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Columnista - 4 julio, 2014

Cambio de mentalidad

Después de una temporada electoral, bastante larga, llena de odios y rivalidad, los logros de la Selección Colombia, con los que gritamos y nos entusiasmamos, han sido de bendición, a razón de que, veníamos de una política de antipatía y un país un tanto dividido. Este momento lleno de alegrías, sirve de mucha reflexión al […]

Después de una temporada electoral, bastante larga, llena de odios y rivalidad, los logros de la Selección Colombia, con los que gritamos y nos entusiasmamos, han sido de bendición, a razón de que, veníamos de una política de antipatía y un país un tanto dividido.

Este momento lleno de alegrías, sirve de mucha reflexión al analizar, el cómo unos muchachos de distintas regiones, culturas, valores e ideologías se convirtieron en una consolidada familia, objeto de elogios a nivel internacional, por esa camaradería que se evidencia en cada celebración, sin restarle valor a lo hecho por el Señor José Pékerman, un hombre que carece de esa altivez innata del argentino, y abunda en la sencillez y moderación, además de sus conceptos tácticos, con los que alecciona a los jugadores, hay uno que ha calado muy bien, y como prueba de ello están los resultados, que incuban felicidad en nuestros corazones, y nos unen como colombianos, a pesar de diferencias irreconciliables, hemos gozado cada victoria en armonía, pues ese sentimiento de hermandad y fraternidad de este onceno, nos ha ayudado a comprender que es lo que necesitamos como nación, llamando a la unión, afecto y solidaridad como compatriotas, puesto que no será en vano, este júbilo inmortal que se nos despierta con cada triunfo, algo nos dejara de enseñanza, y tengo fe que será así.

Un país que ha vivido del desconsuelo, merece una transformación, insertando la idea de progreso, pujanza y apoyo que ha mostrado este equipo, con amor patrio y nacionalismo puro, obteniendo éxitos y haciendo historia, que bello sería poner en práctica esos mensajes que envían con cada juego, un ejemplo destacado de tantos, la oportunidad que se le dio a Faryd Mondragón, de estar presente en las memorias de los mundiales, como el jugador mas veterano en participar en este certamen, demuestra que clase de ambiente se vive en la concentración, que tal seria si la clase política, nos dieran voz y voto en los asuntos que no conciernen como sociedad, o si dejaran la radicalidad a un lado, y se acompañaran en temas cruciales, en vez de propiciar la división y resentimiento, que es el obstáculo mas grande que hemos tenido como pueblo, sino hay unidad, no habrá avance.

Las mentiras han hecho parte del discurrir como patria, le hemos creído a la segregación social, discriminación, violencia y al ideario inútil, mientras que ese conjunto, se ha forjado de respaldo, cada integrante es valorado y no despreciado, compañerismo, se alientan y se dan la mano, tolerancia, en cada partido existe el respeto, que gran lección nos han dado estos varones, me les quito el sombrero, cambiaron la cara del país, ahora la tarea que nos corresponde es trabajar juntos, para completar lo que se inicio, y por fin convertir en realidad, lo que en el cantico de nuestro himno, se le debe rendir honor “en surcos de dolores, el bien germina ya.”

Columnista
4 julio, 2014

Cambio de mentalidad

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Sergio Barranco

Después de una temporada electoral, bastante larga, llena de odios y rivalidad, los logros de la Selección Colombia, con los que gritamos y nos entusiasmamos, han sido de bendición, a razón de que, veníamos de una política de antipatía y un país un tanto dividido. Este momento lleno de alegrías, sirve de mucha reflexión al […]


Después de una temporada electoral, bastante larga, llena de odios y rivalidad, los logros de la Selección Colombia, con los que gritamos y nos entusiasmamos, han sido de bendición, a razón de que, veníamos de una política de antipatía y un país un tanto dividido.

Este momento lleno de alegrías, sirve de mucha reflexión al analizar, el cómo unos muchachos de distintas regiones, culturas, valores e ideologías se convirtieron en una consolidada familia, objeto de elogios a nivel internacional, por esa camaradería que se evidencia en cada celebración, sin restarle valor a lo hecho por el Señor José Pékerman, un hombre que carece de esa altivez innata del argentino, y abunda en la sencillez y moderación, además de sus conceptos tácticos, con los que alecciona a los jugadores, hay uno que ha calado muy bien, y como prueba de ello están los resultados, que incuban felicidad en nuestros corazones, y nos unen como colombianos, a pesar de diferencias irreconciliables, hemos gozado cada victoria en armonía, pues ese sentimiento de hermandad y fraternidad de este onceno, nos ha ayudado a comprender que es lo que necesitamos como nación, llamando a la unión, afecto y solidaridad como compatriotas, puesto que no será en vano, este júbilo inmortal que se nos despierta con cada triunfo, algo nos dejara de enseñanza, y tengo fe que será así.

Un país que ha vivido del desconsuelo, merece una transformación, insertando la idea de progreso, pujanza y apoyo que ha mostrado este equipo, con amor patrio y nacionalismo puro, obteniendo éxitos y haciendo historia, que bello sería poner en práctica esos mensajes que envían con cada juego, un ejemplo destacado de tantos, la oportunidad que se le dio a Faryd Mondragón, de estar presente en las memorias de los mundiales, como el jugador mas veterano en participar en este certamen, demuestra que clase de ambiente se vive en la concentración, que tal seria si la clase política, nos dieran voz y voto en los asuntos que no conciernen como sociedad, o si dejaran la radicalidad a un lado, y se acompañaran en temas cruciales, en vez de propiciar la división y resentimiento, que es el obstáculo mas grande que hemos tenido como pueblo, sino hay unidad, no habrá avance.

Las mentiras han hecho parte del discurrir como patria, le hemos creído a la segregación social, discriminación, violencia y al ideario inútil, mientras que ese conjunto, se ha forjado de respaldo, cada integrante es valorado y no despreciado, compañerismo, se alientan y se dan la mano, tolerancia, en cada partido existe el respeto, que gran lección nos han dado estos varones, me les quito el sombrero, cambiaron la cara del país, ahora la tarea que nos corresponde es trabajar juntos, para completar lo que se inicio, y por fin convertir en realidad, lo que en el cantico de nuestro himno, se le debe rendir honor “en surcos de dolores, el bien germina ya.”