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Columnista - 5 septiembre, 2012

Carta desde ultratumba

Desde mi cocina Por: Silvia Betancourt Alliegro Con la debida autorización por parte de su autor, y para estar a tono con los tiempos y los medios, tengo el gusto de compartir con ustedes parte –tuve que editarlo por razones de espacio- de este documento, escrito por un joven colombiano, a quien KIENYKE publica semanalmente, […]

Desde mi cocina

Por: Silvia Betancourt Alliegro
Con la debida autorización por parte de su autor, y para estar a tono con los tiempos y los medios, tengo el gusto de compartir con ustedes parte –tuve que editarlo por razones de espacio- de este documento, escrito por un joven colombiano, a quien KIENYKE publica semanalmente, identificado en Twitter como @dicksalazar que estudia, dibuja y describe la historia con altura y humor, para que la repasemos.
“Estimados compatriotas:
Ustedes son una generación maldita, ¿o qué es la joda? Si liberales y conservadores pudimos hacer la paz después de la Violencia, esa que empezó hacia 1948 con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán,  ¿por qué ustedes, los colombianos del siglo XXI, no han podido hacer hasta el día de hoy la paz? ¿Cuándo van a dejar de creerse un pueblo vampiro y amante de la sangre?
Liberales y godos encontramos finalmente una forma de zanjar nuestras diferencias y pactar la paz. Claro, una paz con todos los defectos del mundo que ustedes quieran: nos repartimos la torta del país entre unos y otros por partes iguales. Cuatro años gobernábamos nosotros y los siguiente cuatro, los desgraciados del otro partido. Y así sucesivamente por 16 años consecutivos. Y como si fuera poco,  en cada periodo presidencial la mitad de los ministerios eran de ellos y la otra mitad, de nuestros bandidos.  Y no les dejábamos nada -ni las sobras- al resto de gente y partidos. ¡Qué vergüenza!
Y a ese contubernio entre liberales y conservadores tuvimos la desfachatez   de bautizar con el nombre de “Frente Nacional”. Nos inventamos que el bipartidismo era la Nación y que la Nación era el bipartidismo. Y nos inventamos que el resto era loma y que no tenían derecho a existir. ¡Maldita sea! (No se rían ni se burlen, por favor. Ustedes no se quedan atrás: se inventaron que la Patria es el expresidente y que el expresidente es la Patria y que el resto son terroristas. ¡Maldita sea!
Fue así como creamos una democracia restringida que con el tiempo casi asfixia a la Nación colombiana. Ya lo dijo un sabio: “Las soluciones de hoy son el problema de mañana”. Esa democracia restringida que creamos, que se manejaba a punto de “Estado de Sitio”, mejor dicho, a punto de dictadura presidencial,  en buena parte fue el caldo de cultivo en las cuales se engendraron las guerrillas que hoy vomitan balas y cilindros de gas en Colombia. Ese chicharrón fue una de las herencias que les dejamos a ustedes, colombianos del siglo XXI.  Y que les corresponde a ustedes enfrentar como varones: mirando a ver cómo hacen la paz. Si no quieren que la Historia les dé en la cara, ¡generación de maricas!
Ya sé que me van a decir que por razones de “principios” ustedes no pueden sentarse a negociar con terroristas. Claro que no es fácil sentarse a negociar con gente que tiene manchadas las manos de sangre. Nosotros lo sabemos. Nuestra generación  pactó la paz con el conservatismo, que por ese entonces era un partido terrorista. A su servicio tenía a los Pájaros y a los Chulavitas –los paramilitares de esa época- que se especializaban en realizar cortes de “franela” a los campesinos que olían a liberal. Como en ese tiempo no había motosierras, les cortaban el cuello con un machete manual, de esos que funcionan solo a punta de mano dura y corazón desalmado.
Nuestra generación  pactó la paz con el liberalismo, un partido que había organizado guerrillas para defenderse del gobierno conservador. Sí señores, así como leen: guerrillas para defenderse del conservatismo; guerrillas que, por supuesto, en esa guerra defensiva acabaron injustamente y brutalmente con muchas vidas inocentes; guerrillas que con el tiempo desembocaron en la delincuencia común y el bandolerismo.
Colombianos sobrevivientes del Siglo XXI:
No busquen pretexto para no intentar la paz. La guerra es el infierno de los pueblos. No se atortolen: quienes pactan la paz normalmente tienen las manos untadas de sangre. La paz no se hace entre ángeles. Acaben con la guerra para que se den cuenta que en Colombia la gente no solo muere por las balas, sino también de hambre. Y pónganse a solucionar ese problema. Ahí les dejo ese chicharrón”.
[email protected]  @yastao

Columnista
5 septiembre, 2012

Carta desde ultratumba

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Silvia Betancourt Alliegro

Desde mi cocina Por: Silvia Betancourt Alliegro Con la debida autorización por parte de su autor, y para estar a tono con los tiempos y los medios, tengo el gusto de compartir con ustedes parte –tuve que editarlo por razones de espacio- de este documento, escrito por un joven colombiano, a quien KIENYKE publica semanalmente, […]


Desde mi cocina

Por: Silvia Betancourt Alliegro
Con la debida autorización por parte de su autor, y para estar a tono con los tiempos y los medios, tengo el gusto de compartir con ustedes parte –tuve que editarlo por razones de espacio- de este documento, escrito por un joven colombiano, a quien KIENYKE publica semanalmente, identificado en Twitter como @dicksalazar que estudia, dibuja y describe la historia con altura y humor, para que la repasemos.
“Estimados compatriotas:
Ustedes son una generación maldita, ¿o qué es la joda? Si liberales y conservadores pudimos hacer la paz después de la Violencia, esa que empezó hacia 1948 con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán,  ¿por qué ustedes, los colombianos del siglo XXI, no han podido hacer hasta el día de hoy la paz? ¿Cuándo van a dejar de creerse un pueblo vampiro y amante de la sangre?
Liberales y godos encontramos finalmente una forma de zanjar nuestras diferencias y pactar la paz. Claro, una paz con todos los defectos del mundo que ustedes quieran: nos repartimos la torta del país entre unos y otros por partes iguales. Cuatro años gobernábamos nosotros y los siguiente cuatro, los desgraciados del otro partido. Y así sucesivamente por 16 años consecutivos. Y como si fuera poco,  en cada periodo presidencial la mitad de los ministerios eran de ellos y la otra mitad, de nuestros bandidos.  Y no les dejábamos nada -ni las sobras- al resto de gente y partidos. ¡Qué vergüenza!
Y a ese contubernio entre liberales y conservadores tuvimos la desfachatez   de bautizar con el nombre de “Frente Nacional”. Nos inventamos que el bipartidismo era la Nación y que la Nación era el bipartidismo. Y nos inventamos que el resto era loma y que no tenían derecho a existir. ¡Maldita sea! (No se rían ni se burlen, por favor. Ustedes no se quedan atrás: se inventaron que la Patria es el expresidente y que el expresidente es la Patria y que el resto son terroristas. ¡Maldita sea!
Fue así como creamos una democracia restringida que con el tiempo casi asfixia a la Nación colombiana. Ya lo dijo un sabio: “Las soluciones de hoy son el problema de mañana”. Esa democracia restringida que creamos, que se manejaba a punto de “Estado de Sitio”, mejor dicho, a punto de dictadura presidencial,  en buena parte fue el caldo de cultivo en las cuales se engendraron las guerrillas que hoy vomitan balas y cilindros de gas en Colombia. Ese chicharrón fue una de las herencias que les dejamos a ustedes, colombianos del siglo XXI.  Y que les corresponde a ustedes enfrentar como varones: mirando a ver cómo hacen la paz. Si no quieren que la Historia les dé en la cara, ¡generación de maricas!
Ya sé que me van a decir que por razones de “principios” ustedes no pueden sentarse a negociar con terroristas. Claro que no es fácil sentarse a negociar con gente que tiene manchadas las manos de sangre. Nosotros lo sabemos. Nuestra generación  pactó la paz con el conservatismo, que por ese entonces era un partido terrorista. A su servicio tenía a los Pájaros y a los Chulavitas –los paramilitares de esa época- que se especializaban en realizar cortes de “franela” a los campesinos que olían a liberal. Como en ese tiempo no había motosierras, les cortaban el cuello con un machete manual, de esos que funcionan solo a punta de mano dura y corazón desalmado.
Nuestra generación  pactó la paz con el liberalismo, un partido que había organizado guerrillas para defenderse del gobierno conservador. Sí señores, así como leen: guerrillas para defenderse del conservatismo; guerrillas que, por supuesto, en esa guerra defensiva acabaron injustamente y brutalmente con muchas vidas inocentes; guerrillas que con el tiempo desembocaron en la delincuencia común y el bandolerismo.
Colombianos sobrevivientes del Siglo XXI:
No busquen pretexto para no intentar la paz. La guerra es el infierno de los pueblos. No se atortolen: quienes pactan la paz normalmente tienen las manos untadas de sangre. La paz no se hace entre ángeles. Acaben con la guerra para que se den cuenta que en Colombia la gente no solo muere por las balas, sino también de hambre. Y pónganse a solucionar ese problema. Ahí les dejo ese chicharrón”.
[email protected]  @yastao