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Columnista - 4 agosto, 2012

Cobres en el vallenato

Por: Julio Oñate Martínez   Despegaba el año 60 cuando aparecieron en nuestro panorama artístico los sensacionales Corraleros del M a j a g u a l, conmocionando el sentimiento popular con el sonido festivo de su música fandanguera. La nueva propuesta musical que fusionó el acordeón con instrumentos de viento fue y sigue siendo […]

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Por: Julio Oñate Martínez  

Despegaba el año 60 cuando aparecieron en nuestro panorama artístico los sensacionales Corraleros del M a j a g u a l, conmocionando el sentimiento popular con el sonido festivo de su música fandanguera. La nueva propuesta musical que fusionó el acordeón con instrumentos de viento fue y sigue siendo una expresión sonora que encanta y seduce por lo exótico de su concierto melódico.
El repertorio de la notable Fania Majagualera era en un 90% música de nuestra costa y tan solo una pizquita del folclor vallenato. La gente de la sabana siempre ha reclamado enfáticamente la paternidad de esta novedosa fórmula instrumental, pero en mis exploraciones fonográficas he podido detectar  importantes antecedentes en esto de fusionar pitos y bajos con pistones y lengüetas. El primer registro al respecto lo tengo en pasta de 78 R.P.M. de la Disquera Fuentes grabada a fines de 1953 por el incomparable Luis Enrique Martínez, se trata de la puya Hoy es mi Día, autoría de Esteban Montaño, en la cual se destaca lujosamente el clarinete del fonsequero Faustino Pitre, compañero de andanzas y parrandas del Pollo Vallenato.
Simultáneamente, el mismo Martínez, anticipándose varios años a los Corraleros, grabó de su inspiración el paseo Contestación a Locas Aventuras, como respuesta al también paseo Locas Aventuras del guitarrista fonsequero Julio Vásquez Oñate. Para la grabación de esta página se conformó un pequeño grupo orquestal donde actuaron la trompeta de Manuel Villanueva, el bajo del gran Pedro Laza, los timbales de Clodomiro Montes y la presencia de un cencerro. En 1955, ante el rotundo éxito en todo el Caribe de los merengues de Viloria, el zar de nuestra industria disquera, Toño Fuentes, armó un conjunto similar al del Quisqueyano el cual identificó como los Vallenatos Modernos. Fueron sus integrantes, Clímaco Sarmiento en el saxo, Sofronín Martínez en la tumbadora, Kike Bonfante como timbalero, la guitarra de Montaño, la guacharaca de Carlos Vélez, se alternaron los acordeones de Luis Enrique y Ángel Vásquez y los temas grabados fueron vocalizados por Martínez, Vásquez, Montaño, Alberto Fernández, José Barros y el cubano Pepe Reyes, que hacia tránsito en Cartagena en su viaje hacia la Argentina.
No obstante la calidad rítmica y melódica de lo producido por ellos no fue mayor el espacio alcanzado ya que el fenómeno Viloria no dio tregua hasta finales del año siguiente. Por otra parte, la exitosa Sonora Curro  que dirigían alternadamente Pacho Galán y Manuel Villanueva, para el año 56, tuvo es su estelar elenco al Pollo Luis Enrique, lo cual quedó testimoniado en media docena de temas grabados, señalando los merengues Palomita Copeyana y Lindo Palomar, de Martínez y Montaño, respectivamente. El boom de Los Corraleros que identificó el sonido musical costeño durante casi todo el decenio de los 60, tuvo respuesta de algunos juglares vallenatos, como Alejo Durán y Colacho Mendoza, que grabaron con el bombardino de Rosendo Martínez; pero escuchando algunas canciones de las producciones respectivas por ejemplo, La Trampa, y la Despedida, notamos claramente que en los temas citados  el acordeón solo desarrolla un diálogo con el bombardino, pero sin llegar a fusionar el sonido de ambos instrumentos. Esta tendencia se extendió en toda la geografía costeña ya que muchos  acordeoneros quisieron estar a tono al nuevo sonido que en Sincelejo tuvo un verdadero fortín.
Los cobres son en este momento una agradable alternativa que puede romper con su frescura la monotonía impuesta en estos últimos años por la proliferación del canto vallenato romántico. Al compas del acordeón y actualmente todas las agrupaciones  vallenatas que hacen furor en los ámbitos faranduleros tienen un bombardino o un saxo en su elenco, como fiel testimonio de la influencia que desde medio siglo atrás consignaron los intrépidos que se atrevieron a romper con los moldes  tradicionales de nuestro folclor, como fueron Luis Enrique, el negro Alejo, Landero, Abel Antonio, Aniceto Molina y el gran Colacho Mendoza.

Columnista
4 agosto, 2012

Cobres en el vallenato

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio C. Oñate M.

Por: Julio Oñate Martínez   Despegaba el año 60 cuando aparecieron en nuestro panorama artístico los sensacionales Corraleros del M a j a g u a l, conmocionando el sentimiento popular con el sonido festivo de su música fandanguera. La nueva propuesta musical que fusionó el acordeón con instrumentos de viento fue y sigue siendo […]


Por: Julio Oñate Martínez  

Despegaba el año 60 cuando aparecieron en nuestro panorama artístico los sensacionales Corraleros del M a j a g u a l, conmocionando el sentimiento popular con el sonido festivo de su música fandanguera. La nueva propuesta musical que fusionó el acordeón con instrumentos de viento fue y sigue siendo una expresión sonora que encanta y seduce por lo exótico de su concierto melódico.
El repertorio de la notable Fania Majagualera era en un 90% música de nuestra costa y tan solo una pizquita del folclor vallenato. La gente de la sabana siempre ha reclamado enfáticamente la paternidad de esta novedosa fórmula instrumental, pero en mis exploraciones fonográficas he podido detectar  importantes antecedentes en esto de fusionar pitos y bajos con pistones y lengüetas. El primer registro al respecto lo tengo en pasta de 78 R.P.M. de la Disquera Fuentes grabada a fines de 1953 por el incomparable Luis Enrique Martínez, se trata de la puya Hoy es mi Día, autoría de Esteban Montaño, en la cual se destaca lujosamente el clarinete del fonsequero Faustino Pitre, compañero de andanzas y parrandas del Pollo Vallenato.
Simultáneamente, el mismo Martínez, anticipándose varios años a los Corraleros, grabó de su inspiración el paseo Contestación a Locas Aventuras, como respuesta al también paseo Locas Aventuras del guitarrista fonsequero Julio Vásquez Oñate. Para la grabación de esta página se conformó un pequeño grupo orquestal donde actuaron la trompeta de Manuel Villanueva, el bajo del gran Pedro Laza, los timbales de Clodomiro Montes y la presencia de un cencerro. En 1955, ante el rotundo éxito en todo el Caribe de los merengues de Viloria, el zar de nuestra industria disquera, Toño Fuentes, armó un conjunto similar al del Quisqueyano el cual identificó como los Vallenatos Modernos. Fueron sus integrantes, Clímaco Sarmiento en el saxo, Sofronín Martínez en la tumbadora, Kike Bonfante como timbalero, la guitarra de Montaño, la guacharaca de Carlos Vélez, se alternaron los acordeones de Luis Enrique y Ángel Vásquez y los temas grabados fueron vocalizados por Martínez, Vásquez, Montaño, Alberto Fernández, José Barros y el cubano Pepe Reyes, que hacia tránsito en Cartagena en su viaje hacia la Argentina.
No obstante la calidad rítmica y melódica de lo producido por ellos no fue mayor el espacio alcanzado ya que el fenómeno Viloria no dio tregua hasta finales del año siguiente. Por otra parte, la exitosa Sonora Curro  que dirigían alternadamente Pacho Galán y Manuel Villanueva, para el año 56, tuvo es su estelar elenco al Pollo Luis Enrique, lo cual quedó testimoniado en media docena de temas grabados, señalando los merengues Palomita Copeyana y Lindo Palomar, de Martínez y Montaño, respectivamente. El boom de Los Corraleros que identificó el sonido musical costeño durante casi todo el decenio de los 60, tuvo respuesta de algunos juglares vallenatos, como Alejo Durán y Colacho Mendoza, que grabaron con el bombardino de Rosendo Martínez; pero escuchando algunas canciones de las producciones respectivas por ejemplo, La Trampa, y la Despedida, notamos claramente que en los temas citados  el acordeón solo desarrolla un diálogo con el bombardino, pero sin llegar a fusionar el sonido de ambos instrumentos. Esta tendencia se extendió en toda la geografía costeña ya que muchos  acordeoneros quisieron estar a tono al nuevo sonido que en Sincelejo tuvo un verdadero fortín.
Los cobres son en este momento una agradable alternativa que puede romper con su frescura la monotonía impuesta en estos últimos años por la proliferación del canto vallenato romántico. Al compas del acordeón y actualmente todas las agrupaciones  vallenatas que hacen furor en los ámbitos faranduleros tienen un bombardino o un saxo en su elenco, como fiel testimonio de la influencia que desde medio siglo atrás consignaron los intrépidos que se atrevieron a romper con los moldes  tradicionales de nuestro folclor, como fueron Luis Enrique, el negro Alejo, Landero, Abel Antonio, Aniceto Molina y el gran Colacho Mendoza.