Como en una película de suspenso de Netflix, poco a poco se van conociendo las cifras que muestran la magnitud del daño que le ha hecho el covid-19, no solo a la salud de la humanidad, cuando van más de tres millones y medio de muertos en todo el mundo, sino también el daño a […]
Como en una película de suspenso de Netflix, poco a poco se van conociendo las cifras que muestran la magnitud del daño que le ha hecho el covid-19, no solo a la salud de la humanidad, cuando van más de tres millones y medio de muertos en todo el mundo, sino también el daño a la economía mundial, con la recesión más grande de la historia, desde que se llevan registros. Un verdadero desastre por sus consecuencias sobre la pobreza y el desempleo, entre otros factores.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la recuperación de la economía mundial podría presentar una tasa del 6 por ciento sobre el producto global. En el caso de la zona Euro este crecimiento podría ser del 4,4 por ciento y en el caso de América Latina, la región que más nos interesa, del 4,6 por ciento, según las estimaciones del organismo, publicadas en el documento ‘Perspectivas de la economía mundial’.
Aún es prematuro hablar de una luz a final del túnel, es muy grande la incertidumbre; todo dependerá de la evolución de los planes de vacunación en cada uno de los países de la región y del comportamiento de la pandemia que ya llega a su tercer pico. Lo que hemos vivido por el covid-19 es una verdadera película de terror…
En América Latina el comportamiento es heterogéneo, según los daños en cada país, pero también, insisto, según las características de cada economía y la evolución de los planes de vacunación. En 2021, Brasil crecería apenas el 3,8 por ciento; México un 5 por ciento y Argentina un 5,8 por ciento. Colombia un 5,1 por ciento; Chile 6,2 por ciento y Perú 8,7 por ciento. En el caso de Venezuela, el organismo estima una contracción del 10 por ciento para 2021. Qué horror…
A los que peores les irá es a los más pobres de la región, a los países del Caribe, precisamente por su dependencia del turismo, uno de los sectores más afectados por esta tragedia universal.
En el caso de Colombia, reitero, creo que lo he escrito en estos artículos varias veces, y perdonarán la insistencia mis pacientes lectores, debemos hablar de tres golpes: la caída de los precios del petróleo, la crisis de Venezuela, por partida doble, en mi opinión, y viejos problemas que arrastrábamos en materia de desempleo y déficit fiscal. En otras palabras, no podemos decir que todo es culpa del covid; este vino a agravar unas tendencias negativas que ya traíamos. El FMI estima la magnitud de la contracción de nuestro país en un 6,8 por ciento.
La crisis es grande, en el caso de Colombia, Fedesarrollo estima que la pobreza subió al 42 por ciento en 2020. Se perdió buena parte de lo avanzado en la lucha contra ese flagelo en décadas. De allí que se requiera un gran plan de reactivación y asistencia social, y – además- un reajuste en las finanzas públicas.
Los dos temas van relacionados: el Estado tendrá que seguir ayudando a miles de empresas en problemas y a millones de familias que quedaron en una situación peor a la que tenían antes de la pandemia. Así que quienes crean que esto se puede dejar así, y no hacer nada, sencillamente están expresando una opinión irresponsable, en mi opinión. Si Colombia no hace un gran ajuste en sus finanzas públicas: más recaudos, reasignación del gasto y revisión de su deuda pública, sencillamente le bajan la calificación y se le complicará la vida en los mercados financieros internacionales. Es decir, no hacer nada sería peor…
Como en una película de suspenso de Netflix, poco a poco se van conociendo las cifras que muestran la magnitud del daño que le ha hecho el covid-19, no solo a la salud de la humanidad, cuando van más de tres millones y medio de muertos en todo el mundo, sino también el daño a […]
Como en una película de suspenso de Netflix, poco a poco se van conociendo las cifras que muestran la magnitud del daño que le ha hecho el covid-19, no solo a la salud de la humanidad, cuando van más de tres millones y medio de muertos en todo el mundo, sino también el daño a la economía mundial, con la recesión más grande de la historia, desde que se llevan registros. Un verdadero desastre por sus consecuencias sobre la pobreza y el desempleo, entre otros factores.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la recuperación de la economía mundial podría presentar una tasa del 6 por ciento sobre el producto global. En el caso de la zona Euro este crecimiento podría ser del 4,4 por ciento y en el caso de América Latina, la región que más nos interesa, del 4,6 por ciento, según las estimaciones del organismo, publicadas en el documento ‘Perspectivas de la economía mundial’.
Aún es prematuro hablar de una luz a final del túnel, es muy grande la incertidumbre; todo dependerá de la evolución de los planes de vacunación en cada uno de los países de la región y del comportamiento de la pandemia que ya llega a su tercer pico. Lo que hemos vivido por el covid-19 es una verdadera película de terror…
En América Latina el comportamiento es heterogéneo, según los daños en cada país, pero también, insisto, según las características de cada economía y la evolución de los planes de vacunación. En 2021, Brasil crecería apenas el 3,8 por ciento; México un 5 por ciento y Argentina un 5,8 por ciento. Colombia un 5,1 por ciento; Chile 6,2 por ciento y Perú 8,7 por ciento. En el caso de Venezuela, el organismo estima una contracción del 10 por ciento para 2021. Qué horror…
A los que peores les irá es a los más pobres de la región, a los países del Caribe, precisamente por su dependencia del turismo, uno de los sectores más afectados por esta tragedia universal.
En el caso de Colombia, reitero, creo que lo he escrito en estos artículos varias veces, y perdonarán la insistencia mis pacientes lectores, debemos hablar de tres golpes: la caída de los precios del petróleo, la crisis de Venezuela, por partida doble, en mi opinión, y viejos problemas que arrastrábamos en materia de desempleo y déficit fiscal. En otras palabras, no podemos decir que todo es culpa del covid; este vino a agravar unas tendencias negativas que ya traíamos. El FMI estima la magnitud de la contracción de nuestro país en un 6,8 por ciento.
La crisis es grande, en el caso de Colombia, Fedesarrollo estima que la pobreza subió al 42 por ciento en 2020. Se perdió buena parte de lo avanzado en la lucha contra ese flagelo en décadas. De allí que se requiera un gran plan de reactivación y asistencia social, y – además- un reajuste en las finanzas públicas.
Los dos temas van relacionados: el Estado tendrá que seguir ayudando a miles de empresas en problemas y a millones de familias que quedaron en una situación peor a la que tenían antes de la pandemia. Así que quienes crean que esto se puede dejar así, y no hacer nada, sencillamente están expresando una opinión irresponsable, en mi opinión. Si Colombia no hace un gran ajuste en sus finanzas públicas: más recaudos, reasignación del gasto y revisión de su deuda pública, sencillamente le bajan la calificación y se le complicará la vida en los mercados financieros internacionales. Es decir, no hacer nada sería peor…