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Columnista - 12 agosto, 2016

Cabecita loca

Hoy es diferente, no tengo la cabeza vacía o en blanco, hoy tengo es un bololó, una cabecita loca con muchas ideas, pero desordenadas, sin importancia como para escribir, por ejemplo que es inconcebible que la especulación se pasee a sus anchas por el Valle y no hay una autoridad, que yo sepa, específica donde […]

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Hoy es diferente, no tengo la cabeza vacía o en blanco, hoy tengo es un bololó, una cabecita loca con muchas ideas, pero desordenadas, sin importancia como para escribir, por ejemplo que es inconcebible que la especulación se pasee a sus anchas por el Valle y no hay una autoridad, que yo sepa, específica donde uno pueda ir a quejarse como antes cuando existía la Oficina de Control y Precios. Se acuerdan Víctor Ochoa y mi tío Carlos Núñez Morón, que una vez compré una arroba de carne y el carnicero, recomendado de mi compadre Pastelito, me la metió al carro y cuando la bajé sentí que no pesaba nada y la repesé en el Ley y había escasos 8 kilos; me quejé y fueron conmigo y cuando verificamos el peso estaba perfecto, exacto y un niñito que estaba al lado me dijo: “Señor el peso conque le pesaron la carne está escondió debajo de ese cajón” y entonces el vendedor estafador me suplicó y me dijo que me daba 10 libras más, pero que no lo denunciara, no acepté, me completó la carne y lo sancionaron.

Hoy a dónde puedo ir para denunciar que me parece inconcebible que en el Aeropuerto un tinto cueste de 2 a 3 mil pesos, una cocacolita de 300 ml., que vale en cualquier parte mil barritas, allá nos las encajan en tres o más, al igual que una botella de agua o los dulces para niños y los mecatos en general, que los carritos de La Plaza se están pasando de nota y ya cobran 5 mil pesos por 10 minutos mal contados. Para qué hablar del queso, su precio es directamente proporcional a la posición social del que lo produce, con la excepción del Arhuaco que es el más caro de todos y creo que esté a 15 ó 16 mil pesos el kilo, cuando en el Mercado a excepción de este último, sus precios se diferencian por casi 3 ó 4 mil pesos, mejor no hablemos de la carne, que ya no se puede comer, al menos el de las Supertiendas en donde un kilo de lomo fino cuesta ya 28 ó 30 mil pesos. ¡Qué horror!

Y así es todo ante la mirada indiferente de las autoridades y el beneplácito obligado de los que compramos que nos tenemos que conformar con bravear, porque no tenemos una Oficina a donde ir a quejarnos.

Vi por la TV y la Prensa la movilización masiva de los colombianos en contra de la determinación de la Ministra o Ministro, no sé como es la vaina, y pienso que no le queda otra alternativa que renunciar, a no ser que el Presidente le diga que continúe porque eso le conviene al SÍ, pero al SÍ nos jodemos.

Ya ven, y todavía tengo un poco de vainas que decir, pero llegó la tiranía del espacio y acabó con todo.

***********************
Cómo me duele la desaparición en un trágico accidente aéreo en Antioquía del joven Luis Alberto Martínez, mi primo, hijo del primo hermano Alberto Martínez y Beatriz Prince, hombre él muy conocido en el gremio ganadero como Tico Martínez, alto dirigente de la Asociación de Ganado Cebú de Antioquía, hijo de mi tío Alberto Martínez Calderón, bisnieto y nieto de mi abuelo Rafael Martínez y Manuela Calderón. Que Dios lo reciba en su seno y para Tico y Beatriz que busquen al Señor que es el único que los puede consolar.

Dentro de la tristeza me llega un oasis de alegría: hoy cumple 16 años mi bella nieta, porque todos son bonitos, Sofía Guzmán Aponte, lo que me abre las puertas de la esperanza para ser bisabuelo. Para mi Sofi del alma muchas felicitaciones y los mejores deseos de que el hoy y el mañana siempre sean días de felicidad.

Columnista
12 agosto, 2016

Cabecita loca

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

Hoy es diferente, no tengo la cabeza vacía o en blanco, hoy tengo es un bololó, una cabecita loca con muchas ideas, pero desordenadas, sin importancia como para escribir, por ejemplo que es inconcebible que la especulación se pasee a sus anchas por el Valle y no hay una autoridad, que yo sepa, específica donde […]


Hoy es diferente, no tengo la cabeza vacía o en blanco, hoy tengo es un bololó, una cabecita loca con muchas ideas, pero desordenadas, sin importancia como para escribir, por ejemplo que es inconcebible que la especulación se pasee a sus anchas por el Valle y no hay una autoridad, que yo sepa, específica donde uno pueda ir a quejarse como antes cuando existía la Oficina de Control y Precios. Se acuerdan Víctor Ochoa y mi tío Carlos Núñez Morón, que una vez compré una arroba de carne y el carnicero, recomendado de mi compadre Pastelito, me la metió al carro y cuando la bajé sentí que no pesaba nada y la repesé en el Ley y había escasos 8 kilos; me quejé y fueron conmigo y cuando verificamos el peso estaba perfecto, exacto y un niñito que estaba al lado me dijo: “Señor el peso conque le pesaron la carne está escondió debajo de ese cajón” y entonces el vendedor estafador me suplicó y me dijo que me daba 10 libras más, pero que no lo denunciara, no acepté, me completó la carne y lo sancionaron.

Hoy a dónde puedo ir para denunciar que me parece inconcebible que en el Aeropuerto un tinto cueste de 2 a 3 mil pesos, una cocacolita de 300 ml., que vale en cualquier parte mil barritas, allá nos las encajan en tres o más, al igual que una botella de agua o los dulces para niños y los mecatos en general, que los carritos de La Plaza se están pasando de nota y ya cobran 5 mil pesos por 10 minutos mal contados. Para qué hablar del queso, su precio es directamente proporcional a la posición social del que lo produce, con la excepción del Arhuaco que es el más caro de todos y creo que esté a 15 ó 16 mil pesos el kilo, cuando en el Mercado a excepción de este último, sus precios se diferencian por casi 3 ó 4 mil pesos, mejor no hablemos de la carne, que ya no se puede comer, al menos el de las Supertiendas en donde un kilo de lomo fino cuesta ya 28 ó 30 mil pesos. ¡Qué horror!

Y así es todo ante la mirada indiferente de las autoridades y el beneplácito obligado de los que compramos que nos tenemos que conformar con bravear, porque no tenemos una Oficina a donde ir a quejarnos.

Vi por la TV y la Prensa la movilización masiva de los colombianos en contra de la determinación de la Ministra o Ministro, no sé como es la vaina, y pienso que no le queda otra alternativa que renunciar, a no ser que el Presidente le diga que continúe porque eso le conviene al SÍ, pero al SÍ nos jodemos.

Ya ven, y todavía tengo un poco de vainas que decir, pero llegó la tiranía del espacio y acabó con todo.

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Cómo me duele la desaparición en un trágico accidente aéreo en Antioquía del joven Luis Alberto Martínez, mi primo, hijo del primo hermano Alberto Martínez y Beatriz Prince, hombre él muy conocido en el gremio ganadero como Tico Martínez, alto dirigente de la Asociación de Ganado Cebú de Antioquía, hijo de mi tío Alberto Martínez Calderón, bisnieto y nieto de mi abuelo Rafael Martínez y Manuela Calderón. Que Dios lo reciba en su seno y para Tico y Beatriz que busquen al Señor que es el único que los puede consolar.

Dentro de la tristeza me llega un oasis de alegría: hoy cumple 16 años mi bella nieta, porque todos son bonitos, Sofía Guzmán Aponte, lo que me abre las puertas de la esperanza para ser bisabuelo. Para mi Sofi del alma muchas felicitaciones y los mejores deseos de que el hoy y el mañana siempre sean días de felicidad.