Las sanciones sacudieron la economía de Rusia en las primeras semanas y meses posteriores a su invasión de Ucrania en febrero de 2022, cuando los aliados occidentales intentaron excluir a Moscú de las finanzas y el comercio globales en respuesta a lo que se considera como una guerra de agresión.
Las sanciones sacudieron la economía de Rusia en las primeras semanas y meses posteriores a su invasión de Ucrania en febrero de 2022, cuando los aliados occidentales intentaron excluir a Moscú de las finanzas y el comercio globales en respuesta a lo que se considera como una guerra de agresión. La economía rusa, seriamente debilitada, se ha estabilizado con la ayuda de China, su socio vital y clave. Corea del Norte, enemigo declarado de Estados Unidos, ayuda a Putin en su esfuerzo bélico enviando tropas a combatir en Ucrania.
Estas asociaciones son la visión multipolar de Vladimir Putin, en aras de socavar la capacidad de Occidente liderado por Estados Unidos, el cual ejerce su poder imponiendo sus normas globales mediante sanciones y otras prácticas económicas y diplomáticas.
El economista de Goldman Sachs, Jim O’Neill, planteó en un artículo de investigación de 2001, que el crecimiento de los entonces países “BRIC” (Brasil, Rusia, India y China) estaba destinado a desafiar a las economías ricas dominantes del G7. Rusia en 2009, fue el primero en convocar una reunión de los cuatro países, una decisión motivada por el creciente deseo del presidente Vladimir Putin, de crear un contrapeso a Occidente. Desde entonces, los jefes de Estado del BRICS se reúnen anualmente y cada país asume una presidencia de un año para fijar prioridades.
Los BRICS no tienen una carta de navegación estricta, contrario a sus prioridades relacionadas con “abogar por una mayor representación en las organizaciones globales, coordinar la política económica, reducir la dependencia del dólar estadounidense y crear un sistema de financiación alternativo”. En términos puntuales, la intención real y concreta consiste en acabar con los Acuerdos de Bretton Woods de julio de 1944.
La 16ª Cumbre de los BRICS+ (Nuevos miembros Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos) que terminó en la ciudad rusa de Kazán el 23 de octubre, estuvo motivada por la ambición de renacer los antiguos imperios y por la intención de reformar el orden mundial. En estas circunstancias, ser anfitrión de una cumbre tiene un significado simbólico y sustancial para el régimen de Putin, desde que invadió Ucrania, Occidente comenzó a tratar a Rusia como un paria. Putin no puede viajar a muchos países porque la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto en su contra.
Los países occidentales han restado importancia al crecimiento del bloque BRICS+. El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, dijo que Washington no ve a los BRICS como un rival geopolítico, mientras que la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha desestimado en gran medida los esfuerzos por alejarse del dólar. Sin embargo, es improcedente descuidar o restarle importancia al crecimiento agresivo del sentimiento antioccidental. Al Bloque BRICS+ no le seducen las alianzas basadas en valores y un multilateralismo basado en reglas. Su interés se centra en cambiar las reglas de las finanzas globales, el comercio y otros procedimientos mediante el establecimiento de nuevas normas.
Estados Unidos está ocupado en el proceso electoral del próximo 5 de noviembre, no obstante, en su agenda global debe estar en negrita el propósito de Rusia por establecer un “orden mundial más justo”, mientras sigue adelante con su tercer año de guerra en Ucrania.
Por: Luis Elquis Díaz.
Las sanciones sacudieron la economía de Rusia en las primeras semanas y meses posteriores a su invasión de Ucrania en febrero de 2022, cuando los aliados occidentales intentaron excluir a Moscú de las finanzas y el comercio globales en respuesta a lo que se considera como una guerra de agresión.
Las sanciones sacudieron la economía de Rusia en las primeras semanas y meses posteriores a su invasión de Ucrania en febrero de 2022, cuando los aliados occidentales intentaron excluir a Moscú de las finanzas y el comercio globales en respuesta a lo que se considera como una guerra de agresión. La economía rusa, seriamente debilitada, se ha estabilizado con la ayuda de China, su socio vital y clave. Corea del Norte, enemigo declarado de Estados Unidos, ayuda a Putin en su esfuerzo bélico enviando tropas a combatir en Ucrania.
Estas asociaciones son la visión multipolar de Vladimir Putin, en aras de socavar la capacidad de Occidente liderado por Estados Unidos, el cual ejerce su poder imponiendo sus normas globales mediante sanciones y otras prácticas económicas y diplomáticas.
El economista de Goldman Sachs, Jim O’Neill, planteó en un artículo de investigación de 2001, que el crecimiento de los entonces países “BRIC” (Brasil, Rusia, India y China) estaba destinado a desafiar a las economías ricas dominantes del G7. Rusia en 2009, fue el primero en convocar una reunión de los cuatro países, una decisión motivada por el creciente deseo del presidente Vladimir Putin, de crear un contrapeso a Occidente. Desde entonces, los jefes de Estado del BRICS se reúnen anualmente y cada país asume una presidencia de un año para fijar prioridades.
Los BRICS no tienen una carta de navegación estricta, contrario a sus prioridades relacionadas con “abogar por una mayor representación en las organizaciones globales, coordinar la política económica, reducir la dependencia del dólar estadounidense y crear un sistema de financiación alternativo”. En términos puntuales, la intención real y concreta consiste en acabar con los Acuerdos de Bretton Woods de julio de 1944.
La 16ª Cumbre de los BRICS+ (Nuevos miembros Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos) que terminó en la ciudad rusa de Kazán el 23 de octubre, estuvo motivada por la ambición de renacer los antiguos imperios y por la intención de reformar el orden mundial. En estas circunstancias, ser anfitrión de una cumbre tiene un significado simbólico y sustancial para el régimen de Putin, desde que invadió Ucrania, Occidente comenzó a tratar a Rusia como un paria. Putin no puede viajar a muchos países porque la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto en su contra.
Los países occidentales han restado importancia al crecimiento del bloque BRICS+. El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, dijo que Washington no ve a los BRICS como un rival geopolítico, mientras que la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha desestimado en gran medida los esfuerzos por alejarse del dólar. Sin embargo, es improcedente descuidar o restarle importancia al crecimiento agresivo del sentimiento antioccidental. Al Bloque BRICS+ no le seducen las alianzas basadas en valores y un multilateralismo basado en reglas. Su interés se centra en cambiar las reglas de las finanzas globales, el comercio y otros procedimientos mediante el establecimiento de nuevas normas.
Estados Unidos está ocupado en el proceso electoral del próximo 5 de noviembre, no obstante, en su agenda global debe estar en negrita el propósito de Rusia por establecer un “orden mundial más justo”, mientras sigue adelante con su tercer año de guerra en Ucrania.
Por: Luis Elquis Díaz.