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Columnista - 30 junio, 2014

Colombia una sinfonía amarilla

La selección de fútbol de Colombia es una sinfonía amarilla de táctica, talento y disciplina. Cada jugador lleva en su alma la pasión por el deporte, la responsabilidad de representar al país y el coraje para dejar en cada partido la energía de la última gota de sudor. Es la mejor selección en la historia […]

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La selección de fútbol de Colombia es una sinfonía amarilla de táctica, talento y disciplina. Cada jugador lleva en su alma la pasión por el deporte, la responsabilidad de representar al país y el coraje para dejar en cada partido la energía de la última gota de sudor.

Es la mejor selección en la historia de Colombia en los mundiales. La de la época del Pibe Valderrama hubo estrellas, pero faltó liderazgo de disciplina en la jerarquía del cuerpo técnico para que el equipo como conjunto desarrollará toda su capacidad competitivaen el campeonato mundial; no obstante, debemos recordar con gratitud las satisfacciones que nos regalaron.

Pero no hay duda de que esta selección es superior, hay un técnico conautonomía y categoría triunfadora, que ha implementado la mentalidad integral de jugar pensando en el equipo sin tener el complejo inferior de la tradición; además, borró lapercepción de la Falcaodependencia que periodistas y fanáticos tenían en la memoria. Todos los jugadores tienen aptitud individual y colectiva, y la habilidad para cumplir con el libreto táctico y la libertad para crear la mejor jugada en el momento oportuno. No es un equipo lineal ni repetitivo.

La selección de Colombia es una orquesta donde cada jugador interpreta a la perfección el pentagrama.Sobresalen individualidades, pero están supeditadas al juego en conjunto. Un buen equipo comienza con el arquero dicen los expertos, y eso es David Ospina, un verdadero David que con su coraje y habilidad felina vence a los Goliat, y contagia deoptimismo a sus compañeros.

Mario Albero Yepes es el mariscal del área; Juan Guillermo Cuadrado el de plasticidad y cintura de fantasía para superar a sus marcadores; James Rodríguez el emblema de la sinfonía orquestal: creatividad, dominio, sutileza, liderazgo, conductor. Siempre en el lugar preciso y en el momento preciso, cuatro partidosy cinco goles; declarado por la FIFA el mejor jugador de la primera fase del Mundial. Todos los jugadores se han comportado como héroes y caballeros. Gracias por llenarnos de júbiloy de amor de patria y ponernos a soñar con la posibilidad de ser el ganador de la Copa Mundial de Futbol Brasil 2014.

Mi invitación es que sigamos celebrando con sensatez, porque en el en juego y en la fiesta se conoce al caballero. El caballero celebra con prudencia la victoria y acepta con humildad la derrota, siempre y cuando el juego haya sido limpio, sin la duda de la trampa.

Respetemos y acatemos las leyes. Hagamos gala de la cultura ciudadana y controlemos las emociones primitivas para celebrar en familia.

La Ley seca es para los sitios públicos, pero cada quien puede reunirse con sus amigos y vecinos en su casa. La economía no puede estar por encima de la vida humana. El impuesto que pagan los estancos a la arcas del municipio no compensa las fatalidades de los accidentes que producen los excesos de estos festejos.

Columnista
30 junio, 2014

Colombia una sinfonía amarilla

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

La selección de fútbol de Colombia es una sinfonía amarilla de táctica, talento y disciplina. Cada jugador lleva en su alma la pasión por el deporte, la responsabilidad de representar al país y el coraje para dejar en cada partido la energía de la última gota de sudor. Es la mejor selección en la historia […]


La selección de fútbol de Colombia es una sinfonía amarilla de táctica, talento y disciplina. Cada jugador lleva en su alma la pasión por el deporte, la responsabilidad de representar al país y el coraje para dejar en cada partido la energía de la última gota de sudor.

Es la mejor selección en la historia de Colombia en los mundiales. La de la época del Pibe Valderrama hubo estrellas, pero faltó liderazgo de disciplina en la jerarquía del cuerpo técnico para que el equipo como conjunto desarrollará toda su capacidad competitivaen el campeonato mundial; no obstante, debemos recordar con gratitud las satisfacciones que nos regalaron.

Pero no hay duda de que esta selección es superior, hay un técnico conautonomía y categoría triunfadora, que ha implementado la mentalidad integral de jugar pensando en el equipo sin tener el complejo inferior de la tradición; además, borró lapercepción de la Falcaodependencia que periodistas y fanáticos tenían en la memoria. Todos los jugadores tienen aptitud individual y colectiva, y la habilidad para cumplir con el libreto táctico y la libertad para crear la mejor jugada en el momento oportuno. No es un equipo lineal ni repetitivo.

La selección de Colombia es una orquesta donde cada jugador interpreta a la perfección el pentagrama.Sobresalen individualidades, pero están supeditadas al juego en conjunto. Un buen equipo comienza con el arquero dicen los expertos, y eso es David Ospina, un verdadero David que con su coraje y habilidad felina vence a los Goliat, y contagia deoptimismo a sus compañeros.

Mario Albero Yepes es el mariscal del área; Juan Guillermo Cuadrado el de plasticidad y cintura de fantasía para superar a sus marcadores; James Rodríguez el emblema de la sinfonía orquestal: creatividad, dominio, sutileza, liderazgo, conductor. Siempre en el lugar preciso y en el momento preciso, cuatro partidosy cinco goles; declarado por la FIFA el mejor jugador de la primera fase del Mundial. Todos los jugadores se han comportado como héroes y caballeros. Gracias por llenarnos de júbiloy de amor de patria y ponernos a soñar con la posibilidad de ser el ganador de la Copa Mundial de Futbol Brasil 2014.

Mi invitación es que sigamos celebrando con sensatez, porque en el en juego y en la fiesta se conoce al caballero. El caballero celebra con prudencia la victoria y acepta con humildad la derrota, siempre y cuando el juego haya sido limpio, sin la duda de la trampa.

Respetemos y acatemos las leyes. Hagamos gala de la cultura ciudadana y controlemos las emociones primitivas para celebrar en familia.

La Ley seca es para los sitios públicos, pero cada quien puede reunirse con sus amigos y vecinos en su casa. La economía no puede estar por encima de la vida humana. El impuesto que pagan los estancos a la arcas del municipio no compensa las fatalidades de los accidentes que producen los excesos de estos festejos.