El vehículo involucrado en el percance es de placas TLV-805, cuyo conductor inicialmente emprendió la huida.
Un albañil con padre colombiano y madre venezolana, que recientemente llegó a Valledupar en busca de nuevas oportunidades de trabajo, pereció la noche del pasado domingo al ser arrollado por un automóvil de servicio público.
El percance se presentó en la carrera 25ª del barrio Mareigua, sur de Valledupar, donde perdió la vida Manuel Enrique Núñez Iguarán, de 24 años de edad, nacido en Los Puertos de Alta de Gracia, Venezuela, pero residente desde hace algunos días en la casa de los abuelos paternos, ubicada en la calle 48 con carrera 25ª del barrio Villa Fuentes, muy cerca del lugar del accidente.
El vehículo involucrado en el percance es de placas TLV-805, cuyo conductor inicialmente emprendió la huida del lugar del suceso y dejó abandonado el taxi en La Ciudadela 450 años, primera etapa, al parecer, por temor a represalias de los allegados al transeúnte.
Manuel Enrique Núñez Iguarán se movilizaba a pie cuando fue embestido por el automotor, cuyo impacto lo hizo volar varios metros y cayó posteriormente sobre el pavimento, sufriendo trauma craneoencefálico severo y otras lesiones que le causaron la muerte en el acto. Sin embargo, fue auxiliado por varias personas y trasladado a la Clínica Santa Isabel de esta capital, donde los médicos confirmaron que no tenía signos vitales.
Miguel Núñez Torres, abuelo paterno de la víctima, reveló que el joven había llegado recientemente a Valledupar en busca de nuevos horizontes, a raíz de la difícil situación que afrontan en Venezuela; se dedicaba a la albañilería y estaba a gusto con ese trabajo.
“Abuelo, deme un permiso… Voy allí mismito y ya regreso, no me voy a demorar”, recuerda don Miguel que fueron las últimas palabras que le escuchó a su nieto.
“Él no era callejero. Minutos después, vino una amiga a avisarme que a él se lo había llevado un carro y el cadáver lo habían recogido y llevado para la morgue. Pero llegamos allá y nos dijeron que hasta allá no habían trasladado ningún cadáver, luego nos dijeron que estaba en la clínica de Alta Complejidad y tampoco, al final llegamos a la Santa Isabel y allá lo encontramos, pero ya estaba muerto”, contó.
Por Abdel Martínez Pérez /EL PILÓN
El vehículo involucrado en el percance es de placas TLV-805, cuyo conductor inicialmente emprendió la huida.
Un albañil con padre colombiano y madre venezolana, que recientemente llegó a Valledupar en busca de nuevas oportunidades de trabajo, pereció la noche del pasado domingo al ser arrollado por un automóvil de servicio público.
El percance se presentó en la carrera 25ª del barrio Mareigua, sur de Valledupar, donde perdió la vida Manuel Enrique Núñez Iguarán, de 24 años de edad, nacido en Los Puertos de Alta de Gracia, Venezuela, pero residente desde hace algunos días en la casa de los abuelos paternos, ubicada en la calle 48 con carrera 25ª del barrio Villa Fuentes, muy cerca del lugar del accidente.
El vehículo involucrado en el percance es de placas TLV-805, cuyo conductor inicialmente emprendió la huida del lugar del suceso y dejó abandonado el taxi en La Ciudadela 450 años, primera etapa, al parecer, por temor a represalias de los allegados al transeúnte.
Manuel Enrique Núñez Iguarán se movilizaba a pie cuando fue embestido por el automotor, cuyo impacto lo hizo volar varios metros y cayó posteriormente sobre el pavimento, sufriendo trauma craneoencefálico severo y otras lesiones que le causaron la muerte en el acto. Sin embargo, fue auxiliado por varias personas y trasladado a la Clínica Santa Isabel de esta capital, donde los médicos confirmaron que no tenía signos vitales.
Miguel Núñez Torres, abuelo paterno de la víctima, reveló que el joven había llegado recientemente a Valledupar en busca de nuevos horizontes, a raíz de la difícil situación que afrontan en Venezuela; se dedicaba a la albañilería y estaba a gusto con ese trabajo.
“Abuelo, deme un permiso… Voy allí mismito y ya regreso, no me voy a demorar”, recuerda don Miguel que fueron las últimas palabras que le escuchó a su nieto.
“Él no era callejero. Minutos después, vino una amiga a avisarme que a él se lo había llevado un carro y el cadáver lo habían recogido y llevado para la morgue. Pero llegamos allá y nos dijeron que hasta allá no habían trasladado ningún cadáver, luego nos dijeron que estaba en la clínica de Alta Complejidad y tampoco, al final llegamos a la Santa Isabel y allá lo encontramos, pero ya estaba muerto”, contó.
Por Abdel Martínez Pérez /EL PILÓN