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Columnista - 26 julio, 2022

Canibalismo vallenato

No hay espacio en la opinión de Solano para una sola frase que honre el principio ecuménico de la presunción de inocencia, sino que reafirma las características propias del denominado eficientísimo penal: se presume la responsabilidad

El mejor columnista de Valledupar Jacobo Solano en su reciente opinión “pollo o gavilán rastrero” alude a “algo muy vallenato, no es raro en nuestra tierra atacarse por envidia”, pero fisgonamente zahiriendo en su columna al vallenato Luis Alberto Rodríguez exdirector del DNP y a otros más.

Tengo 35 años de vivir en Valledupar. Hago parte de la rancia “suciedad” vallenata. Por supuesto que no soy arribista ni un aparecido porque tengo abolengo criollo. Conozco como el que más de la historia tragicómica de la sociedad de aquí. Desde que llegue sé de las visiones serias de las gentes buenas de Valledupar.

Llegue con la amistad de un hombre de la importancia social de Hernán Maestre Pavajeau. Recibí los relatos de las familias vallenatas del egregio medico Rafael Villazón Baquero y de su hermano, el ínclito Julio Villazón. Este último fue quien me presentó ante el Club Social de Valledupar S.A., hace más de 30 años como socio y he sido por más de 25 años el asesor jurídico del Club con más representación social en la región. Entonces sí que sé lo caníbal de la sociedad vallenata. 

Convivo socialmente con Miguelito Villazón, Chichi Quintero, Uldarico Serrano, Carlitos Quintero, Álvaro y Carlos Morón Cuello, ‘Chijo’ y ‘Chucho’ Orozco, Ricardo Gutiérrez, Lucas Monsalvo, Oscar Cuello, Armando Arredondo, Rodolfo Molina, Hernando Palacios, el ‘Pita’ Pantoja para radiografiar el penetrante y diverso conocimiento que puedo tener de los vallenatos, porque adquirí habilidad cognitiva para el procesamiento de la información recibida. 

También buen amigo de Dickson Quiroz y Juan Carlos Quintero Castro.

En consecuencia, las opiniones de Solano como la de arriba, son las que los vallenatos saborean con saciedad y replican con protervia porque se identifican con lo que se dice, aun sin comprobación alguna. Pero no importa, la idea es auto atacarse y devorarse los vallenatos per se. 

En la que viene aludida columna, el vallenato Solano con especial escozor y en amalgama se refiere a hombres vallenatos de la experiencia judicial y valía profesional como el actual Presidente de la Corte Suprema de Justicia Aroldo Quiroz. De los ministros vallenatos Jonatan Malagón, Daniel Palacios Martínez, del servidor público Aníbal Quiroz y del congresista Ape Cuello.

Por nuestra formación profesional y docente universitario el perfil de esta columna esta marcada por procurar y propender por la evaluación objetividad al abordar temáticas que conecten con lo juridico/judicial y la responsabilidad o no de las personas involucradas en actividades que subsuman comportamientos presuntamente punibles.

Intolerable cada vez mas la justicia paralela de los medios de comunicación y las redes sociales so pretexto de la incisiva libertad de expresión, la ahora denominada patéticamente sanción social versus la coherente y contextualizada sanción judicial y en ellas la verdad verdadera de los sucesos y la responsabilidad penal de las personas que son objeto de investigación y juzgamiento.

En el vigente ordenamiento procesal penal hay muchas disposiciones que disciplinan cómo debe examinarse los compromisos de quienes intervienen en los procesos judiciales o se les investiga y, se señala que “Toda persona se presume inocente y debe ser tratada como tal”. Y se agrega con contundencia que hay que “Abstenerse de presentar en público al indiciado, imputado o acusado como responsable”.

No hay espacio en la opinión de Solano para una sola frase que honre el principio ecuménico de la presunción de inocencia, sino que reafirma las características propias del denominado eficientísimo penal: se presume la responsabilidad. El hombre no es sujeto de derecho, sino que se les condena sin formula de juicio y se solazan tratándolos como culpables con referencias burlonas, toda clase de epítetos hirientes y despectivos o con sospechas e intuiciones. Inadmisible.

Columnista
26 julio, 2022

Canibalismo vallenato

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hugo Mendoza

No hay espacio en la opinión de Solano para una sola frase que honre el principio ecuménico de la presunción de inocencia, sino que reafirma las características propias del denominado eficientísimo penal: se presume la responsabilidad


El mejor columnista de Valledupar Jacobo Solano en su reciente opinión “pollo o gavilán rastrero” alude a “algo muy vallenato, no es raro en nuestra tierra atacarse por envidia”, pero fisgonamente zahiriendo en su columna al vallenato Luis Alberto Rodríguez exdirector del DNP y a otros más.

Tengo 35 años de vivir en Valledupar. Hago parte de la rancia “suciedad” vallenata. Por supuesto que no soy arribista ni un aparecido porque tengo abolengo criollo. Conozco como el que más de la historia tragicómica de la sociedad de aquí. Desde que llegue sé de las visiones serias de las gentes buenas de Valledupar.

Llegue con la amistad de un hombre de la importancia social de Hernán Maestre Pavajeau. Recibí los relatos de las familias vallenatas del egregio medico Rafael Villazón Baquero y de su hermano, el ínclito Julio Villazón. Este último fue quien me presentó ante el Club Social de Valledupar S.A., hace más de 30 años como socio y he sido por más de 25 años el asesor jurídico del Club con más representación social en la región. Entonces sí que sé lo caníbal de la sociedad vallenata. 

Convivo socialmente con Miguelito Villazón, Chichi Quintero, Uldarico Serrano, Carlitos Quintero, Álvaro y Carlos Morón Cuello, ‘Chijo’ y ‘Chucho’ Orozco, Ricardo Gutiérrez, Lucas Monsalvo, Oscar Cuello, Armando Arredondo, Rodolfo Molina, Hernando Palacios, el ‘Pita’ Pantoja para radiografiar el penetrante y diverso conocimiento que puedo tener de los vallenatos, porque adquirí habilidad cognitiva para el procesamiento de la información recibida. 

También buen amigo de Dickson Quiroz y Juan Carlos Quintero Castro.

En consecuencia, las opiniones de Solano como la de arriba, son las que los vallenatos saborean con saciedad y replican con protervia porque se identifican con lo que se dice, aun sin comprobación alguna. Pero no importa, la idea es auto atacarse y devorarse los vallenatos per se. 

En la que viene aludida columna, el vallenato Solano con especial escozor y en amalgama se refiere a hombres vallenatos de la experiencia judicial y valía profesional como el actual Presidente de la Corte Suprema de Justicia Aroldo Quiroz. De los ministros vallenatos Jonatan Malagón, Daniel Palacios Martínez, del servidor público Aníbal Quiroz y del congresista Ape Cuello.

Por nuestra formación profesional y docente universitario el perfil de esta columna esta marcada por procurar y propender por la evaluación objetividad al abordar temáticas que conecten con lo juridico/judicial y la responsabilidad o no de las personas involucradas en actividades que subsuman comportamientos presuntamente punibles.

Intolerable cada vez mas la justicia paralela de los medios de comunicación y las redes sociales so pretexto de la incisiva libertad de expresión, la ahora denominada patéticamente sanción social versus la coherente y contextualizada sanción judicial y en ellas la verdad verdadera de los sucesos y la responsabilidad penal de las personas que son objeto de investigación y juzgamiento.

En el vigente ordenamiento procesal penal hay muchas disposiciones que disciplinan cómo debe examinarse los compromisos de quienes intervienen en los procesos judiciales o se les investiga y, se señala que “Toda persona se presume inocente y debe ser tratada como tal”. Y se agrega con contundencia que hay que “Abstenerse de presentar en público al indiciado, imputado o acusado como responsable”.

No hay espacio en la opinión de Solano para una sola frase que honre el principio ecuménico de la presunción de inocencia, sino que reafirma las características propias del denominado eficientísimo penal: se presume la responsabilidad. El hombre no es sujeto de derecho, sino que se les condena sin formula de juicio y se solazan tratándolos como culpables con referencias burlonas, toda clase de epítetos hirientes y despectivos o con sospechas e intuiciones. Inadmisible.