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Columnista - 4 noviembre, 2012

Buena institución

Por: Nuris Esther Pardo Conrado En uno de mis periplos por los municipios que componen la geografía del departamento del Cesar me topé con el docente Edalso Martínez Palacio, quien con su esfuerzo, abnegación  y dedicación se convirtió en un forjador de conocimiento en la institución educativa de su propiedad Instituto Divino Salvador, en  el […]

Por: Nuris Esther Pardo Conrado
En uno de mis periplos por los municipios que componen la geografía del departamento del Cesar me topé con el docente Edalso Martínez Palacio, quien con su esfuerzo, abnegación  y dedicación se convirtió en un forjador de conocimiento en la institución educativa de su propiedad Instituto Divino Salvador, en  el municipio de Curumaní.

El profesor Martínez Palacio, llegó primero a Valledupar procedente del Carmen de Bolívar su tierra natal, para luego trasladarse al centro del Cesar a educar a cientos de niños y niñas con tesón e hidalguía, sin recibir apoyo público de ninguna clase ni pedir nada a cambio, con dignidad y carácter, solo con la tiza y su voz férrea y definida ha logrado salir adelante demostrando que la constancia logra lo que la dicha no alcanza y que no hay que temer para dar el primer paso ya que no se puede cruzar un abismo en dos pequeños saltos. Ejemplo para la juventud de hoy que todo lo quiere rápido y fácil utilizando siempre la llamada ley del menor esfuerzo.

Al hablarde cómo se constituyó el colegio Divino Salvador con el profesor Martínez Palacio, encontramos a un ser humano comprometido con el bienestar de sus semejantes y convencido de que la educación es la forma más expedita para igualar la sociedad. El colegio nació en el año 83 del siglo pasado, un once de noviembre, únicamente con básica primaria, tenía veintitrés estudiantes en las dos jornadas y él como único profesor, casa alquilada y aulas reducidas, sólo pudo graduar con inconmensurable esfuerzo a dos niños en la primera promoción, dada la complejidad de la situación.
Hoy la institución educativa cuenta con más de doscientos diez estudiantes, reconocida como superior en las pruebas del saber, sede adecuada ubicada en la calle 7 N° 18-64, auditorio propio y amplio, una planta de quince docentes a más de los de apoyo que le acompañan en su ardua labor, y sus egresados son distinguidos por su sapiencia, ponderación y disciplina, demostrando que están preparados para enfrentarse y dar solución a los problemas reales que demanda la sociedad actual.

Este prohombre ha sido un quijote, paladín de la educación y del saber que merece todo el reconocimiento de la sociedad curumanilense, sobre todo en estos tiempos de frivolidades y de creer que todo es efímero y desechable.
Hoy, después de veintinueve promociones de básica primaria, cuenta con su propia banda cívica representativa del municipio. Como diría el informe de la OCDE, la creatividad y la capacidad de iniciativa y de asumir riesgos son aptitudes que deberían primar en la educación para permitir que las personas puedan adaptarse a un mundo cambiante en el que la producción de conocimientos se acelera vertiginosamente.

No se trata de supeditar la memoria al análisis o viceversa en la educación, ambos tienen que coincidir en igualdad de ubicaciones, para que se genere un ser humano preparado en un mundo donde el conocimiento es cada día más cambiante y complejo.
Desde esta humilde tribuna le deseamos parabienes y muchos años más de educación, esfuerzo y dedicación, como la de estos primeros veintinueve años de existencia.
[email protected]

Columnista
4 noviembre, 2012

Buena institución

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Nurys Pardo Conrado

Por: Nuris Esther Pardo Conrado En uno de mis periplos por los municipios que componen la geografía del departamento del Cesar me topé con el docente Edalso Martínez Palacio, quien con su esfuerzo, abnegación  y dedicación se convirtió en un forjador de conocimiento en la institución educativa de su propiedad Instituto Divino Salvador, en  el […]


Por: Nuris Esther Pardo Conrado
En uno de mis periplos por los municipios que componen la geografía del departamento del Cesar me topé con el docente Edalso Martínez Palacio, quien con su esfuerzo, abnegación  y dedicación se convirtió en un forjador de conocimiento en la institución educativa de su propiedad Instituto Divino Salvador, en  el municipio de Curumaní.

El profesor Martínez Palacio, llegó primero a Valledupar procedente del Carmen de Bolívar su tierra natal, para luego trasladarse al centro del Cesar a educar a cientos de niños y niñas con tesón e hidalguía, sin recibir apoyo público de ninguna clase ni pedir nada a cambio, con dignidad y carácter, solo con la tiza y su voz férrea y definida ha logrado salir adelante demostrando que la constancia logra lo que la dicha no alcanza y que no hay que temer para dar el primer paso ya que no se puede cruzar un abismo en dos pequeños saltos. Ejemplo para la juventud de hoy que todo lo quiere rápido y fácil utilizando siempre la llamada ley del menor esfuerzo.

Al hablarde cómo se constituyó el colegio Divino Salvador con el profesor Martínez Palacio, encontramos a un ser humano comprometido con el bienestar de sus semejantes y convencido de que la educación es la forma más expedita para igualar la sociedad. El colegio nació en el año 83 del siglo pasado, un once de noviembre, únicamente con básica primaria, tenía veintitrés estudiantes en las dos jornadas y él como único profesor, casa alquilada y aulas reducidas, sólo pudo graduar con inconmensurable esfuerzo a dos niños en la primera promoción, dada la complejidad de la situación.
Hoy la institución educativa cuenta con más de doscientos diez estudiantes, reconocida como superior en las pruebas del saber, sede adecuada ubicada en la calle 7 N° 18-64, auditorio propio y amplio, una planta de quince docentes a más de los de apoyo que le acompañan en su ardua labor, y sus egresados son distinguidos por su sapiencia, ponderación y disciplina, demostrando que están preparados para enfrentarse y dar solución a los problemas reales que demanda la sociedad actual.

Este prohombre ha sido un quijote, paladín de la educación y del saber que merece todo el reconocimiento de la sociedad curumanilense, sobre todo en estos tiempos de frivolidades y de creer que todo es efímero y desechable.
Hoy, después de veintinueve promociones de básica primaria, cuenta con su propia banda cívica representativa del municipio. Como diría el informe de la OCDE, la creatividad y la capacidad de iniciativa y de asumir riesgos son aptitudes que deberían primar en la educación para permitir que las personas puedan adaptarse a un mundo cambiante en el que la producción de conocimientos se acelera vertiginosamente.

No se trata de supeditar la memoria al análisis o viceversa en la educación, ambos tienen que coincidir en igualdad de ubicaciones, para que se genere un ser humano preparado en un mundo donde el conocimiento es cada día más cambiante y complejo.
Desde esta humilde tribuna le deseamos parabienes y muchos años más de educación, esfuerzo y dedicación, como la de estos primeros veintinueve años de existencia.
[email protected]