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Columnista - 16 junio, 2019

Colombia, pais de contrastes

Debido al proceso político que se avecina he tenido que dejar mi amada y calurosa tierra, donde desde tempranas horas despunta el sol, para entrame entre la montaña, a una población con clima fresco, nublado, desde donde sigo analizando y opinando sobre el acontecer nacional. En los últimos días he evidenciado como nuestra patría se […]

Debido al proceso político que se avecina he tenido que dejar mi amada y calurosa tierra, donde desde tempranas horas despunta el sol, para entrame entre la montaña, a una población con clima fresco, nublado, desde donde sigo analizando y opinando sobre el acontecer nacional.

En los últimos días he evidenciado como nuestra patría se convierte en un país de contrastes, donde damos por sentado acontecimientos con simples pruebas o testimonios y desmeritamos o negamos otras con los mismos argumentos, así mismo nos convertimos en una sociedad amarillista donde prevalece el morbo.

Por medio de un video y testimonio de Marlón Marín condenamos a Jesús Santrichs como narcotraficante, por lo que exigimos su extradición, condena y perdida de beneficios otrogados por el proceso de paz, pero paradojicamente exoneramos y absolvemos a todos los involucrados en los falsos positivos a pesar de las evidencias y testimonios de militares implicados.

Mediante referendo y/o constituyente pedimos reformar la justicia, en especial revocar las altas cortes y derogar la JEP por decisiones controvertidas que van en contravía de los intereses de un sector político como el caso de las objecciones de la jurisdicción especial para la paz o extradicción de Santrichs, pero criticamos iniciativas similares que buscaban acabar con la corrupcción o callamos ante la decisión del beneficio de casa por carcel a los celebros del carrucel de la corrupcción o la no extradición del maximo responsable de agrioingreso seguro.

Brindamos despliegue a la grave situación social, economica y politica en Venezuela, donde hacemos viral el desabastecimiento de alimentos, crisis en la salud, muerte de opositores durante marchas contra el regimen y el reiterado corte del fluido electrico que perjudica al país, pero nos hacemos los de la vista gorda ante los casos de desnutrición de niños en el país, muerte de pacientes por falta de atención medica o implementos medicos como ocurrio en Aguachica a bebe prematuro que fallecio por falta de incubadora, los asesinatos selectivos a lideres sociales o los atropellos de electricaribe a los habitantes de la región caribe quienes padecen cortes diarios del servicio de energia electrica.

Nos solidarizamos con los niños y niñas victimas de asesinato, maltrato y abuso sexual y sus familias, exigiendo protección, respeto y condena ejemplar a los culpables de estos delitos atroces, pero convertimos en sensación y damos despliegue noticioso a las confecciones, versión, pormenores y sufrimiento que padecen las victimas como el caso de Yuliana Sambomi, donde convertimos el relato del victimario Rafael Uribe como sensación noticiosa, sin importar que el consternación de sus familiares, revictimizandolos y haciendo apologia al delito.

Exigimos un estado social de derecho, reclamamos la defensa a la institucionalidad, demandamos la independencia de los poderes publicos, pero aplaudimos como el gobierno y congresistas no respetan, critican y desaprueban las decisiones de las altas cortes, llamando a movilizaciones contra sus decisiones, desautorizando informes como el del Banco de la republica que afirma que la economica del pais esta estancada y las cifras de crecimiento economico son malas.

Si quermos un pais justo y equitativo debemos medir con el mismo racero todas las situaciones, decisiones o actuaciones que se presenten, vengan de donde vengan, no podemos pretender que existan diferentes realidades de acuerdo al ideal politico desde que lo miremos, la ilegalidad es ilegalidad, corrupcción es corrupcción y delito es delito sin importar si es perpetuado, por los de derecha, los de izquierda o los de centro.

Columnista
16 junio, 2019

Colombia, pais de contrastes

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Diógenes Pino Sanjur

Debido al proceso político que se avecina he tenido que dejar mi amada y calurosa tierra, donde desde tempranas horas despunta el sol, para entrame entre la montaña, a una población con clima fresco, nublado, desde donde sigo analizando y opinando sobre el acontecer nacional. En los últimos días he evidenciado como nuestra patría se […]


Debido al proceso político que se avecina he tenido que dejar mi amada y calurosa tierra, donde desde tempranas horas despunta el sol, para entrame entre la montaña, a una población con clima fresco, nublado, desde donde sigo analizando y opinando sobre el acontecer nacional.

En los últimos días he evidenciado como nuestra patría se convierte en un país de contrastes, donde damos por sentado acontecimientos con simples pruebas o testimonios y desmeritamos o negamos otras con los mismos argumentos, así mismo nos convertimos en una sociedad amarillista donde prevalece el morbo.

Por medio de un video y testimonio de Marlón Marín condenamos a Jesús Santrichs como narcotraficante, por lo que exigimos su extradición, condena y perdida de beneficios otrogados por el proceso de paz, pero paradojicamente exoneramos y absolvemos a todos los involucrados en los falsos positivos a pesar de las evidencias y testimonios de militares implicados.

Mediante referendo y/o constituyente pedimos reformar la justicia, en especial revocar las altas cortes y derogar la JEP por decisiones controvertidas que van en contravía de los intereses de un sector político como el caso de las objecciones de la jurisdicción especial para la paz o extradicción de Santrichs, pero criticamos iniciativas similares que buscaban acabar con la corrupcción o callamos ante la decisión del beneficio de casa por carcel a los celebros del carrucel de la corrupcción o la no extradición del maximo responsable de agrioingreso seguro.

Brindamos despliegue a la grave situación social, economica y politica en Venezuela, donde hacemos viral el desabastecimiento de alimentos, crisis en la salud, muerte de opositores durante marchas contra el regimen y el reiterado corte del fluido electrico que perjudica al país, pero nos hacemos los de la vista gorda ante los casos de desnutrición de niños en el país, muerte de pacientes por falta de atención medica o implementos medicos como ocurrio en Aguachica a bebe prematuro que fallecio por falta de incubadora, los asesinatos selectivos a lideres sociales o los atropellos de electricaribe a los habitantes de la región caribe quienes padecen cortes diarios del servicio de energia electrica.

Nos solidarizamos con los niños y niñas victimas de asesinato, maltrato y abuso sexual y sus familias, exigiendo protección, respeto y condena ejemplar a los culpables de estos delitos atroces, pero convertimos en sensación y damos despliegue noticioso a las confecciones, versión, pormenores y sufrimiento que padecen las victimas como el caso de Yuliana Sambomi, donde convertimos el relato del victimario Rafael Uribe como sensación noticiosa, sin importar que el consternación de sus familiares, revictimizandolos y haciendo apologia al delito.

Exigimos un estado social de derecho, reclamamos la defensa a la institucionalidad, demandamos la independencia de los poderes publicos, pero aplaudimos como el gobierno y congresistas no respetan, critican y desaprueban las decisiones de las altas cortes, llamando a movilizaciones contra sus decisiones, desautorizando informes como el del Banco de la republica que afirma que la economica del pais esta estancada y las cifras de crecimiento economico son malas.

Si quermos un pais justo y equitativo debemos medir con el mismo racero todas las situaciones, decisiones o actuaciones que se presenten, vengan de donde vengan, no podemos pretender que existan diferentes realidades de acuerdo al ideal politico desde que lo miremos, la ilegalidad es ilegalidad, corrupcción es corrupcción y delito es delito sin importar si es perpetuado, por los de derecha, los de izquierda o los de centro.