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Columnista - 1 noviembre, 2023

¿Colapsó el Pacto Histórico?

Alguien dijo que Colombia es un país estéril para la dictadura; yo diría que lo es para la democracia plena y las transformaciones sociales.

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Alguien dijo que Colombia es un país estéril para la dictadura; yo diría que lo es para la democracia plena y las transformaciones sociales. La democracia no consiste en que haya elecciones libres sino en elegir y ser elegido en igualdad de circunstancias para todos los aspirantes y no en función del dinero invertido en las gestas electorales. 

La democracia está secuestrada, no importa la pertinencia de las propuestas, ni el perfil de los candidatos, ni las fuentes de financiación. Los resultados del domingo indican que algo anda mal, ganó el antivalor; en muchas partes fueron elegidas personas acusadas de pertenecer a organizaciones criminales como ‘La Cordillera’, ‘La Gata’, ‘La oficina de Envigado’ y el neoparamilitarismo en vías de reinsertarse para retomar el poder total. 

Esta columna no me hubiera gustado escribirla, pero como ejercicio intelectual debo hacerlo, el análisis crítico nunca se debe eludir. ¿Quién ganó y quién perdió las elecciones? Las respuestas no son unánimes. Yo creo que ganó la corrupción y perdió el P.H., quedó herido de muerte, sus causas son múltiples. La primera la generó el mismo Presidente de la República, quien abandonó sus huestes como hace la tortuga que deja sus huevos tirados en la playa a merced de los depredadores; no creo que nuestro presidente desconozca las dinámicas regionales; ninguna sociedad tiene vocación suicida ni ninguna estructura política se mantiene sin burocracia y/o contratación. 

Estos aglutinantes los tenía reservados para negociar sus reformas con sus enemigos; en una ocasión dijo que no le interesaba ganar las territoriales, sino que le aprobaran sus reformas; el resultado está a la vista, ni reformas ni ganancia territorial; lo del domingo fue una debacle, en especial en Bogotá y Valle del Cauca, los centros más cualificados políticamente del país; igual en el Caribe. 

A Petro le pasó lo mismo que a Gaitán, no construyó estructuras políticas, mucho caudillo, poca organización de base. Esto invita a reflexionar, pero eso les tocará a otras generaciones si aún les quedan neuronas. Sin embargo, sigo apoyando a mi presidente. 

El segundo responsable es la corrupción; aquí no se gana por las virtudes del candidato sino por la capacidad de intimidar y cooptar conciencias y eso se logra con mucho dinero o descontextualización de la realidad. En todo el Cesar esta es la clave para ganar elecciones; en Valledupar compraron los resultados por adelantado, barrios enteros fueron prepagados, y me contaron que en lugares donde no tenían muchos seguidores les compraban la cédula para que no votaran; esta es la tapa de la perversidad electoral. 

Para los compradores de elecciones esta, quizás, ha sido la más costosa y la más ingeniosa. De aliados ni se diga: en Villa Tayrona, al puesto de información de la candidata Lina de Armas, la del P.H., la policía y el CTI le decomisaron los elementos de información, con amenazas de captura a la chica que atendía el puesto, mientras tanto, a una cuadra del lugar compraban votos libremente y ondean la blusa lila y el corazón, según algunos informantes que protestaron por este hecho, pero para este caso la policía estaba vendada. 

Parece que el jefe supremo de la policía del Cesar no es el presidente Petro sino otros niveles de mando. Quiero que el comandante de la policía se entere de estas prácticas de parcialidad policial y que la Procuraduría investigue los hechos. 

El tercer responsable es un grupo de mercenarios que abandonó su territorio ideológico para pactar prebendas con candidaturas opuestas, pero con posibilidades de triunfo; fue una diáspora que disoció las posibilidades de ganar; algunos quedaron del lado ganador, otros no, ambos perdieron la coherencia. En muchos de ellos era previsible, de eso han vivido.

Mientras tanto, la brecha social se amplía, pero parece que este es un país irredento; toca dejar que cada familia colombiana salga por sí sola del estercolero donde se encuentra metida cuando ya la mierda no le permita respirar. Una conclusión de esto es que necesitamos una reforma electoral a fondo, más este es un círculo vicioso, para ello necesitamos mayorías parlamentarias.

Por: Luis Napoleón de Armas P.

Columnista
1 noviembre, 2023

¿Colapsó el Pacto Histórico?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

Alguien dijo que Colombia es un país estéril para la dictadura; yo diría que lo es para la democracia plena y las transformaciones sociales.


Alguien dijo que Colombia es un país estéril para la dictadura; yo diría que lo es para la democracia plena y las transformaciones sociales. La democracia no consiste en que haya elecciones libres sino en elegir y ser elegido en igualdad de circunstancias para todos los aspirantes y no en función del dinero invertido en las gestas electorales. 

La democracia está secuestrada, no importa la pertinencia de las propuestas, ni el perfil de los candidatos, ni las fuentes de financiación. Los resultados del domingo indican que algo anda mal, ganó el antivalor; en muchas partes fueron elegidas personas acusadas de pertenecer a organizaciones criminales como ‘La Cordillera’, ‘La Gata’, ‘La oficina de Envigado’ y el neoparamilitarismo en vías de reinsertarse para retomar el poder total. 

Esta columna no me hubiera gustado escribirla, pero como ejercicio intelectual debo hacerlo, el análisis crítico nunca se debe eludir. ¿Quién ganó y quién perdió las elecciones? Las respuestas no son unánimes. Yo creo que ganó la corrupción y perdió el P.H., quedó herido de muerte, sus causas son múltiples. La primera la generó el mismo Presidente de la República, quien abandonó sus huestes como hace la tortuga que deja sus huevos tirados en la playa a merced de los depredadores; no creo que nuestro presidente desconozca las dinámicas regionales; ninguna sociedad tiene vocación suicida ni ninguna estructura política se mantiene sin burocracia y/o contratación. 

Estos aglutinantes los tenía reservados para negociar sus reformas con sus enemigos; en una ocasión dijo que no le interesaba ganar las territoriales, sino que le aprobaran sus reformas; el resultado está a la vista, ni reformas ni ganancia territorial; lo del domingo fue una debacle, en especial en Bogotá y Valle del Cauca, los centros más cualificados políticamente del país; igual en el Caribe. 

A Petro le pasó lo mismo que a Gaitán, no construyó estructuras políticas, mucho caudillo, poca organización de base. Esto invita a reflexionar, pero eso les tocará a otras generaciones si aún les quedan neuronas. Sin embargo, sigo apoyando a mi presidente. 

El segundo responsable es la corrupción; aquí no se gana por las virtudes del candidato sino por la capacidad de intimidar y cooptar conciencias y eso se logra con mucho dinero o descontextualización de la realidad. En todo el Cesar esta es la clave para ganar elecciones; en Valledupar compraron los resultados por adelantado, barrios enteros fueron prepagados, y me contaron que en lugares donde no tenían muchos seguidores les compraban la cédula para que no votaran; esta es la tapa de la perversidad electoral. 

Para los compradores de elecciones esta, quizás, ha sido la más costosa y la más ingeniosa. De aliados ni se diga: en Villa Tayrona, al puesto de información de la candidata Lina de Armas, la del P.H., la policía y el CTI le decomisaron los elementos de información, con amenazas de captura a la chica que atendía el puesto, mientras tanto, a una cuadra del lugar compraban votos libremente y ondean la blusa lila y el corazón, según algunos informantes que protestaron por este hecho, pero para este caso la policía estaba vendada. 

Parece que el jefe supremo de la policía del Cesar no es el presidente Petro sino otros niveles de mando. Quiero que el comandante de la policía se entere de estas prácticas de parcialidad policial y que la Procuraduría investigue los hechos. 

El tercer responsable es un grupo de mercenarios que abandonó su territorio ideológico para pactar prebendas con candidaturas opuestas, pero con posibilidades de triunfo; fue una diáspora que disoció las posibilidades de ganar; algunos quedaron del lado ganador, otros no, ambos perdieron la coherencia. En muchos de ellos era previsible, de eso han vivido.

Mientras tanto, la brecha social se amplía, pero parece que este es un país irredento; toca dejar que cada familia colombiana salga por sí sola del estercolero donde se encuentra metida cuando ya la mierda no le permita respirar. Una conclusión de esto es que necesitamos una reforma electoral a fondo, más este es un círculo vicioso, para ello necesitamos mayorías parlamentarias.

Por: Luis Napoleón de Armas P.