En los albores de los años 80, recién graduado de bachiller, llegué a Bogotá con una mano adelante y la otra atrás. Mi compañero musical en Valledupar, y con quien acababa de grabar un LP, ‘Miguelito’ Ahumada, me había facilitado dos números telefónicos de acordeoneros residentes en Bogotá: el santandereano Henry Sanmiguel Sanabria y el […]
En los albores de los años 80, recién graduado de bachiller, llegué a Bogotá con una mano adelante y la otra atrás. Mi compañero musical en Valledupar, y con quien acababa de grabar un LP, ‘Miguelito’ Ahumada, me había facilitado dos números telefónicos de acordeoneros residentes en Bogotá: el santandereano Henry Sanmiguel Sanabria y el boyacense Alfonso Cortes Marroquín, a quienes contacté de inmediato en la fría capital, inicié una relación musical con estos acordeoneros no costeños, con los cuales tengo mucho agradecimiento y conservo una gran amistad.
Desde entonces, he observado la progresiva afición y apasionamiento de la gente de Boyacá y Santander por la música vallenata, a tal punto que la población de Nobsa, situada a más de dos mil quinientos metros sobre el nivel del mar, completa ya 34 años realizando un hermoso festival vallenato que se ha constituido en ejemplo para muchos eventos costeños; mientras que en Barrancabermeja se realiza año tras año uno de los más importantes festivales de este género musical en Colombia.
En el presente año, dos boyacenses se quedaron con los títulos más apetecidos en la máxima fiesta del folclor vallenato en el mundo: el Festival de la Leyenda Vallenata. Julián Mojica Galvis, nacido en Paz del Río, se alzó con la apreciada corona de Rey Profesional, y Ronald Torres Salamanca, nacido en Duitama, se coronó Rey Aficionado.
Pero, los santandereanos no se quedaron atrás. La primera corona de Rey Infantil de la Piqueria se la llevó para Barrancabermeja Julio Andrés Gil Barros, y el Rey Juvenil en la modalidad de acordeoneros fue otro barramejo: Yerson Robles Peña, un joven que pisa fuerte y a quien le deparan muchas otras coronas en las demás categorías.
Este fenómeno folclórico que viene ocurriendo para bien de la música vallenata, de que en otros departamentos distintos a los del Caribe colombiano, no solo bailen, canten y les guste el vallenato, sino que se compenetren de tal manera que hoy compositores e intérpretes provengan de otras regiones del país, e incluso, participantes extranjeros ya se atrevan a enfrentarse en franca lid a los nuestros, es una muestra más de que avanzamos en el camino correcto.
Pero esto se viene gestando hace mucho rato, desde que Hernando Cely Cristancho (QEPD) inició la tarea a mediados de los años 80, cuando dio el primer campanazo de alerta en Villanueva, Valledupar y Fonseca. Después le siguieron otros boyacenses como Sergio ‘Checheo’ Suárez, Weimar Rojas Gamba y Jairo Alexander Pizza, acordeoneros que le abrieron el camino a los actuales reyes vallenatos boyacenses. Barrancabermeja, como todo Santander, tiene grandes acordeoneros como Samuel Alberto Ariza, Víctor Reyes Leuro, Jairo Andrés De la Ossa, entre otros, sin olvidarnos del Rey Profesional de la Piqueria en dos oportunidades, Andrés Barros Méndez.
En los albores de los años 80, recién graduado de bachiller, llegué a Bogotá con una mano adelante y la otra atrás. Mi compañero musical en Valledupar, y con quien acababa de grabar un LP, ‘Miguelito’ Ahumada, me había facilitado dos números telefónicos de acordeoneros residentes en Bogotá: el santandereano Henry Sanmiguel Sanabria y el […]
En los albores de los años 80, recién graduado de bachiller, llegué a Bogotá con una mano adelante y la otra atrás. Mi compañero musical en Valledupar, y con quien acababa de grabar un LP, ‘Miguelito’ Ahumada, me había facilitado dos números telefónicos de acordeoneros residentes en Bogotá: el santandereano Henry Sanmiguel Sanabria y el boyacense Alfonso Cortes Marroquín, a quienes contacté de inmediato en la fría capital, inicié una relación musical con estos acordeoneros no costeños, con los cuales tengo mucho agradecimiento y conservo una gran amistad.
Desde entonces, he observado la progresiva afición y apasionamiento de la gente de Boyacá y Santander por la música vallenata, a tal punto que la población de Nobsa, situada a más de dos mil quinientos metros sobre el nivel del mar, completa ya 34 años realizando un hermoso festival vallenato que se ha constituido en ejemplo para muchos eventos costeños; mientras que en Barrancabermeja se realiza año tras año uno de los más importantes festivales de este género musical en Colombia.
En el presente año, dos boyacenses se quedaron con los títulos más apetecidos en la máxima fiesta del folclor vallenato en el mundo: el Festival de la Leyenda Vallenata. Julián Mojica Galvis, nacido en Paz del Río, se alzó con la apreciada corona de Rey Profesional, y Ronald Torres Salamanca, nacido en Duitama, se coronó Rey Aficionado.
Pero, los santandereanos no se quedaron atrás. La primera corona de Rey Infantil de la Piqueria se la llevó para Barrancabermeja Julio Andrés Gil Barros, y el Rey Juvenil en la modalidad de acordeoneros fue otro barramejo: Yerson Robles Peña, un joven que pisa fuerte y a quien le deparan muchas otras coronas en las demás categorías.
Este fenómeno folclórico que viene ocurriendo para bien de la música vallenata, de que en otros departamentos distintos a los del Caribe colombiano, no solo bailen, canten y les guste el vallenato, sino que se compenetren de tal manera que hoy compositores e intérpretes provengan de otras regiones del país, e incluso, participantes extranjeros ya se atrevan a enfrentarse en franca lid a los nuestros, es una muestra más de que avanzamos en el camino correcto.
Pero esto se viene gestando hace mucho rato, desde que Hernando Cely Cristancho (QEPD) inició la tarea a mediados de los años 80, cuando dio el primer campanazo de alerta en Villanueva, Valledupar y Fonseca. Después le siguieron otros boyacenses como Sergio ‘Checheo’ Suárez, Weimar Rojas Gamba y Jairo Alexander Pizza, acordeoneros que le abrieron el camino a los actuales reyes vallenatos boyacenses. Barrancabermeja, como todo Santander, tiene grandes acordeoneros como Samuel Alberto Ariza, Víctor Reyes Leuro, Jairo Andrés De la Ossa, entre otros, sin olvidarnos del Rey Profesional de la Piqueria en dos oportunidades, Andrés Barros Méndez.