Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 11 mayo, 2017

El bumerang que aleja mucha gente del uribismo

Estamos a un año y 17 días de las elecciones para el cambio del Presidente de la República, ya que se llevará a cabo el 27 de mayo de 2018. Si ninguno de los candidatos obtiene la mitad más uno del total de los votos válidos, el 17 de junio siguiente se hará una segunda […]

Boton Wpp

Estamos a un año y 17 días de las elecciones para el cambio del Presidente de la República, ya que se llevará a cabo el 27 de mayo de 2018. Si ninguno de los candidatos obtiene la mitad más uno del total de los votos válidos, el 17 de junio siguiente se hará una segunda vuelta electoral entre los dos candidatos con mayor votación; el elegido, gobernará durante un cuatrienio, porque en Colombia la reelección presidencial fue eliminada por la coalición del actual presidente.

Con este preámbulo quiero llamar la atención en que tendremos un año político mucho más arrebatado que los anteriores, por no decir más lleno de insultos y falacias entre los componentes de las dos inclinaciones ideológicas que tienen polarizado a nuestro país, teniendo en cuenta la propuesta de las Farc en el sentido de que el próximo gobierno debe ser de transición, para proteger y poder cumplir lo pactado en los diálogos de paz. Enardecida por la primera reunión pública entre el máximo líder del Eln, Nicolás Rodríguez Bautista, alias ‘Gabino’ y ‘Timochenko’, el comandante jefe de las Farc, en La Habana, Cuba, donde analizaron y acordaron estrategias conjuntas, ya que lo acordado con el gobierno del presidente JM Santos parece irreversible por el espaldarazo recibido por el Consejo de Seguridad de la ONU en Bogotá y el aumento de 20 % en la ayuda de Estados Unidos al proceso de paz colombiano liderado por el presidente Santos. Sin duda alguna, estos dos respaldos internacionales son decisivos en la elección de nuestro futuro Presidente.

Sin embargo, la lucha por el poder gubernamental, reitero, será sin igual en los anales de nuestro país. Porque el uribismo, es decir, la ultra derecha viene con toda su jauría, lo cual quedó confirmado en la segunda convención del Partido Centro Democrático, donde sus posibles candidatos a la presidencia del país se esmeraron con sumas ganas en mostrar quién es el más genuino uribista, que en revelar el verdadero empeño de la solución de los problemas que padecemos todos los colombianos.

El único que dijo la verdad fue el exministro  del Interior y de Justicia del expresidente Álvaro Uribe Vélez, Fernando Londoño Hoyos, cuando en su discurso expresó que si el uribismo retomaba el poder haría trizas el acuerdo final de las Farc con el gobierno del presidente JM Santos, tal vez por aquello de que está impedido para ocupar cargos públicos, sanción disciplinaria impuesta por Edgardo Maya Villazón cuando fue Procurador General de la República.

No cabe duda de que el ahora Contralor General de la República es una persona cumplidora de su deber, en vista de que recientemente le pidió a la Agencia Nacional de Tierras investigar posibles irregularidades en la adjudicación o venta de baldíos a particulares, entre los cuales hay 133 hectáreas que corresponden a la sociedad “El Ubérrimo”, propiedad del expresidente Álvaro Uribe, 22.834 hectáreas de la Organización Luis Carlos Sarmiento Angulo y 3.816 hectáreas de familiares de Aurelio Iragorri Valencia, el actual Ministro de Agricultura y otros propietarios de 322 predios ubicados en varias regiones del país que en total suman 123.482 hectáreas. Ante el cumplimiento del Contralor General, el expresidente y senador responde con la insolencia de tildarlo como castro-chavista.

El discurso del uribismo de señalar como comunistas a los funcionarios que en sus desempeños honestos involucran a uribistas, es un bumerang que aleja a mucha gente del Partido Centro Democrático.

Por José Romero Churio

[email protected]

Columnista
11 mayo, 2017

El bumerang que aleja mucha gente del uribismo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Romero Churio

Estamos a un año y 17 días de las elecciones para el cambio del Presidente de la República, ya que se llevará a cabo el 27 de mayo de 2018. Si ninguno de los candidatos obtiene la mitad más uno del total de los votos válidos, el 17 de junio siguiente se hará una segunda […]


Estamos a un año y 17 días de las elecciones para el cambio del Presidente de la República, ya que se llevará a cabo el 27 de mayo de 2018. Si ninguno de los candidatos obtiene la mitad más uno del total de los votos válidos, el 17 de junio siguiente se hará una segunda vuelta electoral entre los dos candidatos con mayor votación; el elegido, gobernará durante un cuatrienio, porque en Colombia la reelección presidencial fue eliminada por la coalición del actual presidente.

Con este preámbulo quiero llamar la atención en que tendremos un año político mucho más arrebatado que los anteriores, por no decir más lleno de insultos y falacias entre los componentes de las dos inclinaciones ideológicas que tienen polarizado a nuestro país, teniendo en cuenta la propuesta de las Farc en el sentido de que el próximo gobierno debe ser de transición, para proteger y poder cumplir lo pactado en los diálogos de paz. Enardecida por la primera reunión pública entre el máximo líder del Eln, Nicolás Rodríguez Bautista, alias ‘Gabino’ y ‘Timochenko’, el comandante jefe de las Farc, en La Habana, Cuba, donde analizaron y acordaron estrategias conjuntas, ya que lo acordado con el gobierno del presidente JM Santos parece irreversible por el espaldarazo recibido por el Consejo de Seguridad de la ONU en Bogotá y el aumento de 20 % en la ayuda de Estados Unidos al proceso de paz colombiano liderado por el presidente Santos. Sin duda alguna, estos dos respaldos internacionales son decisivos en la elección de nuestro futuro Presidente.

Sin embargo, la lucha por el poder gubernamental, reitero, será sin igual en los anales de nuestro país. Porque el uribismo, es decir, la ultra derecha viene con toda su jauría, lo cual quedó confirmado en la segunda convención del Partido Centro Democrático, donde sus posibles candidatos a la presidencia del país se esmeraron con sumas ganas en mostrar quién es el más genuino uribista, que en revelar el verdadero empeño de la solución de los problemas que padecemos todos los colombianos.

El único que dijo la verdad fue el exministro  del Interior y de Justicia del expresidente Álvaro Uribe Vélez, Fernando Londoño Hoyos, cuando en su discurso expresó que si el uribismo retomaba el poder haría trizas el acuerdo final de las Farc con el gobierno del presidente JM Santos, tal vez por aquello de que está impedido para ocupar cargos públicos, sanción disciplinaria impuesta por Edgardo Maya Villazón cuando fue Procurador General de la República.

No cabe duda de que el ahora Contralor General de la República es una persona cumplidora de su deber, en vista de que recientemente le pidió a la Agencia Nacional de Tierras investigar posibles irregularidades en la adjudicación o venta de baldíos a particulares, entre los cuales hay 133 hectáreas que corresponden a la sociedad “El Ubérrimo”, propiedad del expresidente Álvaro Uribe, 22.834 hectáreas de la Organización Luis Carlos Sarmiento Angulo y 3.816 hectáreas de familiares de Aurelio Iragorri Valencia, el actual Ministro de Agricultura y otros propietarios de 322 predios ubicados en varias regiones del país que en total suman 123.482 hectáreas. Ante el cumplimiento del Contralor General, el expresidente y senador responde con la insolencia de tildarlo como castro-chavista.

El discurso del uribismo de señalar como comunistas a los funcionarios que en sus desempeños honestos involucran a uribistas, es un bumerang que aleja a mucha gente del Partido Centro Democrático.

Por José Romero Churio

[email protected]