“Por las noches se podía oír en todo el pueblo la creciente del río y en las casas retiradas de la plaza (a unas tres cuadras), las torcazas, azulejos y muchos canarios cantaban sus mensajes todo el día,” con solo leer ese párrafo de entrada, cunde la melancolía por un Valledupar plácido y feliz. Es […]
“Por las noches se podía oír en todo el pueblo la creciente del río y en las casas retiradas de la plaza (a unas tres cuadras), las torcazas, azulejos y muchos canarios cantaban sus mensajes todo el día,” con solo leer ese párrafo de entrada, cunde la melancolía por un Valledupar plácido y feliz. Es del libro del Doctor Gustavo Hinojosa Daza, que acaba de publicar para alegría de sus paisanos, de la costa Caribe y del mundo de la literatura.
El también cautivante y nostálgico título de Cañaguates y Cerezos, ruta doméstica de Chipuco, según nos cuenta, nos lleva a conocer provincianas historias vallenatas de los años 40, anécdotas, personajes, salas de cine al aire libre, la Segunda Guerra Mundial, vista desde la lejanía con la mirada apacible de los pueblerinos; en fin, trata con un humor exquisito todos sus recuerdos de Patillal donde nació, del Valle donde creció, de su vida en Minneapolis y Baltimore en donde trabajó y se especializó como otorrinolaringólogo. Es un recorrido que agrada al lector por la fluidez del lenguaje y la crítica matizada con pequeñas metáforas; el doctor Hinojosa Daza, es un purista del idioma, de ahí que el libro es también, sin proponérselo, un manual del buen uso del español.
Encontramos pasajes tiernos como: “Pablo me dio el mejor regalo de mi infancia: una navajita con la hoja muy gastada y cachas brillantes.- Lo último- Al poco tiempo se me salió por un hueco del bolsillo. Hasta ahí llegó mi tranquilidad porque creo que con tanto que lloré a mi navaja, no había para qué regar la puerta de la calle”. Pasajes históricos como Tiempos de Guerra, que mezcla con anécdotas de esta región; La Noche Septembrina o cómo dice el autor debería llamarse Noche Triste. Todo capítulo está ilustrado con un referente gráfico de la historia que cuenta y que aumenta la melancolía por lo que un día fue la serena provincia.
Sé de la sapiencia y gusto del Doctor Gustavo sobre la mitología, a él he acudido para absolver algunas dudas, de ahí que no me extrañe la maestría con que cuenta los pasajes de la mitología clásica, en la que hace de los dioses, de los héroes, de las diosas, de todos los personajes, sus amigos, y resalta (al que más me gusta) a Aquiles el de los ‘pies ligeros’ y la puntería de Paris al darle muerte con una sola flecha por su débil talón; escribe sobre Sísifo; se mete con las Helenas famosas de la Historia; de la Mitología no hay personaje que ignore, a veces pienso que es el único ser humano que ha visitado a Ítaca y se ha sentado a conversar con Odiseo.
Es un libro que yo esperé con ansias, y lo recomiendo; leer al Doctor Gustavo Hinojosa Daza, es meterse por todos los vericuetos apasionantes de la vida de nuestra provincia, de la historia de Colombia y de algunas regiones del mundo y con los dioses mitológicos poder llegar a asomarnos al olimpo para ver cómo están celebrando la aparición de este libro.
Para terminar tomo una hilarante anécdota del capítulo Tiempos de Guerra II, ilustrado con una cajetilla de cigarrillos Pielroja, dice: “Señor Juancho: ¿qué quiere decir tragedia?…Este… bueno… ¿tragedia? Ah, sí es cuando a uno se le acaban los cigarrillos y no hay dónde conseguirlos…”¡Buen libro, Maestro!
“Por las noches se podía oír en todo el pueblo la creciente del río y en las casas retiradas de la plaza (a unas tres cuadras), las torcazas, azulejos y muchos canarios cantaban sus mensajes todo el día,” con solo leer ese párrafo de entrada, cunde la melancolía por un Valledupar plácido y feliz. Es […]
“Por las noches se podía oír en todo el pueblo la creciente del río y en las casas retiradas de la plaza (a unas tres cuadras), las torcazas, azulejos y muchos canarios cantaban sus mensajes todo el día,” con solo leer ese párrafo de entrada, cunde la melancolía por un Valledupar plácido y feliz. Es del libro del Doctor Gustavo Hinojosa Daza, que acaba de publicar para alegría de sus paisanos, de la costa Caribe y del mundo de la literatura.
El también cautivante y nostálgico título de Cañaguates y Cerezos, ruta doméstica de Chipuco, según nos cuenta, nos lleva a conocer provincianas historias vallenatas de los años 40, anécdotas, personajes, salas de cine al aire libre, la Segunda Guerra Mundial, vista desde la lejanía con la mirada apacible de los pueblerinos; en fin, trata con un humor exquisito todos sus recuerdos de Patillal donde nació, del Valle donde creció, de su vida en Minneapolis y Baltimore en donde trabajó y se especializó como otorrinolaringólogo. Es un recorrido que agrada al lector por la fluidez del lenguaje y la crítica matizada con pequeñas metáforas; el doctor Hinojosa Daza, es un purista del idioma, de ahí que el libro es también, sin proponérselo, un manual del buen uso del español.
Encontramos pasajes tiernos como: “Pablo me dio el mejor regalo de mi infancia: una navajita con la hoja muy gastada y cachas brillantes.- Lo último- Al poco tiempo se me salió por un hueco del bolsillo. Hasta ahí llegó mi tranquilidad porque creo que con tanto que lloré a mi navaja, no había para qué regar la puerta de la calle”. Pasajes históricos como Tiempos de Guerra, que mezcla con anécdotas de esta región; La Noche Septembrina o cómo dice el autor debería llamarse Noche Triste. Todo capítulo está ilustrado con un referente gráfico de la historia que cuenta y que aumenta la melancolía por lo que un día fue la serena provincia.
Sé de la sapiencia y gusto del Doctor Gustavo sobre la mitología, a él he acudido para absolver algunas dudas, de ahí que no me extrañe la maestría con que cuenta los pasajes de la mitología clásica, en la que hace de los dioses, de los héroes, de las diosas, de todos los personajes, sus amigos, y resalta (al que más me gusta) a Aquiles el de los ‘pies ligeros’ y la puntería de Paris al darle muerte con una sola flecha por su débil talón; escribe sobre Sísifo; se mete con las Helenas famosas de la Historia; de la Mitología no hay personaje que ignore, a veces pienso que es el único ser humano que ha visitado a Ítaca y se ha sentado a conversar con Odiseo.
Es un libro que yo esperé con ansias, y lo recomiendo; leer al Doctor Gustavo Hinojosa Daza, es meterse por todos los vericuetos apasionantes de la vida de nuestra provincia, de la historia de Colombia y de algunas regiones del mundo y con los dioses mitológicos poder llegar a asomarnos al olimpo para ver cómo están celebrando la aparición de este libro.
Para terminar tomo una hilarante anécdota del capítulo Tiempos de Guerra II, ilustrado con una cajetilla de cigarrillos Pielroja, dice: “Señor Juancho: ¿qué quiere decir tragedia?…Este… bueno… ¿tragedia? Ah, sí es cuando a uno se le acaban los cigarrillos y no hay dónde conseguirlos…”¡Buen libro, Maestro!