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Columnista - 19 octubre, 2018

Colapso de la universidad pública

La marcha estudiantil convocada para protestar por el déficit que lleva sobre los hombros la educación pública universitaria reveló que este es un problema que desde hace mucho tiempo el Estado evade ó no es una de sus prioridades. Pasaron los años, el mundo avanzó, nuevas tecnologías hacen parte de nuestra cotidianidad, pero la universidad […]

La marcha estudiantil convocada para protestar por el déficit que lleva sobre los hombros la educación pública universitaria reveló que este es un problema que desde hace mucho tiempo el Estado evade ó no es una de sus prioridades. Pasaron los años, el mundo avanzó, nuevas tecnologías hacen parte de nuestra cotidianidad, pero la universidad pública vive con los mismos recursos calculados y asignados desde 1993.

Es claro que existe un problema presupuestal, es decir hace falta dinero para que las universidades públicas de todo el país puedan hacer frente a los gastos de este año, pero también requieren recursos para invertir para mejorar sus condiciones y brindar una educación de calidad y competitiva. Sin menospreciar estas demandas de los estudiantes, de los rectores y de los padres de familia, se deben exponer otros problemas que han contribuido en la crisis actual en las instituciones de educación superior, no es un secreto que la mayoría de las universidades públicas están sumergidas en la más grosera politiquería, en lugar de estudiantes ven votantes, en lugar de educación ven elecciones y así exprimen estas instituciones desconociendo que son la verdadera tabla de salvación de nuestra sociedad; si este gobierno es el de la economía naranja la universidad pública es el terreno fértil para sembrar esa semilla.

Esta es la oportunidad para plantear medidas extremas pero necesarias para eliminar nidos de corrupción al interior de las universidades, ya se debe pensar en acabar con esos consejos superiores que no es más que un juego de intereses de consejeros que aspiran en campañas tan costosas y virulentas como las de un concejal, diputado, congresista, etc; los consejos superiores se convierten en un poder intocable cuya única finalidad es manipular la designación de rector para subordinarlo y mantenerlo fiel a sus caprichos, pero en la elección del rector subsiste otro gran problema, en un derroche de democracia se somete a los estudiantes para que elijan con herramientas tan bajas como cambiar notas por votos y después el consejo superior discrecionalmente escoge al de su preferencia, este mecanismo de escogencia de rector de universidades públicas debe modificarse, porque es precisamente el recipiente donde todas las expresiones de corrupción se revuelven.

El Cesar es ejemplo de la gran crisis de la universidad pública, por un lado la UPC secuestrada a merced de los más perversos políticos sobreviviendo con lo poco que le queda y en la vía a la Paz la Universidad Nacional Sede Caribe hace papel del hijo producto de una relación extramatrimonial pidiendo su cuota alimentaria al padre que no tiene recursos para mantenerlo.

Por Carlos Andrés Añez

Columnista
19 octubre, 2018

Colapso de la universidad pública

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Andrés Añez Maestre

La marcha estudiantil convocada para protestar por el déficit que lleva sobre los hombros la educación pública universitaria reveló que este es un problema que desde hace mucho tiempo el Estado evade ó no es una de sus prioridades. Pasaron los años, el mundo avanzó, nuevas tecnologías hacen parte de nuestra cotidianidad, pero la universidad […]


La marcha estudiantil convocada para protestar por el déficit que lleva sobre los hombros la educación pública universitaria reveló que este es un problema que desde hace mucho tiempo el Estado evade ó no es una de sus prioridades. Pasaron los años, el mundo avanzó, nuevas tecnologías hacen parte de nuestra cotidianidad, pero la universidad pública vive con los mismos recursos calculados y asignados desde 1993.

Es claro que existe un problema presupuestal, es decir hace falta dinero para que las universidades públicas de todo el país puedan hacer frente a los gastos de este año, pero también requieren recursos para invertir para mejorar sus condiciones y brindar una educación de calidad y competitiva. Sin menospreciar estas demandas de los estudiantes, de los rectores y de los padres de familia, se deben exponer otros problemas que han contribuido en la crisis actual en las instituciones de educación superior, no es un secreto que la mayoría de las universidades públicas están sumergidas en la más grosera politiquería, en lugar de estudiantes ven votantes, en lugar de educación ven elecciones y así exprimen estas instituciones desconociendo que son la verdadera tabla de salvación de nuestra sociedad; si este gobierno es el de la economía naranja la universidad pública es el terreno fértil para sembrar esa semilla.

Esta es la oportunidad para plantear medidas extremas pero necesarias para eliminar nidos de corrupción al interior de las universidades, ya se debe pensar en acabar con esos consejos superiores que no es más que un juego de intereses de consejeros que aspiran en campañas tan costosas y virulentas como las de un concejal, diputado, congresista, etc; los consejos superiores se convierten en un poder intocable cuya única finalidad es manipular la designación de rector para subordinarlo y mantenerlo fiel a sus caprichos, pero en la elección del rector subsiste otro gran problema, en un derroche de democracia se somete a los estudiantes para que elijan con herramientas tan bajas como cambiar notas por votos y después el consejo superior discrecionalmente escoge al de su preferencia, este mecanismo de escogencia de rector de universidades públicas debe modificarse, porque es precisamente el recipiente donde todas las expresiones de corrupción se revuelven.

El Cesar es ejemplo de la gran crisis de la universidad pública, por un lado la UPC secuestrada a merced de los más perversos políticos sobreviviendo con lo poco que le queda y en la vía a la Paz la Universidad Nacional Sede Caribe hace papel del hijo producto de una relación extramatrimonial pidiendo su cuota alimentaria al padre que no tiene recursos para mantenerlo.

Por Carlos Andrés Añez