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Columnista - 2 abril, 2025

Carta a mis primeros graduados

Hace muchos años conocí la frase “hay que mirar el vaso medio lleno, no medio vacío”. Sin embargo, solo en los últimos tiempos he decidido adoptarla de manera más consciente, convirtiéndola en un propósito personal. Buscar lo positivo, incluso en lo negativo, es una tarea difícil pero enriquecedora.

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Hace muchos años conocí la frase “hay que mirar el vaso medio lleno, no medio vacío”. Sin embargo, solo en los últimos tiempos he decidido adoptarla de manera más consciente, convirtiéndola en un propósito personal. Buscar lo positivo, incluso en lo negativo, es una tarea difícil pero enriquecedora. Por ese impacto transformador en nuestras vidas, la he llevado a las aulas del programa de Comunicación Social de Areandina, para que mis estudiantes no se queden atrapados en un discurso, a veces inconsciente, de negativismo, sino que aprendan a ver el mundo y los desafíos con una mirada más amable.

Con los que hoy son mis primeros egresados, apliqué esta enseñanza en más de una ocasión durante nuestras conversaciones. La tarea de ser docente, y en este caso director de programa, también implica acompañar, entender las historias individuales de cada uno. Tuve el honor de conocer sus talentos, sus sueños, sus miedos, y hoy que están recibiendo sus títulos profesionales, quiero dejar, más que nunca, algunos consejos que, desde mi modesta experiencia, me gustaría compartir con ustedes.

La vida profesional está llena de desafíos, algunos más grandes que otros, pero todos ellos nos ayudan a fortalecernos. Nos dejan enseñanzas valiosas y experiencias enriquecedoras en nuestro camino.

Habrá puertas que toquemos, y por más que las soñemos, no siempre se abrirán. Tal vez la vida nos esté preparando para llegar a ellas más adelante, o para ofrecernos mejores oportunidades. Lo importante es no detenernos. Sigamos trabajando por nuestros sueños.

Habrá momentos en que hagamos grandes esfuerzos y sentiremos que para otros no tendrán el mismo valor. No lo tomemos de manera personal. Vivimos en un mundo subjetivo, y ante eso tenemos dos opciones: autoevaluarnos, mejorar y potenciar nuestras iniciativas, o seguir preparándonos para brillar en  otros escenarios.

Apreciemos el arte de levantarnos cada vez que caemos. No perdamos tiempo lamentándonos o quejándonos; aprovechemos ese tiempo para ser mejores. No dejemos que otros definan nuestro valor, ni que midan el alcance de nuestros sueños. No tengan miedo de lanzarse a las oportunidades; ténganle miedo a no aprovecharlas. Y aprovechen cada momento para demostrar, con hechos, lo excelentes profesionales y personas que son.

El mundo afuera no es fácil, pero ustedes ya han adquirido herramientas para empezar a transformar y multiplicar todo lo aprendido. Hoy es solo el comienzo. Lo que viene dependerá de la forma en que elijan enfrentar los desafíos, de la manera en que sigan viendo el vaso, y de su capacidad para transformar cada experiencia en un paso hacia su mejor versión. No olviden que cada uno tiene el poder de hacer las cosas de forma diferente, y mejor.

Por: Alix Belinda Castro.

Directora programa de Comunicación Social de Areandina

Columnista
2 abril, 2025

Carta a mis primeros graduados

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Alix Belinda

Hace muchos años conocí la frase “hay que mirar el vaso medio lleno, no medio vacío”. Sin embargo, solo en los últimos tiempos he decidido adoptarla de manera más consciente, convirtiéndola en un propósito personal. Buscar lo positivo, incluso en lo negativo, es una tarea difícil pero enriquecedora.


Hace muchos años conocí la frase “hay que mirar el vaso medio lleno, no medio vacío”. Sin embargo, solo en los últimos tiempos he decidido adoptarla de manera más consciente, convirtiéndola en un propósito personal. Buscar lo positivo, incluso en lo negativo, es una tarea difícil pero enriquecedora. Por ese impacto transformador en nuestras vidas, la he llevado a las aulas del programa de Comunicación Social de Areandina, para que mis estudiantes no se queden atrapados en un discurso, a veces inconsciente, de negativismo, sino que aprendan a ver el mundo y los desafíos con una mirada más amable.

Con los que hoy son mis primeros egresados, apliqué esta enseñanza en más de una ocasión durante nuestras conversaciones. La tarea de ser docente, y en este caso director de programa, también implica acompañar, entender las historias individuales de cada uno. Tuve el honor de conocer sus talentos, sus sueños, sus miedos, y hoy que están recibiendo sus títulos profesionales, quiero dejar, más que nunca, algunos consejos que, desde mi modesta experiencia, me gustaría compartir con ustedes.

La vida profesional está llena de desafíos, algunos más grandes que otros, pero todos ellos nos ayudan a fortalecernos. Nos dejan enseñanzas valiosas y experiencias enriquecedoras en nuestro camino.

Habrá puertas que toquemos, y por más que las soñemos, no siempre se abrirán. Tal vez la vida nos esté preparando para llegar a ellas más adelante, o para ofrecernos mejores oportunidades. Lo importante es no detenernos. Sigamos trabajando por nuestros sueños.

Habrá momentos en que hagamos grandes esfuerzos y sentiremos que para otros no tendrán el mismo valor. No lo tomemos de manera personal. Vivimos en un mundo subjetivo, y ante eso tenemos dos opciones: autoevaluarnos, mejorar y potenciar nuestras iniciativas, o seguir preparándonos para brillar en  otros escenarios.

Apreciemos el arte de levantarnos cada vez que caemos. No perdamos tiempo lamentándonos o quejándonos; aprovechemos ese tiempo para ser mejores. No dejemos que otros definan nuestro valor, ni que midan el alcance de nuestros sueños. No tengan miedo de lanzarse a las oportunidades; ténganle miedo a no aprovecharlas. Y aprovechen cada momento para demostrar, con hechos, lo excelentes profesionales y personas que son.

El mundo afuera no es fácil, pero ustedes ya han adquirido herramientas para empezar a transformar y multiplicar todo lo aprendido. Hoy es solo el comienzo. Lo que viene dependerá de la forma en que elijan enfrentar los desafíos, de la manera en que sigan viendo el vaso, y de su capacidad para transformar cada experiencia en un paso hacia su mejor versión. No olviden que cada uno tiene el poder de hacer las cosas de forma diferente, y mejor.

Por: Alix Belinda Castro.

Directora programa de Comunicación Social de Areandina