipal, tal como lo dijo en campaña. Toca esperar.

Los demás amigos en el resto de municipios también tienen un gran desafío ya que contados fueron los alcaldes que eligieron a un amigo sucesor, los nuevos tendrán entonces que recomponer el camino y volver a utilizar las inversiones públicas para el cumplimiento de metas, identificando las preferencias de la comunidad, a la que deben darle participación para tener gobernabilidad y adherencia popular con las políticas públicas. Ese es el secreto, comienza el reto. Éxitos a todos. Un abrazo. [email protected]

Columnista
7 enero, 2020

Comenzaron los mandatos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

De las segundas partes se dice que no son buenas porque el éxito de las primeras las opaca o porque lo que en éstas se entrega no colma las expectativas con las que se publicitan, ejemplos hay muchos, ni El Quijote con toda su grandeza se salvó de esta sentencia. Hoy el doctor Luis Alberto […]


De las segundas partes se dice que no son buenas porque el éxito de las primeras las opaca o porque lo que en éstas se entrega no colma las expectativas con las que se publicitan, ejemplos hay muchos, ni El Quijote con toda su grandeza se salvó de esta sentencia. Hoy el doctor Luis Alberto Monsalvo Gnecco enfrenta una nueva etapa como gobernador de nuestro departamento, despertando incertidumbre acerca del éxito o fracaso de su gestión.

En campaña se dijo por todos los medios que “lo hizo bien y que lo hará mejor”, algo que del todo no es cierto, la frase sencillamente fue una arenga de campaña al mejor estilo del nazi Joseph Goebbels, quien con su estrategia convenció al mundo que ‘una mentira repetida mil veces se convierte en una gran verdad’, heredándole a los estrategas políticos modernos una maniobra básica para manipular la voluntad electoral y que a la postre dio sus réditos, al punto que aumentó la votación del mandatario convirtiéndolo hoy casi en un emperador, soslayando socios políticos, que dicho sea de paso soportan con paciencia la indiferencia del aliado.

Ya ni para qué nombrar los desaciertos disfrazados de logros del primer mandato del doctor Monsalvo, preferible aspirar a que el liderazgo y control sobre la gestión que le hemos visto en estos primeros días de gobierno se mantenga, porque además de que por fin podríamos hacer un verdadero balance de su capacidad administrativa, fácilmente pueda cumplir la segunda parte de su lema de campaña haciéndolo mejor.

Por los lados de las alcaldías, en Valledupar se estrena administrativamente el Mello Castro, tiene todas las oportunidades para consolidar un liderazgo popular, es joven, carismático y hereda abolengo político que en estas tierras aún sigue pesando, promete rodearse de coequiperos cuya inspiración sea la satisfacción de las necesidades del pueblo vallenato, ojalá mantengan esa filosofía, a pesar de que en el gabinete no haya nombres representantes de los barrios que le dieron posada en las agotadoras noches de campaña.

El Mello mantiene la ilusión de que nuestra ciudad volverá a ser la Sorpresa Caribe con orden, seguridad e inversión social, suponemos trabajará febrilmente en ello y en ese propósito tendrá que tomar decisiones sobre el sinuoso filo entre el beneficio general y el populismo de campaña, ahí estará el quiebre de mantener o no la popularidad, de hecho y por solo poner un ejemplo, muchos de sus electores siguen soñando con verlo tirar al río Guatapurí las llaves de las camabajas que trasladan las motocicletas al parqueadero municipal, tal como lo dijo en campaña. Toca esperar.

Los demás amigos en el resto de municipios también tienen un gran desafío ya que contados fueron los alcaldes que eligieron a un amigo sucesor, los nuevos tendrán entonces que recomponer el camino y volver a utilizar las inversiones públicas para el cumplimiento de metas, identificando las preferencias de la comunidad, a la que deben darle participación para tener gobernabilidad y adherencia popular con las políticas públicas. Ese es el secreto, comienza el reto. Éxitos a todos. Un abrazo. [email protected]