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Columnista - 25 diciembre, 2023

Celebremos la llegada del 2024

Por José Atuesta Mindiola                I Celebremos la llegada  del año dos mil veinticuatro,   con una escena de teatro  de esperanza iluminada.   La vida siempre es sagrada es un precepto divino; que la fe del peregrino sea la música del alma y el viento silbe en la palma adornando los caminos.             II Que Dios nos dé […]

Por José Atuesta Mindiola

               I

Celebremos la llegada 

del año dos mil veinticuatro,  

con una escena de teatro 

de esperanza iluminada.  

La vida siempre es sagrada

es un precepto divino;

que la fe del peregrino

sea la música del alma

y el viento silbe en la palma

adornando los caminos.

            II

Que Dios nos dé el esplendor

para embellecer el bien,

y edificar nuestro edén

con las bases del amor.

Que el perfume del albor

sea un espiral de azucenas;

que brillen las cosas buenas

en el dintel del hogar,

y la alegría no ha de faltar

para sopesar las penas.

            III

Llevemos la luz en las manos 

de Dios que a todos bendice, 

para que seamos felices 

con su poder soberano. 

No guardar secretos vanos    

ni repetir los errores, 

porque marchitan las flores 

de nuestro jardín interior; 

cultivemos siempre el amor 

y  así seremos mejores.  

              IV

Y nuestra Patria querida

de belleza y de quimera,

de sus hijos siempre espera

la dignidad por la vida.

Ya basta de tantas heridas,

de arrogancia y de terror;

respetar es lo mejor

y aceptar las diferencias

para que en nuestra conciencia

brille la paz y el amor.

Columnista
25 diciembre, 2023

Celebremos la llegada del 2024

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

Por José Atuesta Mindiola                I Celebremos la llegada  del año dos mil veinticuatro,   con una escena de teatro  de esperanza iluminada.   La vida siempre es sagrada es un precepto divino; que la fe del peregrino sea la música del alma y el viento silbe en la palma adornando los caminos.             II Que Dios nos dé […]


Por José Atuesta Mindiola

               I

Celebremos la llegada 

del año dos mil veinticuatro,  

con una escena de teatro 

de esperanza iluminada.  

La vida siempre es sagrada

es un precepto divino;

que la fe del peregrino

sea la música del alma

y el viento silbe en la palma

adornando los caminos.

            II

Que Dios nos dé el esplendor

para embellecer el bien,

y edificar nuestro edén

con las bases del amor.

Que el perfume del albor

sea un espiral de azucenas;

que brillen las cosas buenas

en el dintel del hogar,

y la alegría no ha de faltar

para sopesar las penas.

            III

Llevemos la luz en las manos 

de Dios que a todos bendice, 

para que seamos felices 

con su poder soberano. 

No guardar secretos vanos    

ni repetir los errores, 

porque marchitan las flores 

de nuestro jardín interior; 

cultivemos siempre el amor 

y  así seremos mejores.  

              IV

Y nuestra Patria querida

de belleza y de quimera,

de sus hijos siempre espera

la dignidad por la vida.

Ya basta de tantas heridas,

de arrogancia y de terror;

respetar es lo mejor

y aceptar las diferencias

para que en nuestra conciencia

brille la paz y el amor.