“Hay que frenar ese estado paternalista que venimos alimentando. A la gente lo que hay que darle es oportunidades de empleo y de ingresos”.
Una gran expectativa reina entre los empresarios del país, los gremios y especialistas en economía, por el futuro Plan de Desarrollo Económico y Social, el que corresponderá a la gestión del presidente de la República, Gustavo Petro Urrego.
Para algunos habrá un cambio en el modelo económico, para otros las cosas seguirán tal cual, como vienen, pero con un mayor énfasis en la política y el gasto social. Habría dos escenarios…
LAS SEÑALES DE CAMBIO
El líder del nuevo gobierno, desde su discurso de posesión, ya ha dado señales de cambio. El nombramiento de Jorge Iván González, en Planeación Nacional; José Antonio Ocampo Gaviria, en el Ministerio de Hacienda, Cecilia López en Agricultura, y Germán Umaña Mendoza, en Comercio Exterior, son señales claras de que el modelo inspirado en el llamado “Consenso de Washington”, de apertura y desregulación ha llegado a su fin.
Aquel modelo que instauró Cesar Gaviria ha principios de los noventa y que siguieron Pastrana, Uribe, Santos y Duque, no dio los resultados esperados y ha dado señales de agotamiento. Se requiere otro modelo que permita mayores tasas de crecimiento económico y generación de empleo.
El Ministro Ocampo, en sus intervenciones ante la Asociación Nacional de Industriales -Andi, y ante la reunión de la Asobancaria, ha expresado la necesidad de una nueva política industrial; Cecilia López está hablando de cambios en la tenencia y explotación de la tierra, y Umaña, de la revisión de los Tratados de Libre Comercio (TLC), es decir, son mensajes de un “nuevo modelo de desarrollo, con un mayor proteccionismo, una mayor intervención del Estado en la economía y también un Estado más grande. Vuelven, en parte, las tesis del keynesianismo y el estructuralismo, escuela económica de Ocampo.
SE REQUIEREN NUEVAS POLÍTICAS
Desde antes de la pandemia del Covid 19, inclusive, las cifras mostraban un estancamiento en el empleo, y un aumento en los niveles de pobreza. Se requieren nuevas políticas.
El crecimiento que presenta Colombia, lo habíamos dicho en estas mismas páginas de EL PILÓN, fundamentado en el consumo interno, estimulado por fenómenos como los días sin IVA, no es sostenible. Tanto el Banco de la República, como el mismo Ministerio de Hacienda, hablan de una desaceleración en la economía colombiana, alimentada por procesos externos e internos. El crecimiento en 2023 sería del 1,1% del PIB, según el Banco Emisor.
MAS COMPETITIVIDAD
Muchos veteranos expertos, como Eduardo Sarmiento Palacio, columnista del diario EL Espectador, consideran que ha llegado la hora de establecer instrumentos efectivos de estímulos para la industria nacional, para la agricultura y otros sectores; brindándoles maneras para afrontar la competencia internacional, que está alimentada por subsidios estatales evidentes en el caso agrícola.
El presidente Petro Urrego fue claro en su posesión: “se trata de desarrollar el capitalismo, y no porque nos guste”. La idea es modernizarlo y buscar otros caminos para lograr mayores tasas de crecimiento económico, generar más empleo, reducir la pobreza y la inequidad. En este sentido, hay que insistir en que no basta la Reforma Tributaria, esta, dependiendo como salga del Congreso de la República, es un instrumento para darle estabilidad a las finanzas públicas, pero se requiere mucho más, nuevas políticas sectoriales y políticas sociales, inclusivas, pero no paternalistas.
Hay que frenar ese estado paternalista que venimos alimentando. A la gente lo que hay que darle es oportunidades de empleo y de ingresos.
En ese sentido, el Gobierno deberá identificar y decir qué sectores estimulará y cuál será la nueva estrategia, también, para hacerle frente a la turbulencia internacional que estamos afrontando. Esperemos que el nuevo equipo económico sepa capotear el temporal y lograr escenarios, insistimos de más crecimiento y empleo, y menos pobreza e inequidad, en los próximos años. Amanecerá y veremos, dice el adagio.
POR CARLOS A. MAESTRE MAYA/ESPECIAL PARA EL PILÓN
“Hay que frenar ese estado paternalista que venimos alimentando. A la gente lo que hay que darle es oportunidades de empleo y de ingresos”.
Una gran expectativa reina entre los empresarios del país, los gremios y especialistas en economía, por el futuro Plan de Desarrollo Económico y Social, el que corresponderá a la gestión del presidente de la República, Gustavo Petro Urrego.
Para algunos habrá un cambio en el modelo económico, para otros las cosas seguirán tal cual, como vienen, pero con un mayor énfasis en la política y el gasto social. Habría dos escenarios…
LAS SEÑALES DE CAMBIO
El líder del nuevo gobierno, desde su discurso de posesión, ya ha dado señales de cambio. El nombramiento de Jorge Iván González, en Planeación Nacional; José Antonio Ocampo Gaviria, en el Ministerio de Hacienda, Cecilia López en Agricultura, y Germán Umaña Mendoza, en Comercio Exterior, son señales claras de que el modelo inspirado en el llamado “Consenso de Washington”, de apertura y desregulación ha llegado a su fin.
Aquel modelo que instauró Cesar Gaviria ha principios de los noventa y que siguieron Pastrana, Uribe, Santos y Duque, no dio los resultados esperados y ha dado señales de agotamiento. Se requiere otro modelo que permita mayores tasas de crecimiento económico y generación de empleo.
El Ministro Ocampo, en sus intervenciones ante la Asociación Nacional de Industriales -Andi, y ante la reunión de la Asobancaria, ha expresado la necesidad de una nueva política industrial; Cecilia López está hablando de cambios en la tenencia y explotación de la tierra, y Umaña, de la revisión de los Tratados de Libre Comercio (TLC), es decir, son mensajes de un “nuevo modelo de desarrollo, con un mayor proteccionismo, una mayor intervención del Estado en la economía y también un Estado más grande. Vuelven, en parte, las tesis del keynesianismo y el estructuralismo, escuela económica de Ocampo.
SE REQUIEREN NUEVAS POLÍTICAS
Desde antes de la pandemia del Covid 19, inclusive, las cifras mostraban un estancamiento en el empleo, y un aumento en los niveles de pobreza. Se requieren nuevas políticas.
El crecimiento que presenta Colombia, lo habíamos dicho en estas mismas páginas de EL PILÓN, fundamentado en el consumo interno, estimulado por fenómenos como los días sin IVA, no es sostenible. Tanto el Banco de la República, como el mismo Ministerio de Hacienda, hablan de una desaceleración en la economía colombiana, alimentada por procesos externos e internos. El crecimiento en 2023 sería del 1,1% del PIB, según el Banco Emisor.
MAS COMPETITIVIDAD
Muchos veteranos expertos, como Eduardo Sarmiento Palacio, columnista del diario EL Espectador, consideran que ha llegado la hora de establecer instrumentos efectivos de estímulos para la industria nacional, para la agricultura y otros sectores; brindándoles maneras para afrontar la competencia internacional, que está alimentada por subsidios estatales evidentes en el caso agrícola.
El presidente Petro Urrego fue claro en su posesión: “se trata de desarrollar el capitalismo, y no porque nos guste”. La idea es modernizarlo y buscar otros caminos para lograr mayores tasas de crecimiento económico, generar más empleo, reducir la pobreza y la inequidad. En este sentido, hay que insistir en que no basta la Reforma Tributaria, esta, dependiendo como salga del Congreso de la República, es un instrumento para darle estabilidad a las finanzas públicas, pero se requiere mucho más, nuevas políticas sectoriales y políticas sociales, inclusivas, pero no paternalistas.
Hay que frenar ese estado paternalista que venimos alimentando. A la gente lo que hay que darle es oportunidades de empleo y de ingresos.
En ese sentido, el Gobierno deberá identificar y decir qué sectores estimulará y cuál será la nueva estrategia, también, para hacerle frente a la turbulencia internacional que estamos afrontando. Esperemos que el nuevo equipo económico sepa capotear el temporal y lograr escenarios, insistimos de más crecimiento y empleo, y menos pobreza e inequidad, en los próximos años. Amanecerá y veremos, dice el adagio.
POR CARLOS A. MAESTRE MAYA/ESPECIAL PARA EL PILÓN