Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 12 noviembre, 2018

Colombia violenta

Si te escondes eres culpable. Si te tapas la cara eres cobarde. Si aprovechas el momento para desatar el odio o el morbo ¿qué eres? Si eres un pirómano, ese no era tu lugar. Si exigías mejor trato ¿por qué atacar a un guardián de la heredad? Colombia no supera el pasado, no puede: nació […]

Si te escondes eres culpable. Si te tapas la cara eres cobarde. Si aprovechas el momento para desatar el odio o el morbo ¿qué eres? Si eres un pirómano, ese no era tu lugar. Si exigías mejor trato ¿por qué atacar a un guardián de la heredad? Colombia no supera el pasado, no puede: nació violenta por desgracia. No sabe protestar.

En mayo de 1968 se volvió histórica una manifestación estudiantil en Francia: El Mayo Francés como se conoce. Fue una serie de manifestaciones de estudiantes izquierdistas que protestaron contra la sociedad de consumo y al que se agregaron obreros, industriales y sindicalistas y hasta filósofos como Jean Paul Sartre, de quien se dice que fue el pensador real de esta revuelta, que se regó por toda Francia, pero se centró más en París. Se impugnaba el orden social y esto llamó la atención de otros países, que se unieron. Se dice que los estudiantes se inspiraron en el movimiento hippie, floreciente para la fecha, pero fue de grandes proporciones, tanto que puso en aprietos a Charles de Gaulle. Se dice que ha sido la huelga general más grande del mundo, pero no se registran encapuchados. No se habla de encapuchados, todos daban la cara.

Esta revolución que traigo a colación y que se volvió fiesta nacional y tuve la oportunidad de apreciarla este año de su cincuentenario cerca al Arco del Triunfo, se me vino a la mente al observar el vandalismo de nuestras propuestas. Unos estudiantes, la mayoría, instigados por rufianes encubiertos que los vuelven ciegos y sordos y en muchas ocasiones ni saben por qué protestan.

Por derecho, hay que protestar, hay que reclamar, hay que señalar lo que está mal, pero también hay que reprimir la bestia que se lleva dentro, ya es hora de que el diálogo sea aceptado como la solución al problema por el que se protesta. No entiendo: ¿Por qué herir al hermano? ¿Por qué el desafuero de algunos sectores que no saben perder unas elecciones y llevan a la juventud al desmadre, con un Bolívar, que no es el Libertador, viejo y frustrado a animar a los muchachos a que pongan en riesgo no solo la vida de los demás sino la de ellos mismos?

Hay un gobierno que comienza, que no se esconde, que no se encapucha, que invita a volver a la mesa de diálogo, se puede negociar, se pueden cambiar las bombas incendiarias por palabras contundentes, por elocuencia que logre por lo menos la mitad de lo que se pide. Se necesita aportar y recordar algo de la frase de Kennedy. “… ¿qué podemos hacer por el país?”

Por Mary Daza Orozco

Columnista
12 noviembre, 2018

Colombia violenta

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Mary Daza Orozco

Si te escondes eres culpable. Si te tapas la cara eres cobarde. Si aprovechas el momento para desatar el odio o el morbo ¿qué eres? Si eres un pirómano, ese no era tu lugar. Si exigías mejor trato ¿por qué atacar a un guardián de la heredad? Colombia no supera el pasado, no puede: nació […]


Si te escondes eres culpable. Si te tapas la cara eres cobarde. Si aprovechas el momento para desatar el odio o el morbo ¿qué eres? Si eres un pirómano, ese no era tu lugar. Si exigías mejor trato ¿por qué atacar a un guardián de la heredad? Colombia no supera el pasado, no puede: nació violenta por desgracia. No sabe protestar.

En mayo de 1968 se volvió histórica una manifestación estudiantil en Francia: El Mayo Francés como se conoce. Fue una serie de manifestaciones de estudiantes izquierdistas que protestaron contra la sociedad de consumo y al que se agregaron obreros, industriales y sindicalistas y hasta filósofos como Jean Paul Sartre, de quien se dice que fue el pensador real de esta revuelta, que se regó por toda Francia, pero se centró más en París. Se impugnaba el orden social y esto llamó la atención de otros países, que se unieron. Se dice que los estudiantes se inspiraron en el movimiento hippie, floreciente para la fecha, pero fue de grandes proporciones, tanto que puso en aprietos a Charles de Gaulle. Se dice que ha sido la huelga general más grande del mundo, pero no se registran encapuchados. No se habla de encapuchados, todos daban la cara.

Esta revolución que traigo a colación y que se volvió fiesta nacional y tuve la oportunidad de apreciarla este año de su cincuentenario cerca al Arco del Triunfo, se me vino a la mente al observar el vandalismo de nuestras propuestas. Unos estudiantes, la mayoría, instigados por rufianes encubiertos que los vuelven ciegos y sordos y en muchas ocasiones ni saben por qué protestan.

Por derecho, hay que protestar, hay que reclamar, hay que señalar lo que está mal, pero también hay que reprimir la bestia que se lleva dentro, ya es hora de que el diálogo sea aceptado como la solución al problema por el que se protesta. No entiendo: ¿Por qué herir al hermano? ¿Por qué el desafuero de algunos sectores que no saben perder unas elecciones y llevan a la juventud al desmadre, con un Bolívar, que no es el Libertador, viejo y frustrado a animar a los muchachos a que pongan en riesgo no solo la vida de los demás sino la de ellos mismos?

Hay un gobierno que comienza, que no se esconde, que no se encapucha, que invita a volver a la mesa de diálogo, se puede negociar, se pueden cambiar las bombas incendiarias por palabras contundentes, por elocuencia que logre por lo menos la mitad de lo que se pide. Se necesita aportar y recordar algo de la frase de Kennedy. “… ¿qué podemos hacer por el país?”

Por Mary Daza Orozco