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Editorial - 26 julio, 2023

Clamor ciudadano: ¿qué pasa con los servicios públicos?

Además de los altos índices de desempleo y la inseguridad reinantes en Valledupar, se percibe, se palpa y se escucha en la ciudadanía un permanente grito de angustia por los múltiples inconvenientes con los servicios públicos domiciliarios.

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Además de los altos índices de desempleo y la inseguridad reinantes en Valledupar, se percibe, se palpa y se escucha en la ciudadanía un permanente grito de angustia por los múltiples inconvenientes con los servicios públicos domiciliarios.

Es un clamor ciudadano generalizado, solo basta salir a la calle para escuchar de manera espontánea voces pidiendo a las autoridades medidas urgentes frente a tantas falencias en la prestación de los servicios básicos que requiere la comunidad, siendo los más críticos el agua potable, energía eléctrica, alumbrado público y el de aseo en las vías públicas.

Las denuncias y querellas de la gente pululan en los distintos noticieros radiales y demás medios de comunicación de la ciudad como EL PILÓN, entre otros, algo que va en aumento todos los días y eso preocupa porque se puede agotar la paciencia de las personas víctimas permanente de esos malos servicios. Los señores de las autoridades deben prestarle especial atención a esa situación antes de que sea demasiado tarde y nos veamos enfrentados a un “estallido social”.

Es muy triste y lamentable la forma tan desesperada, casi que en llanto, como se expresa la mayoría de señoras de los hogares de los sectores populares, a ellas cuyas residencias se les ha convertido en una pesadilla por no contar de manera oportuna con el servicio de agua, además de muchas otras dificultades y necesidades no resueltas, con el agravante de no encontrar respuestas satisfactorias por parte de las entidades encargadas. Suficiente tienen las amas de casas con la tortura económica a la que las tiene sometida el servicio de energía eléctrica.

Estamos frente a una empresa de agua, Emdupar, moribunda, en proceso de transición administrativa; un operador de energía, Afinia, que no está en capacidad de resolver las angustias de la gente; una empresa de alumbrado público que nadie conoce y que no se sabe en qué anda en estos momentos; una Interaseo con muchas deficiencias que se reflejan en la presentación de nuestras calles y unas autoridades policivas y de seguridad maniatadas e impotentes frente al fenómeno de violencia social que se ha tomado a gran parte de nuestra juventud, ese es el panorama que deben enfrentar los próximos gobernantes.

Como se añora a esa Valledupar del ayer, con sus calles limpias, en donde en sus avenidas solo se observaba el verdor de los árboles, esa ciudad en la que se disfrutaba caminar sin temor por sus vías públicas, esa capital que gozaba del privilegio de contar con una de las aguas más puras de Colombia, preciado líquido que llegaba en abundancia a los grifos de todas las casas con el frío natural de la Sierra Nevada y del río Guatapurí.

Pero no podemos vivir del recuerdo, está a punto de cerrarse un ciclo de gobierno y es el momento oportuno para que se comience a visionar y a proyectar la ciudad que se requiere, la capital en la que todos puedan vivir con las mismas oportunidades y condiciones requeridas para salir adelante.

Todo lo que Valledupar está viviendo en estos momentos es un llamado de atención a sus habitantes para que reflexionen y tomen las mejores decisiones frente a lo que realmente quieren para su ciudad, es hora de involucrarse en los procesos colectivos que definirán el rumbo de esta capital y de su gente.

Editorial
26 julio, 2023

Clamor ciudadano: ¿qué pasa con los servicios públicos?

Además de los altos índices de desempleo y la inseguridad reinantes en Valledupar, se percibe, se palpa y se escucha en la ciudadanía un permanente grito de angustia por los múltiples inconvenientes con los servicios públicos domiciliarios.


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Además de los altos índices de desempleo y la inseguridad reinantes en Valledupar, se percibe, se palpa y se escucha en la ciudadanía un permanente grito de angustia por los múltiples inconvenientes con los servicios públicos domiciliarios.

Es un clamor ciudadano generalizado, solo basta salir a la calle para escuchar de manera espontánea voces pidiendo a las autoridades medidas urgentes frente a tantas falencias en la prestación de los servicios básicos que requiere la comunidad, siendo los más críticos el agua potable, energía eléctrica, alumbrado público y el de aseo en las vías públicas.

Las denuncias y querellas de la gente pululan en los distintos noticieros radiales y demás medios de comunicación de la ciudad como EL PILÓN, entre otros, algo que va en aumento todos los días y eso preocupa porque se puede agotar la paciencia de las personas víctimas permanente de esos malos servicios. Los señores de las autoridades deben prestarle especial atención a esa situación antes de que sea demasiado tarde y nos veamos enfrentados a un “estallido social”.

Es muy triste y lamentable la forma tan desesperada, casi que en llanto, como se expresa la mayoría de señoras de los hogares de los sectores populares, a ellas cuyas residencias se les ha convertido en una pesadilla por no contar de manera oportuna con el servicio de agua, además de muchas otras dificultades y necesidades no resueltas, con el agravante de no encontrar respuestas satisfactorias por parte de las entidades encargadas. Suficiente tienen las amas de casas con la tortura económica a la que las tiene sometida el servicio de energía eléctrica.

Estamos frente a una empresa de agua, Emdupar, moribunda, en proceso de transición administrativa; un operador de energía, Afinia, que no está en capacidad de resolver las angustias de la gente; una empresa de alumbrado público que nadie conoce y que no se sabe en qué anda en estos momentos; una Interaseo con muchas deficiencias que se reflejan en la presentación de nuestras calles y unas autoridades policivas y de seguridad maniatadas e impotentes frente al fenómeno de violencia social que se ha tomado a gran parte de nuestra juventud, ese es el panorama que deben enfrentar los próximos gobernantes.

Como se añora a esa Valledupar del ayer, con sus calles limpias, en donde en sus avenidas solo se observaba el verdor de los árboles, esa ciudad en la que se disfrutaba caminar sin temor por sus vías públicas, esa capital que gozaba del privilegio de contar con una de las aguas más puras de Colombia, preciado líquido que llegaba en abundancia a los grifos de todas las casas con el frío natural de la Sierra Nevada y del río Guatapurí.

Pero no podemos vivir del recuerdo, está a punto de cerrarse un ciclo de gobierno y es el momento oportuno para que se comience a visionar y a proyectar la ciudad que se requiere, la capital en la que todos puedan vivir con las mismas oportunidades y condiciones requeridas para salir adelante.

Todo lo que Valledupar está viviendo en estos momentos es un llamado de atención a sus habitantes para que reflexionen y tomen las mejores decisiones frente a lo que realmente quieren para su ciudad, es hora de involucrarse en los procesos colectivos que definirán el rumbo de esta capital y de su gente.