Hoy en el municipio de Ovejas, Sucre, comenzará el programa de titulación de tierras masivo que se ha propuesto la nueva entidad que desde el próximo mes de diciembre reemplazará a Incoder. Se trata de la Agencia Nacional de Tierras –ANT- que le dará un nuevo enfoque al manejo de las tierras baldías que durante décadas han sido un dolor de cabeza para el Gobierno Nacional.

Una tarea nada fácil, si se tiene en cuenta que es precisamente la tierra el foco de muchos problemas, generados por el desarraigo, el conflicto armado y la informalidad de la tenencia de la tierra.

Por eso esta estrategia que busca rescatar el empleo y la productividad del sector agropecuario con un mejor manejo de los baldíos y la priorización de la adjudicación de la tierra a mujeres campesinas, madres cabeza de familia y a parejas del mismo sexo, abre un nuevo capítulo importante en la historia de la tierra en Colombia.

Incluso, la Agencia Nacional de Tierras ya firmó un convenio con las Naciones Unidas para reconocer la permanencia en la legalidad de campesinos excocaleros, tras la entrega de títulos de propiedad.

Para que este ambicioso programa sea una realidad y no se quede en el papel, los gobernadores de los 32 departamentos colombianos, firmarán cada uno en su momento un Pacto por la Tierra. En el caso del Cesar, este pacto se firmará el próximo 17 de septiembre, tiempo suficiente para que las autoridades departamentales estudien el tema y prioricen cuáles son las zonas del departamento donde existe mayor informalidad en la tenencia de la tierra.

La formalización de predios rurales requerirá mucho trabajo, especialmente en el departamento del Cesar donde más del 50 % de la tierra está en manos de campesinos y personas que no cuentan con un título de propiedad, y sumado a ello el alto número de casos de predios que están en reclamación en la Unidad de Tierras por cuenta del desplazamiento forzado que muchos sufrieron por culpa del conflicto armado.

Esta Agencia que ya se abre camino es un componente fundamental en el posconflicto, porque se supone será la vía más expedita para reactivar el sector rural y mejorar la calidad de vida de los colombianos que habitan el campo.