Todavía hoy, Dios anhela caminar con nosotros, y esa es la razón por la cual su Santo Espíritu nos anhela celosamente. ¡Dios busca compañeros en el camino!
“Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque lo llevó Dios”. Génesis 5,24. Dios creó al hombre para disfrutar de su andar en amistad con él. Eso incluía el compañerismo, el diálogo, la intimidad, el tomar decisiones en conjunto, el deleite mutuo y un dominio compartido.
Todavía hoy, Dios anhela caminar con nosotros, y esa es la razón por la cual su Santo Espíritu nos anhela celosamente. ¡Dios busca compañeros en el camino!
La meta a perseguir es un diario caminar en una comunión inquebrantable con nuestro amigo y Señor. Enoc, fue el primero en descubrir el verdadero deleite de caminar con Dios; puede ser que, al acercarnos a Dios no seamos llevados al cielo como hizo con Enoc. Sin embargo, al caminar con él nos abrirá las escrituras y nos manifestará la luz de su gloria.
Cuando caminamos con Dios, entramos en la dimensión en la que se nos revelan los secretos de su Reino. Dios quiere caminar con nosotros antes que obrar a través de nosotros. Dios obra con sus amigos, esperará a actuar hasta que encuentre a la persona correcta a través de la cual, él pueda actuar.
Me explico: Cuando Dios tuvo a Noe, pudo hacer un diluvio. Cuando tuvo a José, pudo darle un sueño divino al faraón. Teniendo a Moisés, pudo dar una poderosa liberación a su pueblo. Con Elías, pudo mandar fuego del cielo. Con Samuel, pudo probar el corazón de Saul. Y con Jesús, pudo brindar salvación al mundo. ¡Cuando Dios tiene un amigo, la actividad divina se acelera! ¿Acaso, podrá contar contigo?
Apreciados amigos: Cuando Dios tiene un vaso que ha sido preparado para nobles propósitos, lo usará. Él desea caminar con amigos que le sean leales, aún a través de las grandes calamidades de la vida. ¿Cómo podemos aprender a caminar con Dios? En la intimidad y la búsqueda constante de su rostro.
En la relación personal de conocerle y darme a conocer. En desarrollar una historia secreta con Dios, antes que él nos dé una historia pública delante de la gente. Escondidos en un lugar secreto, a puerta cerrada, aprendemos qué es lo que él está buscando en los amigos y hallamos lo que a él le agrada. Así, el tiempo devocional y la cita privada diaria se vuelven nuestro campo de entrenamiento para una vida plena, arraigada y fundamentada en su amor incondicional.
Jesús afirmó que somos sus amigos si obedecemos sus mandatos. Por lo que, ya no nos llamaría siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; si no nos ha llamado amigos, porque nos ha confiado los propósitos de su Reino.
El clamor de mi corazón hoy, es para que aprendamos a caminar con Dios. La búsqueda de amigos por parte de Dios continúa. Quizás, podemos decirle: “Señor, quiero ser tu amigo, tu confidente leal. Quiero caminar contigo, hablar castigado, escucharte, oír tu corazón y participar de tus obras en esta hora trascendental para nuestra nación”. ¡Señor, enséñame a caminar contigo! ¡Caminemos juntos! ¡Fuerte abrazo!
Todavía hoy, Dios anhela caminar con nosotros, y esa es la razón por la cual su Santo Espíritu nos anhela celosamente. ¡Dios busca compañeros en el camino!
“Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque lo llevó Dios”. Génesis 5,24. Dios creó al hombre para disfrutar de su andar en amistad con él. Eso incluía el compañerismo, el diálogo, la intimidad, el tomar decisiones en conjunto, el deleite mutuo y un dominio compartido.
Todavía hoy, Dios anhela caminar con nosotros, y esa es la razón por la cual su Santo Espíritu nos anhela celosamente. ¡Dios busca compañeros en el camino!
La meta a perseguir es un diario caminar en una comunión inquebrantable con nuestro amigo y Señor. Enoc, fue el primero en descubrir el verdadero deleite de caminar con Dios; puede ser que, al acercarnos a Dios no seamos llevados al cielo como hizo con Enoc. Sin embargo, al caminar con él nos abrirá las escrituras y nos manifestará la luz de su gloria.
Cuando caminamos con Dios, entramos en la dimensión en la que se nos revelan los secretos de su Reino. Dios quiere caminar con nosotros antes que obrar a través de nosotros. Dios obra con sus amigos, esperará a actuar hasta que encuentre a la persona correcta a través de la cual, él pueda actuar.
Me explico: Cuando Dios tuvo a Noe, pudo hacer un diluvio. Cuando tuvo a José, pudo darle un sueño divino al faraón. Teniendo a Moisés, pudo dar una poderosa liberación a su pueblo. Con Elías, pudo mandar fuego del cielo. Con Samuel, pudo probar el corazón de Saul. Y con Jesús, pudo brindar salvación al mundo. ¡Cuando Dios tiene un amigo, la actividad divina se acelera! ¿Acaso, podrá contar contigo?
Apreciados amigos: Cuando Dios tiene un vaso que ha sido preparado para nobles propósitos, lo usará. Él desea caminar con amigos que le sean leales, aún a través de las grandes calamidades de la vida. ¿Cómo podemos aprender a caminar con Dios? En la intimidad y la búsqueda constante de su rostro.
En la relación personal de conocerle y darme a conocer. En desarrollar una historia secreta con Dios, antes que él nos dé una historia pública delante de la gente. Escondidos en un lugar secreto, a puerta cerrada, aprendemos qué es lo que él está buscando en los amigos y hallamos lo que a él le agrada. Así, el tiempo devocional y la cita privada diaria se vuelven nuestro campo de entrenamiento para una vida plena, arraigada y fundamentada en su amor incondicional.
Jesús afirmó que somos sus amigos si obedecemos sus mandatos. Por lo que, ya no nos llamaría siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; si no nos ha llamado amigos, porque nos ha confiado los propósitos de su Reino.
El clamor de mi corazón hoy, es para que aprendamos a caminar con Dios. La búsqueda de amigos por parte de Dios continúa. Quizás, podemos decirle: “Señor, quiero ser tu amigo, tu confidente leal. Quiero caminar contigo, hablar castigado, escucharte, oír tu corazón y participar de tus obras en esta hora trascendental para nuestra nación”. ¡Señor, enséñame a caminar contigo! ¡Caminemos juntos! ¡Fuerte abrazo!