Mi carta a Silvestre la escribí en blanco y negro, borracho y con alucinaciones a la mujer de mi sueños, la vallenata, si mi encanto fuera tu encanto en este sitio, todos somos culpables, El ‘Tao Tao’, ‘La tartamuda’, ‘La materialista’, ‘Amalaya y eso así no sirve’.
Mi carta a Silvestre la escribí en blanco y negro, borracho y con alucinaciones a la mujer de mi sueños, la vallenata, si mi encanto fuera tu encanto en este sitio, todos somos culpables, El ‘Tao Tao’, ‘La tartamuda’, ‘La materialista’, ‘Amalaya y eso así no sirve’.
‘Soy celoso y que’, tengo un amor genial, un amor verdadero, por eso sigo siendo el papá del gavilán y el que te gusta soy yo, hoy somos la pareja del momento, aunque volví a llorar, ya no me duele más, yo solo quiero vivir bailando el vallenato apretao con una pinta chévere, así que no me compares con nadie porque estás perdiendo el tiempo.
Si yo supiera dónde está la varita de San José, coño, ¿Qué pasó? Niégame tres veces muchachita bonita porque la mentira me la juego toda haciéndole la llamadita a esa mujer mia, la gringa, para contarle las locuras mías y la mala jugada de un loco paranoico.
Oye mi amor, me siento bacano, hoy me emborracho con el cantinero y con tu pretendiente porque yo no me como ese cuento, ni media llamada de la traga loca la última vez que la cometimos, te irá mejor sin mí, sé que te falté, ahora tu por allá y yo por acá porque estoy copetón.
Pero que no se enteren porque el pasado es pasado y no tenemos la culpa si la colegiala me sigue gustando desde que le di el confite, mi amor por ella me tiene pechichón y viendo un cocuyo. Me gusta, me gusta, me gusta.
El tiempo es un vaivén y no me busques más, prometo olvidarte y por un beso de tu boca no voy a dejarla porque primero fue mía, a mí la que me quiera la quiero, ¿qué quieres que haga? por Dios que sí, ya es demasiado tarde novia ingrata, no seré el dueño de tus besos, ¿por culpa de quién? , culpa de los dos o por la difunta de la sonrisa bonita que está en nuestro universo leyendo tu libro favorito, el vallenato es Silvestre.
Por Carlos Alberto Padilla Gonzalez.
Mi carta a Silvestre la escribí en blanco y negro, borracho y con alucinaciones a la mujer de mi sueños, la vallenata, si mi encanto fuera tu encanto en este sitio, todos somos culpables, El ‘Tao Tao’, ‘La tartamuda’, ‘La materialista’, ‘Amalaya y eso así no sirve’.
Mi carta a Silvestre la escribí en blanco y negro, borracho y con alucinaciones a la mujer de mi sueños, la vallenata, si mi encanto fuera tu encanto en este sitio, todos somos culpables, El ‘Tao Tao’, ‘La tartamuda’, ‘La materialista’, ‘Amalaya y eso así no sirve’.
‘Soy celoso y que’, tengo un amor genial, un amor verdadero, por eso sigo siendo el papá del gavilán y el que te gusta soy yo, hoy somos la pareja del momento, aunque volví a llorar, ya no me duele más, yo solo quiero vivir bailando el vallenato apretao con una pinta chévere, así que no me compares con nadie porque estás perdiendo el tiempo.
Si yo supiera dónde está la varita de San José, coño, ¿Qué pasó? Niégame tres veces muchachita bonita porque la mentira me la juego toda haciéndole la llamadita a esa mujer mia, la gringa, para contarle las locuras mías y la mala jugada de un loco paranoico.
Oye mi amor, me siento bacano, hoy me emborracho con el cantinero y con tu pretendiente porque yo no me como ese cuento, ni media llamada de la traga loca la última vez que la cometimos, te irá mejor sin mí, sé que te falté, ahora tu por allá y yo por acá porque estoy copetón.
Pero que no se enteren porque el pasado es pasado y no tenemos la culpa si la colegiala me sigue gustando desde que le di el confite, mi amor por ella me tiene pechichón y viendo un cocuyo. Me gusta, me gusta, me gusta.
El tiempo es un vaivén y no me busques más, prometo olvidarte y por un beso de tu boca no voy a dejarla porque primero fue mía, a mí la que me quiera la quiero, ¿qué quieres que haga? por Dios que sí, ya es demasiado tarde novia ingrata, no seré el dueño de tus besos, ¿por culpa de quién? , culpa de los dos o por la difunta de la sonrisa bonita que está en nuestro universo leyendo tu libro favorito, el vallenato es Silvestre.
Por Carlos Alberto Padilla Gonzalez.