A pesar de contar con un talento excepcional y un panorama cultural rico en historias, el cine en Valledupar aún no ha alcanzado el reconocimiento que merece. Aunque cada vez más jóvenes y realizadores locales se lanzan a crear sus propios proyectos, la falta de visibilidad y el escaso apoyo institucional dificultan el acceso a plataformas más amplias.
En un contexto donde las redes sociales y los medios digitales permiten una difusión inmediata, ¿qué falta para que el cine vallenato logre mayor visibilidad?
Un semillero de talento que merece ser visto
Valledupar ha sido tradicionalmente conocida por su música, sus paisajes y su folclor. Sin embargo, en sus barrios, instituciones educativas y colectivos artísticos se está gestando una nueva ola de creadores audiovisuales que buscan contar historias propias desde una mirada local. Aunque existen esfuerzos, festivales y producciones, el cine hecho en Valledupar aún no tiene la difusión que necesita.
En Valledupar y otras zonas del Cesar se han rodado al menos unas 50 producciones audiovisuales en los últimos años, entre cortometrajes, documentales y películas independientes, muchas de ellas con presupuestos mínimos o autogestionados. No obstante, la mayoría no logra proyectarse en salas comerciales ni tener mayor circulación fuera del entorno local.
La falta de visibilidad, apoyo económico e infraestructura ha llevado a que muchos realizadores trasladen sus ideas a otros lugares del departamento o del país, donde encuentran mejores condiciones para producir. Aun así, estas obras conservan el sello de la región, porque nacen de la idiosincrasia vallenata, de sus formas de ver, sentir y narrar el mundo.
Nano Muñoz, realizador audiovisual con una destacada trayectoria, afirma que el problema no es la falta de talento, sino de circulación. “Aquí lo que ha faltado es difusión. El contenido no circula, no se está viendo… No es que no se produzca, el asunto es que no se exhibe, no se promueve”, señala.
El reto de hacer cine desde la región
Uno de los principales obstáculos es el acceso a equipos profesionales. Deben alquilar cámaras, micrófonos o luces en otras ciudades. A pesar de esto, varios expertos coinciden en que, con creatividad, compromiso y capacitación, es posible hacer cine de calidad desde Valledupar.
Para Claudia Agudelo, productora audiovisual, uno de los mayores desafíos está en la formación: “Muchas cosas solo se aprenden a los coscórrenes”, es decir, en la práctica. Por eso, insiste en la necesidad de crear espacios de formación técnica y artística, además de fortalecer redes de colaboración entre realizadores.
Cómo se está evolucionando la producción con un celular
Una de las transformaciones más notables en los últimos años ha sido la posibilidad de hacer cine con un celular. Muchos jóvenes están creando cortos y videoclips usando solo su teléfono, gracias a aplicaciones como CapCut, Kinemaster o Filmora, que permiten editar directamente desde el dispositivo.
El cineasta Rubén Casalins ha encontrado en el celular una herramienta transformadora. “Con un celular también puedes crear tus propias posibilidades y tus oportunidades desde tu casa”, comenta. Él afirma que, “el celular hoy en día no es solamente un teléfono móvil, sino que también es una cámara, es un computador para editar y es una red para que tú difundas tus proyectos a través de distintas plataformas”. Para Casalins, esta práctica no solo responde a las posibilidades técnicas actuales, sino que conecta con los intereses de las nuevas generaciones. “Un celular hoy en día, con las capacidades que tiene, la tecnología, y que cada vez tiene más capacidades, es la herramienta perfecta para uno volverse cineasta”, asegura.
Iniciativas como el Tengo Fe Film Festival, impulsado por Rubén Casalins, han sido clave para promover el talento emergente. “Para nosotros es muy importante devolverles la fe a nuestros artistas y que nunca pierdan esta fe”, señaló. Este evento, enfocado en el cine realizado con celulares, busca ampliar las oportunidades de participación en la industria y dar visibilidad a nuevas voces creativas. Casalins, quien ha acompañado procesos en diversas comunidades del país, tiene un enfoque pedagógico y narrativo que fortalece los procesos académicos en cinematografía, ampliando las posibilidades de formación y participación en contextos donde el acceso a equipos profesionales es limitado.
Por su parte, Claudia Agudelo no ha trabajado directamente con celulares; sin embargo, reconoce su potencial. Para ella, lo importante es respetar los departamentos de una producción: sonido, arte, iluminación y actuación. “Un celular puede ser una herramienta poderosa si está acompañada de un equipo coordinado y con visión”, afirma.
A los estudiantes y realizadores emergentes les recomienda aplicar a convocatorias, formar equipos y definir bien los roles. “Uno no puede hacer todos los cargos; se requiere dirección, producción, guion. Nadie tiene que hacerlo todo solo”, agrega.
Cine local que busca trascender
A pesar de la falta de visibilidad, algunos proyectos audiovisuales de Valledupar han logrado destacarse en eventos importantes y han recibido reconocimientos, abriendo puertas a escenarios internacionales. Además, se está conversando sobre la inclusión de algunos de estos proyectos en plataformas de streaming de alto perfil como Netflix y Amazon Prime Video.
Este interés por lo audiovisual en la región no es exclusivo de los realizadores locales. Varias productoras externas también han visto en Valledupar un lugar ideal para contar sus historias, lo que ha dejado una huella significativa en la televisión y el cine nacional.
Producciones nacionales grabadas en Valledupar
- Los viajes del viento (2009): Dirigida por Ciro Guerra. Filmada en el Cesar, incluyendo Valledupar. La producción fue realizada por la argentina CMO Producciones. Fue nominada a la Palma de Oro en Cannes.
- El robo del siglo (2020): Serie de Netflix basada en el asalto al Banco de la República en 1994. Aunque algunas escenas fueron grabadas en otras ciudades, la historia está profundamente ligada a Valledupar.
- Vida de colores (2020): Miniserie dirigida por David David, producida por Garabato Cine. Rodada en corregimientos de Valledupar durante el confinamiento. Trata sobre inclusión y diversidad de género.
- Tierra quebrá (2023): Película de Nina Marín, filmada en Valledupar, San Juan del Cesar y Riohacha. Ganadora del Convenio HD Argentina.
- El lamento de las gaitas (2023): Cortometraje dirigido por Yull Núñez y Daylin Vega. Rodado en la zona rural de Valledupar, fue finalista en el Festival Spot Shot Films en Beirut.
- Rafael Orozco, el ídolo (2012): Telenovela de Caracol Televisión, grabada en Valledupar. Basada en la vida del icónico cantante vallenato.
- Los Morales (2017): Serie sobre Kaleth y Miguel Morales. Producida por Caracol, fue grabada en Valledupar, el Cesar y La Guajira
- Escalona (1991): Telenovela protagonizada por Carlos Vives. Recientemente incorporada al catálogo de Netflix. Fue grabada parcialmente en la región.
- Purrututú (2021): Serie de Telecaribe ambientada en el Callejón de Purrututú. Muestra la vida cotidiana de un barrio vallenato.
- Esperando el milagro (2023): Serie protagonizada por Ramiro Meneses. Rodada en Valledupar, cuenta la historia de un sacerdote caribeño que promete volver de la muerte tras tres días.
El cine en Valledupar existe, resiste y se reinventa. Aunque algunos realizadores locales han logrado producir con cámaras profesionales y en condiciones más convencionales, gran parte del movimiento actual ha encontrado en la tecnología accesible una nueva vía para contar historias. Ya no es necesario esperar grandes presupuestos ni equipos de última generación: con una buena historia y un equipo comprometido, los jóvenes vallenatos están demostrando que sí se puede hacer cine desde su propio territorio.
Por Diego Guerra, estudiante de Comunicación Social del Área Andina.











