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Columnista - 5 octubre, 2019

Bolívar al compás de la política de hoy

La serie televisiva Bolívar el Libertador, que trasmite Caracol, se ha convertido actualmente en un espacio de gran aceptación y creciente expectativa, teniendo en cuenta que en sus episodios narra hechos de la vida real de ese prócer de la independencia. Un hombre que a decir verdad desde muy niño se enfrentó a un mundo […]

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La serie televisiva Bolívar el Libertador, que trasmite Caracol, se ha convertido actualmente en un espacio de gran aceptación y creciente expectativa, teniendo en cuenta que en sus episodios narra hechos de la vida real de ese prócer de la independencia.

Un hombre que a decir verdad desde muy niño se enfrentó a un mundo de dificultades; supo sortear las circunstancias al quedar huérfano de madre, luego perdió a su padre, más tarde a su esposa, siguiendo su ti; aun así adopto un carácter firme, decidido y maduro. Es el caso de haber jurado al féretro de su esposa no casarse nunca más, la amó hasta lo infinito.

Muy a pesar que algunos historiadores a nivel Latinoamericano lo tildan de tirano, traidor y déspota, lo cierto es que fue un motor de revolución para la liberación de cinco naciones. Su trasegar dentro de la vida militar, lo convirtió en un verdadero guerrero, un batallador incansable. Sorprende a nivel global que en mula recorrió los más recónditos lugares de la geografía suramericana.

Bajo esta pasión por la acción militar y su resistencia a las prolongadas cabalgatas, fue apodado por sus soldados “Culo de hierro”. Siempre tenía un plan B; es más en su mula siempre llevaba el bacín, una forma de enseñar los principios básico de la higiene, cuidar el medio ambiente, quien no la utilizara, ordenaba al hacer sus excretas, hiciera como el gato.

Todo este viacrucis que vivió Bolívar se sintetiza en una frase, creer en sí mismo; su recordado amor por desarraigar la esclavitud lo llevo minuto a minuto a interpretar y materializar las enseñanzas que aprendió de Rosseau con obras: El Emilio y El Contrato Social, textos recomendados por su profesor de cabecera Simón Rodríguez, donde fortaleció su espíritu insurgente.

Odiaba el despotismo y el oprobioso régimen español. Reflexionar sobre la vida, honra y acciones del libertador es reconocer la grandeza de un ser de darlo todo por la causa libertadora. Este contexto llama poderosamente la atención, puesto que nos circunscribe en la existencia de un hombre desapegado a los bienes materiales.

Esta escena nos conduce a las enseñanzas bíblicas, cuando Jesús le dice a los apóstoles: venid, acompañadme, y dejadlo todo: esto denota no estar apegado a lo material, que por desgracia destruye la conciencia de los mortales. El hombre moderno al contraste al testimonio en referencia se mata y mata a otros por el poder y la riqueza; fenómeno este de tener en cuenta hoy, cuando estamos en el hervidero de una conmocionada en contienda política.

Aflora aquí, la existencia de caciques corruptos i gamonales políticos, que son capaces de liquidar al líderes que se les atraviesen en sus pretensiones, no quieren rivales. En el sector gubernamental hoy se observa el nepotismo para seguir atornillado al poder, sistema asqueroso que trunca la participación de otros ciudadanos de ser elegidos.

Esto conlleva a reflexionar sobre la importancia de nuestra juventud, preparada académica e intelectualmente que igual a Bolívar debe inspirarse en los principios misionales de gran valía como lo honestidad, solidaridad, respeto, la honradez; pesar con el corazón en la gente para ayudar al colectivo y no en el individualismo; es decir, el político de hoy no debe ser mezquino, avaro; no solo pensar en el poder, en el usufructo personal debe tratar de dejar un legado como huella imborrable de sus acciones.

Por eso se deben elegir representantes para que sean dignos de nuestros intereses y no al revés. Promotores de un verdadero liderazgo de gestión al servicio de los demás y sobretodo agradecer el apoyo y respaldo de la gente en particular de las proezas de los grandes hombres que deben tener como referente.

Columnista
5 octubre, 2019

Bolívar al compás de la política de hoy

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jairo Franco Salas

La serie televisiva Bolívar el Libertador, que trasmite Caracol, se ha convertido actualmente en un espacio de gran aceptación y creciente expectativa, teniendo en cuenta que en sus episodios narra hechos de la vida real de ese prócer de la independencia. Un hombre que a decir verdad desde muy niño se enfrentó a un mundo […]


La serie televisiva Bolívar el Libertador, que trasmite Caracol, se ha convertido actualmente en un espacio de gran aceptación y creciente expectativa, teniendo en cuenta que en sus episodios narra hechos de la vida real de ese prócer de la independencia.

Un hombre que a decir verdad desde muy niño se enfrentó a un mundo de dificultades; supo sortear las circunstancias al quedar huérfano de madre, luego perdió a su padre, más tarde a su esposa, siguiendo su ti; aun así adopto un carácter firme, decidido y maduro. Es el caso de haber jurado al féretro de su esposa no casarse nunca más, la amó hasta lo infinito.

Muy a pesar que algunos historiadores a nivel Latinoamericano lo tildan de tirano, traidor y déspota, lo cierto es que fue un motor de revolución para la liberación de cinco naciones. Su trasegar dentro de la vida militar, lo convirtió en un verdadero guerrero, un batallador incansable. Sorprende a nivel global que en mula recorrió los más recónditos lugares de la geografía suramericana.

Bajo esta pasión por la acción militar y su resistencia a las prolongadas cabalgatas, fue apodado por sus soldados “Culo de hierro”. Siempre tenía un plan B; es más en su mula siempre llevaba el bacín, una forma de enseñar los principios básico de la higiene, cuidar el medio ambiente, quien no la utilizara, ordenaba al hacer sus excretas, hiciera como el gato.

Todo este viacrucis que vivió Bolívar se sintetiza en una frase, creer en sí mismo; su recordado amor por desarraigar la esclavitud lo llevo minuto a minuto a interpretar y materializar las enseñanzas que aprendió de Rosseau con obras: El Emilio y El Contrato Social, textos recomendados por su profesor de cabecera Simón Rodríguez, donde fortaleció su espíritu insurgente.

Odiaba el despotismo y el oprobioso régimen español. Reflexionar sobre la vida, honra y acciones del libertador es reconocer la grandeza de un ser de darlo todo por la causa libertadora. Este contexto llama poderosamente la atención, puesto que nos circunscribe en la existencia de un hombre desapegado a los bienes materiales.

Esta escena nos conduce a las enseñanzas bíblicas, cuando Jesús le dice a los apóstoles: venid, acompañadme, y dejadlo todo: esto denota no estar apegado a lo material, que por desgracia destruye la conciencia de los mortales. El hombre moderno al contraste al testimonio en referencia se mata y mata a otros por el poder y la riqueza; fenómeno este de tener en cuenta hoy, cuando estamos en el hervidero de una conmocionada en contienda política.

Aflora aquí, la existencia de caciques corruptos i gamonales políticos, que son capaces de liquidar al líderes que se les atraviesen en sus pretensiones, no quieren rivales. En el sector gubernamental hoy se observa el nepotismo para seguir atornillado al poder, sistema asqueroso que trunca la participación de otros ciudadanos de ser elegidos.

Esto conlleva a reflexionar sobre la importancia de nuestra juventud, preparada académica e intelectualmente que igual a Bolívar debe inspirarse en los principios misionales de gran valía como lo honestidad, solidaridad, respeto, la honradez; pesar con el corazón en la gente para ayudar al colectivo y no en el individualismo; es decir, el político de hoy no debe ser mezquino, avaro; no solo pensar en el poder, en el usufructo personal debe tratar de dejar un legado como huella imborrable de sus acciones.

Por eso se deben elegir representantes para que sean dignos de nuestros intereses y no al revés. Promotores de un verdadero liderazgo de gestión al servicio de los demás y sobretodo agradecer el apoyo y respaldo de la gente en particular de las proezas de los grandes hombres que deben tener como referente.