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Columnista - 26 mayo, 2018

Colombia: requiere un mejor futuro

Nuestro país, requiere con urgencia la puesta en marcha de una estrategia efectiva que involucre el valor del compromiso ciudadano con sus motivaciones. Este enunciado abarca circunstancias concretas de diversos acontecimientos históricos que trascienden el drama y el dolor; toda vez que la sociedad tiende a estar atornillada al letargo del simple conformismo. Lo ideal […]

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Nuestro país, requiere con urgencia la puesta en marcha de una estrategia efectiva que involucre el valor del compromiso ciudadano con sus motivaciones. Este enunciado abarca circunstancias concretas de diversos acontecimientos históricos que trascienden el drama y el dolor; toda vez que la sociedad tiende a estar atornillada al letargo del simple conformismo. Lo ideal aquí es emprender un prometedor camino hacia la formación, la vocación de servicios y desarrollo social; es una especie de mensaje colmado con sentimientos de pertenencia, que nos permita desarraigar el pasado trágico y conflictivo que los seres humanos experimentamos.

En este sentido son muchos los retos que hay que afrontar a través de un proceso claro, justo y en tiempo real, que promueva y articulen una visión de desarrollo y cumpla el estricto apego a las obligaciones y lo más importante que se proyecte como iniciativa de vanguardia hacia el avance progresista. Bajo este contexto, muchas señales apuntan a que el interés real es quitar cualquier talanquera que impida desarrollo y para ello es menester de manera seria y responsable, el desafío de ser mejor cada día y de iniciar un proceso de planeación articulado a la estructura organizacional del objeto que perseguimos; solo así será posible eliminar las amenazas extremas que azotan y distorsionan la vida en sociedad, tales como la pereza, la apatía, la falta de emprendimiento, el desapego y todos aquellos aspectos que se concretan en el escenario de lo indeseado. La implementación de este ejercicio debe inscribirse en la búsqueda de alternativas bajo un enfoque de resolución que avance y propicie decisiones pertinentes, para tener voz en la consolidación de la paz y desarrollo sostenible, con la adopción de medidas para la promoción de la participación.

Esta temática propicia una pregunta rectora que genera mayor expectativa y prevención sobre los avances y desarrollos de ciudad y país. Como quiera que la sociedad es la extensión del individuo, no podemos olvidar que estos están impregnados de egos que en nada contribuyen al fortalecimiento y organización social. Los seres humanos estamos obligados a someternos a una asepsia mental, que nuestros pensamientos afloren con mayor humildad, desprovistos de codicia e intereses mezquinos. Este es un indicador que genera preocupación, pero que poco contribuimos a corregir; no hacemos nada, no obstante a las voces de protestan que suenan.

En este renglón urge de manera imperiosa un cambio transformador, cuyo afán esencial sea formar ciudadanos idóneos al servicio de la sociedad, comprometidos en corregir la senda errada en la cual desde hace rato venimos transitando. Compleja misión de impartir enseñanzas que representen una verdadera opción de cambio que marque la diferencia. Esto se logra con insistencia, perseverancia en cohesión, unidad y equipo; un escenario perfecto para zanjar enormes brechas; en síntesis, esta es una realidad vista en su justa proporción y sin sobredimensión como un proyecto de capital humano avanzado.

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Columnista
26 mayo, 2018

Colombia: requiere un mejor futuro

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jairo Franco Salas

Nuestro país, requiere con urgencia la puesta en marcha de una estrategia efectiva que involucre el valor del compromiso ciudadano con sus motivaciones. Este enunciado abarca circunstancias concretas de diversos acontecimientos históricos que trascienden el drama y el dolor; toda vez que la sociedad tiende a estar atornillada al letargo del simple conformismo. Lo ideal […]


Nuestro país, requiere con urgencia la puesta en marcha de una estrategia efectiva que involucre el valor del compromiso ciudadano con sus motivaciones. Este enunciado abarca circunstancias concretas de diversos acontecimientos históricos que trascienden el drama y el dolor; toda vez que la sociedad tiende a estar atornillada al letargo del simple conformismo. Lo ideal aquí es emprender un prometedor camino hacia la formación, la vocación de servicios y desarrollo social; es una especie de mensaje colmado con sentimientos de pertenencia, que nos permita desarraigar el pasado trágico y conflictivo que los seres humanos experimentamos.

En este sentido son muchos los retos que hay que afrontar a través de un proceso claro, justo y en tiempo real, que promueva y articulen una visión de desarrollo y cumpla el estricto apego a las obligaciones y lo más importante que se proyecte como iniciativa de vanguardia hacia el avance progresista. Bajo este contexto, muchas señales apuntan a que el interés real es quitar cualquier talanquera que impida desarrollo y para ello es menester de manera seria y responsable, el desafío de ser mejor cada día y de iniciar un proceso de planeación articulado a la estructura organizacional del objeto que perseguimos; solo así será posible eliminar las amenazas extremas que azotan y distorsionan la vida en sociedad, tales como la pereza, la apatía, la falta de emprendimiento, el desapego y todos aquellos aspectos que se concretan en el escenario de lo indeseado. La implementación de este ejercicio debe inscribirse en la búsqueda de alternativas bajo un enfoque de resolución que avance y propicie decisiones pertinentes, para tener voz en la consolidación de la paz y desarrollo sostenible, con la adopción de medidas para la promoción de la participación.

Esta temática propicia una pregunta rectora que genera mayor expectativa y prevención sobre los avances y desarrollos de ciudad y país. Como quiera que la sociedad es la extensión del individuo, no podemos olvidar que estos están impregnados de egos que en nada contribuyen al fortalecimiento y organización social. Los seres humanos estamos obligados a someternos a una asepsia mental, que nuestros pensamientos afloren con mayor humildad, desprovistos de codicia e intereses mezquinos. Este es un indicador que genera preocupación, pero que poco contribuimos a corregir; no hacemos nada, no obstante a las voces de protestan que suenan.

En este renglón urge de manera imperiosa un cambio transformador, cuyo afán esencial sea formar ciudadanos idóneos al servicio de la sociedad, comprometidos en corregir la senda errada en la cual desde hace rato venimos transitando. Compleja misión de impartir enseñanzas que representen una verdadera opción de cambio que marque la diferencia. Esto se logra con insistencia, perseverancia en cohesión, unidad y equipo; un escenario perfecto para zanjar enormes brechas; en síntesis, esta es una realidad vista en su justa proporción y sin sobredimensión como un proyecto de capital humano avanzado.

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