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Columnista - 4 julio, 2014

Colombia-Brasil:un juego más

Los juegos son para divertirse, lo sabemos desde niños. Jamás para matarse entre sí. Se aprende mucho en ellos y son pieza clave para el desarrollo de la motricidad corporal y de las habilidades cognitivas. Por eso causa mucho asombro y tristeza que algunos ciudadanos conviertan un motivo de alegría y jolgorio en una causa […]

Los juegos son para divertirse, lo sabemos desde niños. Jamás para matarse entre sí. Se aprende mucho en ellos y son pieza clave para el desarrollo de la motricidad corporal y de las habilidades cognitivas. Por eso causa mucho asombro y tristeza que algunos ciudadanos conviertan un motivo de alegría y jolgorio en una causa de enfrentamientos físicos o verbales, o lo más absurdo, en una razón para provocar tragedia y luto en las familias. ¿Qué es el fútbol? Para mí, un deporte donde se despliega una gran actividad física, mental, táctica y estratégica con el propósito de meter un balón ya sea con el pie, la cabeza, el pecho o hasta con las nalgas en la portería contraria.

Lo único que está prohibido es ayudarse con las manos. ¿Entonces? ¿Por qué tanto fanatismo e irracionalidad? Si se le gana a Brasil,… estupendo! Alegrémonos, gritemos, saltemos, enviemos mensajes a esos gladiadores que se batieron en franca lid para ofrecer un triunfo al país y hasta brindemoscon los amigos o la familiael traguito que compramos antes de que se decretara la ley seca, en total paz. Pero ¿qué sentido tiene promover la violencia, por un triunfo o una derrota en el deporte?¿Qué sentido tiene salir como loco a la calle a atropellar o violentar al que se atraviese, asumiendo el riesgo de que también la propia integridad se vea comprometida?En caso de perder, tampoco hay que dramatizar.

Otra vez será. La vida continúa y existen razones mucho más importantes para seguir la brega diaria. Tenemos que persistir en la construcción de la paz para el país, y el mundial de futbol debería ser más bien una especie de pequeño laboratorio hacia ese objetivo supremo.

El equipo colombiano en el Mundial 2014 con lo hecho hasta ahora superó las expectativas. ¿Quién había pronosticado que tendríamos hasta los octavos de final una puntuación perfecta? ¿Quién se había imaginado que tendríamos el mejor jugador del mundial hasta los octavos de final y al mismo tiempo el máximo goleador hoy? ¿Quién apostaba que los muchachos convocados suplirían con creces la sensible ausencia de Radamel Falcao García, nuestro máximo exponente de la disciplina en todos los tiempos? ¿Se imagina el lector lo que hubiera sido Argentina sin Messi o Brasil sin Neymar? Pues bien, la “banda” de Pékerman pudo superar colectiva y anímicamente ese gran escollo, y eso desde ya nos debe hacer sentir orgullosos.

De manera pues que a aceptar con tranquilidad el resultado del partido de hoy cualquiera que sea, porque pase lo que pase, ya somos ganadores.

Columnista
4 julio, 2014

Colombia-Brasil:un juego más

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Raúl Bermúdez Márquez

Los juegos son para divertirse, lo sabemos desde niños. Jamás para matarse entre sí. Se aprende mucho en ellos y son pieza clave para el desarrollo de la motricidad corporal y de las habilidades cognitivas. Por eso causa mucho asombro y tristeza que algunos ciudadanos conviertan un motivo de alegría y jolgorio en una causa […]


Los juegos son para divertirse, lo sabemos desde niños. Jamás para matarse entre sí. Se aprende mucho en ellos y son pieza clave para el desarrollo de la motricidad corporal y de las habilidades cognitivas. Por eso causa mucho asombro y tristeza que algunos ciudadanos conviertan un motivo de alegría y jolgorio en una causa de enfrentamientos físicos o verbales, o lo más absurdo, en una razón para provocar tragedia y luto en las familias. ¿Qué es el fútbol? Para mí, un deporte donde se despliega una gran actividad física, mental, táctica y estratégica con el propósito de meter un balón ya sea con el pie, la cabeza, el pecho o hasta con las nalgas en la portería contraria.

Lo único que está prohibido es ayudarse con las manos. ¿Entonces? ¿Por qué tanto fanatismo e irracionalidad? Si se le gana a Brasil,… estupendo! Alegrémonos, gritemos, saltemos, enviemos mensajes a esos gladiadores que se batieron en franca lid para ofrecer un triunfo al país y hasta brindemoscon los amigos o la familiael traguito que compramos antes de que se decretara la ley seca, en total paz. Pero ¿qué sentido tiene promover la violencia, por un triunfo o una derrota en el deporte?¿Qué sentido tiene salir como loco a la calle a atropellar o violentar al que se atraviese, asumiendo el riesgo de que también la propia integridad se vea comprometida?En caso de perder, tampoco hay que dramatizar.

Otra vez será. La vida continúa y existen razones mucho más importantes para seguir la brega diaria. Tenemos que persistir en la construcción de la paz para el país, y el mundial de futbol debería ser más bien una especie de pequeño laboratorio hacia ese objetivo supremo.

El equipo colombiano en el Mundial 2014 con lo hecho hasta ahora superó las expectativas. ¿Quién había pronosticado que tendríamos hasta los octavos de final una puntuación perfecta? ¿Quién se había imaginado que tendríamos el mejor jugador del mundial hasta los octavos de final y al mismo tiempo el máximo goleador hoy? ¿Quién apostaba que los muchachos convocados suplirían con creces la sensible ausencia de Radamel Falcao García, nuestro máximo exponente de la disciplina en todos los tiempos? ¿Se imagina el lector lo que hubiera sido Argentina sin Messi o Brasil sin Neymar? Pues bien, la “banda” de Pékerman pudo superar colectiva y anímicamente ese gran escollo, y eso desde ya nos debe hacer sentir orgullosos.

De manera pues que a aceptar con tranquilidad el resultado del partido de hoy cualquiera que sea, porque pase lo que pase, ya somos ganadores.